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miércoles, 16 de julio de 2014

Quimera




Capitulo 5


Chris me siguió todo el recorrido en metro por Nueva York hasta que llegué a mi destino, el demonio me miró alzando una ceja.
No parecía muy sorprendido, de hecho podía ver que no era la primera vez que estaba por allí.
Saqué del bolso mi recién estrenada Cannon y fotografié a algunas personas que vestían de forma gótica y siniestra. No parecía hacerles mucha gracia que les tomaran fotos, pero yo solía evitar publicarlas si salían los rostros, normalmente solía difuminarlos pero prefería tomar a la gente por la espalda.
El garito al que poco a poco y sin darme cuenta me acerqué era de lo más pintoresco.
La entrada era una enorme boca con colmillos a la que no me pude resistir a hacer unas cuantas fotografías.
El hombre que había cuidando la puerta iba genial caracterizado, de hecho parecía un ogro de verdad...¿Existían los ogros? Me pregunté a mi misma mientras volvía a mirar a aquel... ser, con otros ojos.
Fue entonces cuando sin querer tropecé contra alguien y caí al suelo.

  • Disculpe – dije asegurándome primero de que la cámara estaba bien. Luego subí la vista hacia la persona contra la que había chocado.
  • Estas más que perdonada... señorita... - dijo un hombre increíblemente guapo tendiéndome la mano.
  • Blow, Norah Blow – me presenté estrechándosela sin apartar la mirada de sus ojos verdes esmeralda, que de alguna forma me resultaban de lo más familiares. Su pelo castaño estaba peinado hacia arriba de forma descuidada, pero demasiado perfecta para no ser de forma intencional.
  • Encantado de verte, yo soy Nathan – contestó el extraño – este es mi bar, veo que eres fotógrafo – dijo señalando con la cabeza mi cámara. Por el rabillo del ojo pude ver a Chris apoyado sobre una pared observando todo lo que pasaba, pero sin interactuar en absoluto, de hecho se había ocultado bajo la oscuridad de una farola rota.
  • Si, me gustaría poder fotografiarlo por dentro, ¿seria eso posible? - dije con toda mi cara.
  • Eso no va a ser posible, me temo que la privacidad de mis clientes es lo primero, lo siento, pero no dude en venir a visitarlo cuando quiera – fue en ese momento en el que me di cuenta de que no estaba solo, a una velocidad espeluznante aparecieron dos hombres corpulentos escoltándolo uno a cada lado y los tres se dirigieron hacia la puerta del garito. Había anhelo y tristeza en la ultima mirada que me había lanzado antes de entrar por la puerta del Club. De alguna extraña manera mi corazón se encogió cuando mis ojos dejaron de verle.
  • Puedes dejar de babear – me dijo una voz al oído. El grito que pegué quedo ahogado por el claxon de un coche, pero mi cámara salió despedida hacia delante y no me lo pensé dos veces, utilicé mi velocidad para alcanzarla. Chris fue mucho más rápido que yo y ambos chocamos. Me sujetó fuertemente de la cintura y pegó su nariz a la mía. Intenté zafarme, pero mi fuerza no era nada comparada con la suya.
  • Dame mi cámara... por favor – le dije con el poco oxigeno que tenían mis pulmones, se dio cuenta y aflojo el agarre, pero no me soltó.
  • Si me dices que eres – susurró en mi oído, el miedo me recorrió por dentro con un escalofrió.
  • Soy un mestizo – dije sin mas, podía fingir ser hijo de un demonio y un humano.
  • Eso no puede ser del todo cierto... estas acostándote con un cazador no puedes ser mitad demonio... no eres un cazador tampoco, ni un dhampir... - por alguna extraña razón me dio la sensación de que estaba jugando conmigo. Tenía una sensación extraña... tenía la casi certeza de que ese demonio sabía perfectamente lo que yo era y que simplemente estaba jugando.
  • Soy hija de un demonio y una bruja – dije sin mas, era la única combinación que él no había dicho y que según todo lo explicado esa noche podía explicar mis poderes.
  • Es posible... - dijo divertido.
  • ¿Qué demonios es eso? - pregunté apartándome de golpe del demonio. Una chica estaba gritando en un callejón, salí corriendo hacia allí sin preocuparme de ocultar mi velocidad.

