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lunes, 28 de julio de 2014

Quimera



Capitulo 24



Cuando a me desperté a la mañana siguiente solo estaba Nathan en el loft y me había preparado tortitas con nata para desayunar, algo difícil teniendo en cuenta que no había cocina y lo había hecho todo con un pequeño campingas.

  • ¡Vaya! Adoro las tortitas para desayunar – reconocí mientras me acercaba a él que me miraba sonriendo. Era realmente guapo y esta realmente sexy con el pelo completamente desordenado, esa camiseta de los Bears y sus pantalones de yogging. El olor que desprendía su cuerpo me hizo sentirme como en casa... me hizo sentirme extrañamente excitada.
  • ¿En serio? - dijo con un tono muy poco sorprendido y una preciosa sonrisa. Se suponía que me conocía por lo que era probable que le hubiera dicho eso antes.
  • Intenta hacerme recordar – le pedí para sorpresa de ambos.
  • Todavía tienes su sangre, no creo que puedas – dijo sirviendo las tortitas en dos platos. Yo me sentí una inútil y fui a la cafetera para al menos servir el café - todas las noches lo intentaremos hasta que recuerdes – me dijo mientras se sentaba en la mesa y me señalaba la silla junto a él para que hiciera lo propio.
  • Me parece bien – le dije hincando el tenedor a la primera de las dos tortitas que me iba a zampar pasase lo que pasase - ¿Dónde esta Chris? - mi pregunta no pareció gustarle mucho.
  • Se ha ido para ayudar a Dante a hacer hablar a los demonios – explicó con poco entusiasmo.
  • Deberíamos ir también, es posible que yo pueda ayudar – le dije tragando un trozo de masa demasiado grande. Estaban deliciosas.
  • Es demasiado sangriento, prefiero que no veas algo así – explicó. No me gustaba su actitud tan protectora, era tan parecido a como se había comportado Blake conmigo que me molestaba.
  • Deja de protegerme, no soy ninguna niña, por fin conozco mi naturaleza y la acepto tal y como viene – le dije apurando el café – soy mitad demonio y eso implica tener menos escrúpulos de los que tenía antes. Tú tampoco eres ningún santo – dije entrecerrando los ojos y fulminándolo con la mirada. No me esperaba su reacción.
  • Tienes razón – dijo riéndose – esta bien, vamos a tratarte como la mujer que eres y como la quimera que estas aprendiendo a ser, realmente siempre has sido así – reconoció para mi asombro, mientras recordaba a saber el qué.
  • A mi también me gusta sentirme por fin encajando en un lugar... ¿sabes? Hasta que no conocí a Chris no me encontré a mi misma – dije borrando la sonrisa de su boca de un plumazo. Mi comentario no había sido demasiado acertado.
  • No te fíes de él – me dijo serio mientras se comía su ultimo trozo de tortita.
  • Esta bien, mantendré un ojo abierto con él y otro contigo – aclaré sorprendiéndole, pero no replicó.
  • Vamos a la nave donde están todos y vemos si han sacado algo en claro – me dijo sonriendo, después tiró de mi brazo y me colgó a su hombro – vamos a llegar más rápido corriendo.

Sentí como las tortitas se venían a mi garganta y como mis ojos no eran capaces de asimilar los movimientos tan rápidos. Me mareé bastante y cuando nos detuvimos cometió el error de dejarme en el suelo demasiado pronto, no pude tenerme en pie. Me tambaleé y él me agarró fuertemente por la cintura para evitar que me cayera.

  • ¿Estas bien? - preguntó divertido – tenía que haberte avisado para que cerrases los ojos.
  • Ya estoy avisada para la próxima vez... dios mio creo que voy a vomitar las tortitas- le dije entre risas y luego reparé en lo que me rodeaba. Dos hombres en sillas sangrando y llenos de golpes. Dos vampiros y un demonio con las manos llenas de sangre.

Cuando todos mis sentidos se regularizaron la bofetada de olor a sangre sacudió mi sistema nervioso enviando oleadas de sed y ansia. Mi cuerpo reaccionó como el de un depredador... olí la sangre de un demonio... atractiva pero menos embriagadora que el otro tipo de sangre... humana, uno de esos dos era humano. Nathan había mentido, pero ya me preocuparía por eso más tarde.
Disimulé tan bien como lo haría un depredador nato y nadie se percató de mis cavilaciones internas. En menos de tres segundos, cuando todos estaban despistados hablando con Nathan, corrí desde donde me encontraba hasta la silla donde estaba el prisionero humano de Dante, pero antes de que pudiera morderle, alguien me interceptó sujetándome por la cintura con un abrazo de hierro.
Sabía quien era y me relajé en sus brazos mientras intentaba por todos los medios volver en mi misma.
Chris no me soltaba y yo no dejaba de patalear y gruñir.

