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viernes, 18 de julio de 2014

Quimera




Capitulo 9



Tenía el teléfono de Nathan apuntado en la etiqueta del book de Violet, no perdí mucho tiempo y le llamé para cancelar nuestra cita de esa noche.

  • Señor Mills – dije en cuanto descolgaron el teléfono.
  • Dígame señorita Blow, o ¿puedo llamar Norah? - dijo su cálida y sensual voz al otro lado del teléfono.
  • Puede llamarme Norah – le dije con una risa nerviosa.
  • Pues en ese caso llámame Nathan – contestó con lo que supuse que era una enorme y sensual sonrisa.
  • Te llamaba para cancelar lo de esta noche, tengo una cena con el director del National Galery, es una oportunidad que no puedo dejar pasar, me han ofrecido un muy buen trabajo.
  • De acuerdo, pero mañana sin falta, te recogeré en tu casa a las veintidós horas – contestó – y pase lo que pase no lo puedes cancelar.
  • Hecho, no lo cancelaré – prometí antes de colgar.

No tenía mucha cosa en la nevera así que decidí bajar al restaurante que había al lado de la comisaria. Un restaurante que a esas horas seria un hervidero de policías.
Nada más entrar Boby el camarero me señaló con la cabeza la única mesa en la que me podía sentar, y no estaba precisamente desocupada, Gordon y Chris estaba allí esperando a que les llegara su comida.

  • No hay sitio chicos, ¿os importa? - les pregunté mientras echaba hacia atrás la silla que sobraba.
  • Claro que no, ¿Cómo estas?¿Has hecho ya inventario? ¿te falta algo? - preguntó Gordon.
  • No falta nada – mentí, no pude evita lanzar una mirada furtiva a Chris que me miraba con escepticismo.
  • Me alegro – contestó el rechoncho detective.
  • ¿Parecéis muy cansados?¿Algún caso complicado? - pregunté mientras le decía con señas a Boby que quería mi habitual hamburguesa doble.
  • Si, un maldito todopoderoso, violando y matando chicas – espetó cabreado.
  • Vaya... ¿No sabéis quien es? - pregunté despistada mirando la carta con los postres. En ese sitio hacían una tarta de queso alucinante.
  • Si lo sabemos, pero no hay manera de pillarlo – contestó Chris quien recibió de mi una mirada de lo más escéptica. Si ese demonio quería pillar a alguien podría hacerlo perfectamente. ¿Qué demonios hacia alguien como el trabajando con la policía y tomándose el trabajo tan en serio cuando él mismo había matado a una jovencita hacia tres días.
  • El bastardo es listo, sabe como hacerlo, Di Carlo no es cualquier mindundi que deja las cosas al azar – cuando escuché ese apellido casi me atraganto con el refresco de té que acababa de dejar Boby sobre la mesa.
  • ¿Angelo Di Carlo? - pregunté horrorizada. Gordon me hizo una señal para que hablara más bajo.
  • ¿Lo conoces? - preguntó ahora ya con su típica mirada de detective.
  • Si, acabo de reunirme con él, y esta noche me ha invitado a cenar – les dije.
  • ¿Por qué vas a ir a cenar con él? - preguntó esa vez Chris a quien no parecía hacerle mucha gracia mi reunión con Di Carlo.
  • Por trabajo, me ha ofrecido un trabajo como fotógrafa en su galería – les expliqué – no creo que ese rollo tenga algo que ver con mi reunión, es simplemente laboral – aclaré no sin recordad la sensación que había tenido mientras había hablado con él... esas mentiras que había dicho...
  • Si, eso han dicho alguna de las victimas vivas – contestó Gordon – esta noche te vamos a poner un micro a ver si somos capaces de pillar a ese cabrón, no bebas nada de lo que te ofrezca, en la cena procura beber de lo mismo que beba él.
  • ¿La vas a usar de carnada? Preguntó el demonio al que no le parecía muy buena idea que yo les ayudara.
  • Hecho, os ayudo a pillar a ese cabrón, ponerme un micro o lo que haga falta y en el momento que intente algo grito y pasáis – así era yo de simple, no contemplaba nada mas, mi plan no tenía fallos y prefería no pensar en las miles de variables que se podían dar. Era una aventura dentro de mi, últimamente poco aburrida vida.



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