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jueves, 17 de julio de 2014

Quimera




Capitulo 7



Pasé el resto del día montando el Book de la pequeña Violet Mills y quedó tan bonito como bonita era ella. Lo emaqueté y lo mande a imprimir a mi editor online.
Repase las fotos que había hecho y no pude evitar quedarme mirando la foto de Nathan...
Era un hombre muy atractivo ¿Cuantos años tendría? Me pregunté a mi misma. Unos golpes en la puerta del apartamento me sacaron de la nube mental en la que me habían dejado las imágenes de ese poderoso vampiro.
Al abrir la puerta casi pego un grito del susto, el hombre al que furtivamente había fotografiado estaba frente a mi puerta vestido únicamente con una camiseta de algún grupo de metal y unos pantalones vaqueros que le quedaban de infarto, su pelo castaño alborotado como esa misma mañana y sus increíbles ojos verdes estaban clavados en mi, que vestía un pantalón de hacer yoga y una camiseta que decía Bite me, algo nada apropiado para una reunión con un vampiro.

  • Señor Mills – dije una vez me recuperé de la impresión - ¿En que puedo ayudarle?
  • Me permites entrar – dijo él todavía desde el rellano. ¿Era posible que no pudieran entrar sin ser invitados? Eso se me había olvidado preguntárselo a Blake antes de echarle de casa – no se preocupe los marcos de las puertas no nos pueden retener, es meramente un formalismo – pregunta respondida, podía entrar le dejara o no.
  • Pase, por favor y dígame en que le puedo ayudar, ¿Quiere tomar algo? - pregunté y otra vez volví a darme de ostias mentalmente, ¿Qué demonios podía ofrecerle yo? A positivo, 0 negativo... no tenía de esas cosas en la nevera.
  • No gracias – dijo muy cortes mientras escrutaba mi loft y reparaba en el golpe de la pared y el cuadro roto que me había negado a recoger hasta obtener una disculpa de Blake.
  • Disculpe el desorden – dije al ver la pregunta en sus ojos mientras miraba todos los cristales en el suelo. Esta bien, en cuanto se marchara lo recogería.
  • No te preocupes, vengo a pedirte un pequeño favor – espetó mientras se apoyaba en la barra de la cocina.
  • Pues usted dirá – le insté a continuar.
  • Necesito que me ayudes a encontrar a una mujer, es un demonio que se oculta entre humanos, por lo que me resulta de lo más complicado localizarla – me dijo dejándome estupefacta.
  • ¿Pero los vampiros no podéis meteros en la mente de cualquiera? - pregunté extrañada.
  • Podemos dar ordenes o manipular la mente humana para olvidar recuerdos, a veces si podemos conseguir algo de información. Si esos humanos beben sangre de demonio, están fuera de alcance para los vampiros, pero no para alguien como tú – las piernas empezaron a temblarme, ¿sabía lo que era? - Es extraño que un mestizo tenga la habilidad de leer las mentiras o verdades de un ser humano... - dijo al ver mi cara de miedo - pero a lo largo de la historia se ha encontrado algún que otro caso – nota mental, preguntar por esos casos, pues era más que probable que no fueran mestizos como erróneamente creía él sino quimeras.
  • Muy bien, solo tengo que hacer lo mismo que hago en la comisaria ¿verdad?, a propósito, ¿Cómo lo sabe? ¿Cómo sabe lo que puedo hacer? - pregunté poniéndome nerviosa.
  • Tengo ojos en todas partes, de hecho he estado observándote algún tiempo – sus palabras me dejaron helada.
  • ¿Cómo? El otro día en el bar fue la primera vez que le veía – le dije nerviosa.
  • No exactamente... - dijo agarrando mi barbilla y elevándola, él acercó su rostro al mio y me miró fijamente a los ojos – Recuerdame – ordenó con un empuje en la voz. Yo solo sentí un pequeño hormigueo – chica mala, has bebido sangre humana – era como si se hubiese publicado en un puto boletin, todo el mundo lo descubría.
  • ¿Qué esta pasando? - le pregunté.
  • Que ahora que has bebido sangre humana ya no puedo controlar tu cabeza de quimera, has dejado a tu mitad demonio predominar.
  • ¿Sabes lo que soy? - pregunté sin mas, olvidando ya los formalismos.
  • Mas o menos... – dijo sin mojarse demasiado – pero en serio necesito tu ayuda, es muy importante, si no lo fuera, no me hubiera vuelto a poner en contacto contigo.
  • ¿Cómo quieres que encuentre a esa mujer, arrancándoles las verdades y mentiras a esos humanos? - pregunté divertida, pues iba a ser una tarea de lo más frustrarte ya que para poder sacar cosas en claro había que realizar preguntas muy precisas.
  • Si, pero a parte de eso necesito que uses tu sangre para hacerlo, pues a quien estoy buscando es a tu madre – aquellas palabras cayeron sobre mi cabeza como un mazo de hormigón.
  • ¿Mi madre? - pregunté acercándome más a él... se sentía tan familiar su roce...
  • Si, tu madre, y ahora necesito que dejes de beber sangre y te reúnas conmigo mañana a las ocho de la noche, necesito que por fin recuerdes ese año que falta en tu cabeza – Jamas había podido recordar ese año en el que había sido secuestrada con a penas veinte años. Era como si lo hubieran borrado de mi cabeza todo y al parecer ya sabía quien podía estar detrás de esa pequeña lobotomia.

No me dejo discutir mucho más, se marchó dejando un simple pedazo de papel con la dirección de un bar en el que me reuniría con él al día siguiente...¿Qué demonios estaba pasando?
Mi cabeza daba vueltas y comenzaba a pensar que pronto saldría humo de mis orejas.
Sus ojos verdes... desde la primera vez que los había visto me habían parecido tan familiares...



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