  • Relájate pequeña o vas a montar aquí un espectáculo – me susurró al oído. Los dos vampiros y Nathan estaba en la otra punta de la habitación, Alaric sujetaba a su hermano por el brazo impidiéndole que llegara hasta mi. Ahora mismo me había convertido en una amenaza, ver el dolor en el rostro de Nathan me relajo, pero ver el recelo y el miedo en el de Alaric me hizo volver a la realidad casi al momento.
  • Tenéis que perdonarla – dijo entre risas Chris – tiene un pequeño problema de adicción – explicó llevándose de mi parte un puñetazo en el estomago. Me dio tanta vergüenza mirarles a la cara que me oculté en el pecho del demonio que me abrazó y comenzó a sacarme de allí. Utilicé su camiseta y su pecho para ocultar mi rostro, deleitarme en su olor a especias y así eliminar el horrible olor a sangre que me rodeaba.
  • Suéltala – le dijo Nathan mientras los dos andábamos despacio y abrazados hacia la salida.
  • Si la suelto no va a ser capaz de retenerse – explicó el demonio molesto.
  • Vámonos de aquí – le rogué a Chris que se había detenido – por favor... - rogué entre lagrimas. Luego sentí el tirón de la velocidad demoníaca y cuando se detuvo el malestar separé lentamente el rostro que tenía enterrado en su pecho. Sentí a Nathan detrás de mi, nos había seguido hasta la calle.
  • ¿Te encuentras mejor? - me preguntó el vampiro. Me di la vuelta para poder enfrentar sus ojos preocupados.
  • Si, ya estoy mejor... ayer no dijiste que había un humano entre los prisioneros – espeté molesta.
  • No lo sabía, no les pregunté demasiado cuando me informaron – explicó indiferente. Sabía que no estaba bien hacerle eso a un humano que jamas se recuperaría de aquellas fracturas aunque seguramente ese hombre no iba a salir de esta. Sentí por primera vez en días como mis remordimientos y culpabilidad volvían...
  • Siento otra vez culpabilidad – Reconocí en voz alta – esto significa que estoy eliminando más rápido de lo normal tu sangre – le dije a Chris girándome hacia él – pronto podré recordar – susurré y esa vez sentí como las ganas de recordarlo todo llenaban mi vida, me llenaban de fuerza para luchar contra esa horrible adicción a la sangre humana.
  • Eso parece – contestó Chris no muy contento.
  • ¿Desde cuando tienes esa... adicción? - preguntó Nathan.
  • ¿Recuerdas cuando nos conocimos? - pregunté
  • Si, el ultimo día de curso de la universidad – dijo dejándome completamente descolocada
  • ¿Nos conocimos en la universidad? - pregunté de nuevo con los ojos como platos.
  • Perdona... - se disculpó haciendo un gesto con la mano – te refieres a cuando nos conocimos en el Infierno que chocaste conmigo... ese día que le quitasteis la comida a un vampiro – recordó devolviéndome de nuevo al tema en cuestión.
  • Ese día estuve a punto de morder a la chica y luego en su casa... - ¿Cómo demonios le explicaba lo que había sucedido en casa de Chris? El demonio lucia ya una maliciosa sonrisa, estaba esperando a que soltase la bomba, bomba que no tenía intención de soltar – el tiene en su cafetera sangre y yo bebí un poco, ese fue el primer día que bebí – reconocí. La sonrisa de Chris se hizo mucho más grande y yo casi no pude evitar sonrojarme.
  • Por eso no pudiste recordar – reconoció él.
  • Necesito recordarlo todo cuanto antes, y saber que demonios paso durante ese año, ahora más que nunca necesito saberlo – le dije enfrentando sus ojos.
  • Yo también lo necesito – dijo Nathan para mi asombro y desagrado del demonio.
  • Bueno... dejemos estas idioteces y vayamos al grano, estos dos no han soltado prenda, ¿terminamos ya con ellos o queréis probar algo mas? - preguntó mirándome y alzando la ceja.
  • Puedo saber si miente o no, pero las preguntas que le hagáis tienen que ser muy precisas y concretas o no sacaremos nada en claro.
  • No te preocupes por eso, tengo las preguntas clave en la punta de la lengua – dijo Nathan - ¿Vas a poder entrar de nuevo?
  • No lo sé – dije mirando al demonio en busca de alguna respuesta. Chris alzó las manos y no supo que responderme por lo que simplemente negó con la cabeza.
  • Darme algún pañuelo con perfume y lo intento – les dije mientras nos encaminábamos de nuevo a la nave industrial.

Nathan me consiguió un paño de cocina completamente impregnado en su perfume y con eso, a parte de sentir que jamas iba a poder oler algo que no fuera ese aroma, me sentí capaz de entrar.
El demonio estaba completamente ensangrentado, con el humano habían tenido un poco más de tacto.

  • Pregúntale – de dije a Nathan.
  • ¿Sabes donde se esconde Olivia? - preguntó el vampiro.
  • No, lo juro no lo sé – contestó el hombre salpicando sangre por la boca.
  • Dice la verdad – afirmé.
  • ¿Trabajas para ella? - preguntó de nuevo.
  • No, no trabajo para ella yo no tengo nada que ver con esto, es un error – mintió. Se lo hice saber a Nathan y Dante volvió a propinarle un puñetazo.
  • ¿Esta ella aquí en Nueva York?
  • No lo sé – mintió de nuevo.
  • No, no esta – contesto después de llevarse otro golpe.
  • Sigue mintiendo por lo que podemos asumir que ella ya esta aquí, ahora no creo que le saquemos más cosas, por favor... borrarle la memoria y dejarle en un hospital... - les pedí dejándolos a todos sorprendidos, a todos menos a Nathan.
  • Esta bien, eso haremos – le dijo a su hermano quien sin mucha ganas se dispuso ha hacer lo que le había pedido.
  • ¿Qué hacemos con el demonio? - preguntó Dante. Nathan me miró a mi en respuesta.
  • Matarlo – dije sin mas, Nathan puso una mueca de disgusto, pero por el rabillo de ojo vi como Chris sonreía. Esos dos se traían un extraño juego de apuestas con mis decisiones y sentimientos.
  • Oído cocina – dijo Dante entre risas.

Me marché de allí antes de que hicieran nada, no era capaz de verlo, les había dicho que lo mataran por una razón muy sencilla, a él no podían hacerlo olvidar y lo primero que haría seria ir a avisar a alguien de que yo estaba escondida con este grupo, no podía poner a esta gente en peligro por tener compasión, ademas estaba completamente segura que nadie iba a tener compasión de mi llegado el momento.



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