Una joven de poco más de veinte años estaba contra la pared y un tipo estaba sobre ella con la cabeza en su cuello, y el olor a sangre inundaba el callejón. No lo pensé demasiado y cogí al que supuse que era un vampiro y tiré de él hacia atrás. No me esperaba y conseguí lanzarle lo suficientemente lejos como para poder sujetar a la chica por la cintura.

El vampiro se lanzó contra mi, pero Chris lo intercepto y le rompió el cuello delante mía. Un gritó ahogado por las palpitaciones de mi corazón amenazaba con salir de mi garganta, pero lo único que salio de mi boca fue un pequeño graznido.

La boca comenzó a babearme, la sangre de la chica llamaba a el monstruo que tenía dentro, jamas había sentido algo así, mi corazón palpitaba con fuerza y mi boca de repente se había quedado completamente seca.

Chris me quito a la mujer de encima y clavó su boca en su cuello, dando varios tragos largos. Mi garganta cada vez más seca me pedía beber, pero no era agua lo que quería, era la sangre de esa chica.

  • ¿Vas a querer beber? - preguntó cuando apartó su boca del cuello de la chica.
  • ¡No! - grité horrorizada conmigo misma y mis instintos. Fue entonces cuando Chris partió e cuello de la chica con un ligero movimiento de manos y su cuerpo inerte cayó al suelo como si fuera un muñeco de trapo.
  • Vámonos, el vampiro se va a recuperar pronto y no te gustaría estar aquí cuando despierte – me dijo sin más marchándose del callejón.
  • Acabas de matar a una chiquilla – le dije intentando sonar horrorizada y amenazante, pero las palabras salieron de mi boca somo un susurro incrédulo... yo acababa de ver un asesinato – Voy a llamar a la policía – dije sacando el móvil de mi bolso. La mano de Chris interceptó mi movimiento y yo me quede congelada de miedo.
  • Yo soy la policía y te digo que nos marchemos de aquí ya mismo si no quieres ser la siguiente – amenazó tirando de mi brazo.

No abrí el pico en todo el camino de vuelta, ni siquiera me atrevía a mirarlo, acababa de matar a alguien y estaba tan tranquilo, como si no hubiera pasado nada.

  • Por lo que veo, nunca te has alimentado ¿verdad? - dijo una vez estuvimos en el ascensor de mi edificio.
  • ¿Alimentarme? No soy ningún vampiro – le dije casi con lagrimas en los ojos.
  • Esta mañana te vi tomando hierro – comentó dejándome sorprendida – tu parte demonio tiene que tomar sangre humana para que no tengas anemia, ¿no te han explicado eso tus padres? Y que me dices de tu novio el cazador ¿No te lo ha dicho o te lo ha prohibido para no tener que cazarte? - preguntó con la ira y el sarcasmo rasgando su voz en cada silaba.
  • Yo... no... hoy he sabido lo que soy – reconocí más para mi misma que a él que se quedo completamente paralizado.
  • Eso lo explica todo, escuche el final de tu conversación con tu amorcito – vaya mi oído era bueno por lo que el oído del demonio era mucho mejor, habíamos hablado de lo que era, podíamos haber quedado al descubierto, pero cierto, tanto Blake como yo le habíamos oído llegar justo al final.
  • No quiero hablar de eso – si me permites, necesito irme a dormir.
  • Adelante, yo vigilo tu puerta – no me daba mucha confianza que un policía que acababa de matar a un chica inocente estuviera apostado en el rellano de la escalera vigilando que nadie entrara a la casa, sobre todo teniendo en cuenta que él era mucho más peligroso que un simple ladrón.

Intenté evitar que me diera un ataque de pánico una vez me encontré sola en casa y me puse a rememorar la muerte de la chica, decidí que ducharme era una buena idea y me fui derecha al baño, me duché tranquilamente y sin prisas, me puse el pijama y comí unos sándwiches que había comprado el día anterior.
Cogí mi diario y me puse a escribir todo lo que había sucedido en el día, incluido el recién descubierto secreto, pero decidí no poner la palabra quimera en ningún lado, mis instintos nunca fallaban y eran ellos los que me gritaban que no lo hiciera.
Después de escribirlo todo hice lo que hacia cada vez que terminaba de contar mis días en ese cuaderno, me fui a la ultima pagina para sacar la foto de mi madre, la única foto que tenía de ella, ese día la vería con otros ojos, la miraría sabiendo quien era ella y quien era yo.
Su foto no estaba allí, acababa de darme cuenta de lo que habían robado esa tarde, la foto de mi madre no estaba en el diario.


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