Capitulo 28
Me
pase toda la noche pidiendo disculpas por mi escapada, incluso Chris
me miró con desaprobación mientras le curaba y se iba enterando de
lo que había pasado. Después de recibir el mayor rapapolvo de mi
vida, llegó Alaric nervioso.
- ¿Qué pasa? - preguntó Nathan.
- No localizo a Violet – dijo nervioso – no la encuentro por ningún sitio llevo toda la tarde buscándola.
- ¿No contesta al móvil? - pregunté poniéndome nerviosa yo también.
- No, estoy venga a llamarla, pero no contesta... ¿y a ti que te ha pasado? - le preguntó al demonio que estaba tumbado en la cama sin camiseta y lleno de heridas que gracias mi limpieza y desinfección comenzaban a cerrarse.
- Saben que estoy con vosotros, saben muchas cosas y saben sobre tu familia y sobre Dante – dijo el demonio dejándonos de piedra.
- ¿Cómo pueden saberlo? - preguntó Nathan.
- Hay algún topo – espetó sin más el demonio.
- Pero aquí no hay nadie que le beneficie estar del lado de Olivia, es imposible, tiene que ser otra cosa – dijo Alaric a quien en ese momento le sonó el teléfono móvil – Violet – gritó al aparato - ¿Quien eres? - fue escuchar esa pregunta y todos utilizamos nuestro oído para meternos en la conversación.
- Soy Olivia, ¿Cómo esta mi hija? - preguntó una voz femenina al otro lado. Mi corazón comenzó a bombear a mil por hora – la tuya esta bien, aquí no la falta de nada – dijo haciendo que mi corazón se encogiera.
- ¿Qué quieres? - preguntó un Alaric que se había quedado blanco.
- Creo que eso ya lo sabes mi hija a cambio de la tuya – solicitó con una carcajada maliciosa que erizó todo el pelo de mi cuerpo.
- Pero...
- No hay peros... mañana al anochecer hacemos el intercambio en tu precioso Club. A las doce en punto, te recomiendo que no hagas ninguna estupidez o... bueno te la mandaría de regreso en una caja de zapatos – dicho eso colgó.
- Tengo que entregarme – dije sin más – no puedo permitir que le pase nada a la niña.
- Tenemos que encontrar otra solución... - dijo Nathan – no vas a entregarte así como así.
- No pienso permitir que te entregues, y pienso cargarme a cualquiera que intente tocarte – espetó Chris mirando directamente al hermano de Nathan.
- ¡Es mi decisión! - grité sabiendo que las lagrimas que estaban conteniendo mis ojos habían comenzado a derramarse. Fui hacia mi mochila, saqué el book de fotos que le había hecho a la niña y se lo di a su padre – todo va a salir bien, lo prometo, ella va a volver a casa.
- No puedo permitir que vuelva a pasarme lo mismo que con Meredit – dijo mirando a Nathan – no puedo dejar que muera como su madre, no puedo permitir que la historia se repita – dicho eso se levantó a velocidad vampirica y me agarró por la espalda poniéndome un cuchillo en la garganta y utilizándome como escudo.
- ¿Qué demonios haces? - le preguntó Dante – Eres mejor que esto, ¿en serio vas a arriesgarlo todo?¿de verdad piensas que Violet estará bien viviendo en un mundo sin equilibrio en una anarquía completa? - preguntó su mejor amigo intentando hacerle entrar en razón.
Vi
como Chris que ya estaba completamente recuperado se levantaba de la
cama y sus ojos comenzaban a brillar rojos de ira. Nathan estaba
intentando encontrar un hueco para hacerse paso y no hacernos daño a
ninguno de los dos, pero el demonio no iba a ser tan condescendiente,
sabía que si tenía que matar al vampiro para llegar hasta mi lo iba
a hacer sin ningún problema.
Miré
fijamente a Chris y le rogué con la mirada que no lo hiciera,
pareció entenderme y le vi debatiéndose entre acatar mi deseo o el
suyo.
- Te doy dos minutos para que la sueltes o voy a matarte – le gruñó el demonio – si no lo he hecho ya es porque ella me lo ha pedido, pero mi paciencia tiene un limite.
- Por favor... no le hagas daño – rogó Nathan a su hermano – no me hagas a mi pasar por lo mismo que pasaste tú – dijo intentado hacerle entrar en razón.
- Ella ni siquiera te recuerda, olvídalo ya – le gritó Alaric cada vez más nervioso. Sentí como el afilado filo del cuchillo se hundía en mi carne y olí mi sangre por primera vez.
- ¿Qué demonios es ese olor? - preguntó Dante embelesado.
- Mierda – dijo Nathan que al parecer era el único que sabía que ese olor se debía a mi sangre. No se lo pensó dos veces y utilizó ese momento de distracción para lanzarse sobre nosotros.
Le
quitó el cuchillo a su hermano y me abrazó con fuerza metiéndome
en el baño y cerrando la puerta con cerrojo.
Chis
abrió de alguna manera la cerradura y entró con nosotros en el
baño.
- ¿Qué coño acaba de pasar? - preguntó el demonio mientras veía como Nathan me secaba la herida del cuello con papel – esos dos vampiros se han lanzado como locos a la sangre del cuchillo. Jamas he olido algo semejante... tu sangre es embriagadora.
- Si, eso no es ningún mito, su sangre es afrodisíaca, exquisita y el puro nirvana – reconoció Nathan – para los vampiros es casi imposible contenerse, para los demonios es más fácil, pero una vez la pruebas... te vuelves adicto – dijo nervioso.
- ¿Cómo sabes tanto de esto? - pregunté intrigada.
- Veras... yo he bebido tu sangre... es – pero fue interrumpido por un demonio que al parecer no tenía mucha intención de escuchar la historia.
- ¿Qué demonios hacemos ahora con esos dos? - preguntó sin más - ¿Van a estar así cada vez que estén cerca de ella?
- No, cuando se esfume su esencia estará a salvo – aseguró Nathan que había terminado de curar mi pequeño corte.
- ¿Qué vamos hacer con Violet? - pregunté yo.
- No lo sé, pero algo se nos ocurrirá – me contestó Nathan acariciando mi rostro algo que no le gustó demasiado al demonio.
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