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domingo, 20 de julio de 2014

Quimera




Capitulo 14


Para mi propio asombro, no me sentía como si se hubiera producido una muerte en mi propia casa, de hecho me sentía de lo más normal, incluso teniendo en cuenta que la conocía...
De lo más tranquila me hice un sanwich con mi nuevo y lleno de fibra pan integral y me lo comí tranquilamente viendo la televisión basura que ponían a esas horas de la tarde.
Faltaba dos horas para que Nathan viniera a buscarme por lo que decidí ir duchándome y arreglándome un poco.
Mientras me duchaba no pude evitar pensar en como de alguna manera había notado la mentira en el timbre de la voz de Lesly y comencé a contemplar la posibilidad de beber sangre de manera regular sin engancharme como una yonkie.
Mis poderes demoníacos se harían mucho más grandes, y no me asustaba esa idea, porque seguía siendo yo misma... ¿o no?¿Mi yo de siempre estaría tan tranquilo después de haber visto a alguien rompiéndole el cuello a otra persona? No la Norah de antes todavía seguiría aterrorizada, me contesté a mi misma.

Decidí usar un precioso pantalón negro pitillo y una blusa blanca con transparencia en la espalda y sin mangas.
Di una segunda oportunidad a mis zapatos negros altísimos y puse mi bolso a juego.
Delinee mis ojos lilas con un lápiz negro, dándoles así un aspecto agresivo y pinté mis labios de un tono rojo sangre, muy poco apropiado para salir de copas con un vampiro.

Antes de que pudiera reparar en la hora que era volvió a sonar la puerta de mi loft, todavía faltaba media hora para las diez.

  • Ya he terminado – dijo Chris según abrí la puerta. Se me quedo mirando de arriba abajo - ¿Vas a salir esta noche? - preguntó siguiendo con su mirada cada curva de mi anatomía, anatomía que sin darme cuenta se encendía como una mecha al sentirse observada por él.
  • Si – contesté sin más y le hice un gesto para que entrara – muchas gracias por salvarme otra vez, te debo dos.
  • En realidad tres – aclaró de nuevo él.
  • Bueno, si contamos la vez que te curé aquí en casa... es solo una vez... - dije haciendo memoria.
  • Pues me debes dos – insistió él con mala leche, iba a preguntar otra vez porque seguía pensando que me había rescatado tres veces, pero sonó mi teléfono móvil. Era mi padre y tenía que contestar, le hice una seña a Chris para que se quedara que todavía no habíamos terminado de hablar, mientras cogía la llamada.
  • Cariño... ¿Cómo estas? - preguntó con voz triste.
  • Muy bien papa, estoy bien, solo necesitaba un poco de tiempo,¿te parece bien que comamos juntos mañana? - pregunté.
  • ¿Podemos quedar ahora? - me resultó muy extraño que quisiera quedar a esas horas, pero como habíamos discutido pensé que seria que tenía ganar de verme.
  • Ahora no puedo, pero podemos quedar mañana para comer – insistí de nuevo.
  • Claro cariño, en nuestro restaurante el Palium a la misma hora de todos los viernes, allí te espero – contestó dejándome boquiabierta y antes de que pudiera reaccionar había colgado.
  • Algo le pasa a mi padre – espeté nerviosa
  • ¿De que estas hablando? - preguntó el demonio acercándose a mi.
  • Mi padre y yo siempre quedamos a comer los jueves en el Jaleou´s, no los viernes en el Palium, que de hecho es un restaurante que detesta – expliqué al demonio.
  • Es una trampa, tiene que estar retenido por alguien, ¿Quien más vive en tu casa? - preguntó el demonio.
  • Mary vive al lado y Blake – le dije nerviosa - ¿Los llamo?
  • Si, pero no levantes sospechas pueden estar igualmente retenidos, tienes que llamar y hacerlo con mucho tacto por si hay alguien escuchando – me asesoró Chris. Una vez tomé aire para tranquilizarme, llamé a Mary que contestó al segundo tono.
  • Hola – dije con el corazón en un puño.
  • Hola cariño ¿cómo estas? - su voz sonaba rara y ese pequeño tintineo que comenzaba a desaparecer con la misma rapidez con la que desaparecía la sangre humana de mi organismo, me decía que algo no iba bien.
  • He quedado con papa en el Palium como todos los viernes, no se si te lo ha dicho, pero ¿quieres venir tu tambien? - la pregunté nerviosa.
  • Claro que si, sabes que nos encanta ese restaurante – otra mentira, ambos lo odiaban a muerte, Mary también estaba retenida.
  • Genial, pues allí os veo mañana – apliqué toda la tranquilidad que tenía en esa ultima frase y colgué.
  • También la tienen – le dije a Chris que asintió dándome a entender que había escuchado la conversación.
  • No sé quien puede tener a tu familia pero, te quieren a ti, no a ellos. Eres la quimera – reconoció él sin más dejándome perpleja, pero era normal que se hubiera enterado ya que Lesly lo había gritado a los cuatro vientos – hay que evitar que Dobreva se haga contigo – dijo sin más.
  • ¿Quien es Dobreva? - pregunté curiosa. Otra voz contestó al otro lado de la puerta que de nuevo se abrió sin mas. tenía que llamar al cerrajero ya.
  • Es tu madre – dijo Nathan entrando a mi casa – Olivia Dobreva es tu madre y es la persona que ha estado siglos buscando una quimera, ahora ha saltado el aviso de que estas en Nueva York, he intentado tapar todas las pruebas que conducían a ti, incluso he eliminado tu sangre de la cadena de pruebas del hospital, pero no ha servido de nada – Explicó el vampiro mirándome a los ojos, después reparó en Chris y su sonrisa cambió.
  • Eras tú la persona a la que se refirió Lesly cuando dijo que las pruebas estaban desapareciendo – dije más para mi misma que para mis interlocutores.
  • Pero no ha servido de nada, no he podido protegerte... - se lamentó el vampiro - ¿Tú que haces aquí? - le preguntó a Chris con carámbanos en la voz.
  • Lo mismo que tú – dijo él sin más – hay que protegerla – espetó el demonio para mi asombro.
  • ¿Os conocéis? - pregunté curiosa, aunque estaba claro que si, y que no sentían precisamente amor mutuo.
  • Se puede decir que si, nos conocimos hace unos años – respondió Chris sin quitarle la vista de encima a Nathan.
  • De protegerla me encargaré yo y mi gente, porque te recuerdo que es tu gente quien la quiere – aclaró el vampiro con la rabia destilándose en su voz.
  • Tienen a mi padre y a mi tía – dije en voz alta, para que dejaran de lanzarse frases afiladas que no conducían a nada.
  • Llama a tu amorcito a ver si le tienen también – dijo el demonio, el rostro de Nathan se volvió hacia mi extrañado.
  • ¿Qué amorcito? - preguntó sorprendido.
  • Ninguno – dije yo fulminando al demonio con la mirada – ya te he dicho que Blake y yo ya no tenemos esa relación – aclaré entre dientes mientras marcaba su numero.
  • ¿Has tenido ese tipo de relación con el cazador? - preguntó Nathan con un brillo macabro en los ojos, Chris no pudo evitar sonreír al ver como el vampiro casi pierde los estribos.
  • ¿Qué demonios os pasa a los dos? - grité, pero antes de que siguiera regañandoles la voz de Blake contestó la llamada.
  • ¿Qué pasa? - preguntó. Se veía que todavía estaba enfadado por lo que había pasado esa tarde.
  • Mañana he quedado con nuestros padres en el palium, ya sabes cuanto les gusta ese restaurante, ¿Te apuntas? - pregunté intentando que no se viera el nerviosismo de mi voz.
  • ¿De que mierdas hablas? Nuestros padres odian... - fue en ese momento en el que yo me di cuenta de que él estaba fuera de las garras de quienes tenían a mi padre y a Mary - ¿Qué pasa?¿Estas bien? - preguntó nervioso.
  • Si, pero escúchame con atención, tu madre y mi padre están en peligro, alguien me ha descubierto y los tienen retenidos, no vayas a casa esta noche por si te están esperando a ti también, he quedado mañana con ellos en el Palium para comer, no sé si vendrán ellos para cubrir las apariencias o vendrá alguien más en su lugar – expliqué nerviosa.

Blake y yo estuvimos quince minutos hablando y concretando un plan para el día siguiente, plan que iban elaborando sobre la marcha el demonio y el vampiro.





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