Aviso importante

Las novelas aquí publicadas son de mi autoría y están registradas en el registro de la propiedad intelectual de España a mi nombre.
Para cualquier duda o aclaración, se puede contactar conmigo al correo: alba.galvez1985@gmail.com

domingo, 31 de agosto de 2014

Ragnarok 10




Capitulo 10




Nephelim”

Keiran

¿Habría escuchado Aislyn a la súcubo? Ella había revelado mi verdadera identidad y estaba muy cabreado por ello, además, la maldita perra me había chupado más energía de la acordada, me jodía reconocerlo, pero si no hubiese sido por la rápida actuación de la bruja me hubiera dejado casi muerto. Notaba como mis poderes regresaban a mi, aunque demasiado despacio para mi gusto, pero eso iba a cambiar, sabía que en el momento en el que Aislyn empezara a entrenar y a ser más fuerte yo también lo seria y llegaría un momento en el que mis poderes superarían a los suyos y el maldito brazalete se abriría. Ansiaba ese momento cada minuto del día.

No podía quedarme dormido, era extraño estar en la cama junto a ella, un ser tan cargado de luz que daban ganas de aniquilar, pero su calor corporal se sentía estupendo y recargaba mis pilas mucho mejor que cualquier otra cosa.

Lo que tenia claro en ese momento mientras el aroma a mujer y los suspiros entrecortados de la bruja me mecían hacia un sueño infinito, era que teníamos que acabar con la pareja de winlows, el macho nos tenia en su punto de mira y Aislyn seguía sin saber defenderse. Al día siguiente empezaríamos con las clases… iba a hacerla sufrir de lo lindo, iba a terminar derrumbándose y suplicándome que parase…


Con la dulce idea de la tortura que la bruja iba a tener que soportar en los entrenamientos, conseguí quedarme completamente dormido.

sábado, 30 de agosto de 2014

Ragnarok 9



Capitulo 9



Veneno Mortal”

Aislyn

Terminé mi turno antes de lo esperado, Bout y Samy se quedaron para hacer el cierre y la mayoría de los clientes de última hora ya se habían marchado así que pude salir veinte minutos antes. No sabía que contarle al detective y ahora Keiran parecía mi perro guardián. Hubiera dado mil pavos por saber lo que el demonio estaba pensando, o… quizás no.
No dijimos nada durante el camino hacia nuestro hostal, pasamos todo el tiempo en silencio, solo se escuchaba el ruido de la ciudad. Tenia miedo de lo que pudiera pensar Alec, pero tenia más miedo aun de Keiran, sus ojos verdes y dorados brillaban de manera alarmante y el detective no era estúpido, se había dado cuenta de que algo extraño le pasaba a mi “amigo”

  • Bueno, aquí nos separamos ¿no? – le dijo Alec a Keiran tendiéndole la mano. Yo acababa de abrir la puerta de nuestra habitación en el hostal.
  • No. Yo también vivo aquí – contestó el demonio rechazando la mano de Alec y adentrándose en nuestro “hogar”.
No sabía que decir, estábamos todos parados en medio de la sala y ambos chicos me miraba a la espera, era realmente estresante.

  • ¿Qué eres? – preguntó Alec al ver que yo no hablaba.
  • Una especie de médium – contesté sin pensarlo mucho. No tenia intención de decirle que era una bruja.
  • Muy bien… ¿Qué es él? – preguntó de nuevo señalando al demonio. Un gruñido gutural salió de la garganta de Keiran.
  • No le hagas daño – me vi obligada a darle esa orden, tan pronto como vi sus ojos brillar y su espalda tensarse – digamos que es mi… guardaespaldas - Keiran salió de su medio trance y me miro con cara de estúpido, bueno, en otro momento me habría reído. Se había quedado boquiabierto.
  • ¿Para que necesitas un guardaespaldas? – preguntó el detective, esta vez actuando como tal.
  • Algo feo y malo va detrás de mi, pero ese es otro tema del que no voy a hablar contigo – no quería involucrar a nadie en esta locura y menos a un humano normal y corriente.
  • Quizás yo pudiera ayudarte… - Keiran interrumpió sus palabras.
  • No necesita ayuda, me tiene a mi – el demonio se había situado a mi lado de manera protectora e intentaba amedrentar a Alec. Tuve que reconocer que el poli tenia agallas, pues no se dejo achantar por el demonio.
  • Me da igual, le debo una y se la voy a pagar – no sabía si eso era bueno o malo, así que no respondí.
Antes de que pudiéramos decir una sola palabra mas, sentí que la magia inundaba la habitación, Keiran automáticamente se puso delante miá para protegerme. Eso sí que no me lo esperaba. Mi amiga Eilen se proyecto astralmente frente a nuestras narices.

  • No tengo mucho tiempo, tu hermano me ha proyectado usando casi toda su magia y la de su guía. Es la única manera de contactar contigo sin que te localicen, yo he podido encontrarte porque hice parte de la caja que te regale con mi magia, pero eso ira desapareciendo poco a poco – ni siquiera nos saludó, fue directa al grano. Empecé a hablar pero ella me detuvo con la mano – no hay tiempo, los oscuros y los nuestros saben que estas en Estados Unidos, van a utilizar a la policía para encontrarte. Mañana tu cara será la de una criminal, tienes que salir del radar humano – sus palabras me dejaron fría como el hielo y no me preocupé por el detective, quien parecía tener un sock. Mi amiga parecía un fantasma, era translucida y brillaba de manera intermitente – todos estamos bien no debes preocuparte… - Eilen dejo de mirarme y reparó por primera vez en el detective – vaya… ¿Quién es el bombón? No, no, no, al grano que no puedo estar aquí mucho tiempo… tienes que buscar a Val – otra vez surgió ese nombre del que me había olvidado por completo.
  • ¿Quién es?¿Dónde puedo encontrarle? – pregunté rápido antes de que me cortara. Eilen comenzó a desvanecerse y su voz empezó a perderse como una mala frecuencia de radio.
  • Ambrosía, busca…… ambrosía – fueron sus últimas y casi inaudibles palabras. No me servirían de mucho.
  • ¿Qué demonios a sido eso? – preguntó Alec cuando salió de su estado casi catatónico.
  • Una bruja avisándonos de que estamos en serios problemas… que novedad – contestó Keiran
  • ¿Tu sabes quien es Val? – le pregunté al demonio.
  • No sé, conozco a mucha gente que se llama así...
  • ¿Quién te busca?¿Qué pasa? – Alec no paraba de hacer preguntas y Zaphirah bufaba nerviosa sobre la cama de Keiran.
  • Tenemos que marcharnos – dije nerviosa, el demonio estuvo totalmente de acuerdo.
  • No podéis marcharos, necesito vuestra ayuda para detener a esa criatura que me atacó ¿Qué puñetas era?
  • Un elfo oscuro, y no es nuestro trabajo, lo siento, pero tengo que marcharme – le dije sin dar rodeos.
  • Mañana vais a estar en las paginas de los periódicos, no podéis ir muy lejos sin que os atrapen, yo os puedo ayudar con eso, tengo una casa a las afueras, no hay vecinos ni nadie en seis millas, podéis esconderos allí, pero necesito vuestra ayuda – La idea de Alec no me pareció mala y para mi sorpresa Keiran estaba de acuerdo.
  • Muy bien, seria perfecto, así podríamos empezar a entrenarte y cuando ayudemos a este humano podremos desaparecer y tú podrás defenderte – ese fue mi turno para quedarme con la boca abierta. ¿Entrenarme?
  • ¿De que hablas?¿vas a ayudarme con mi formación? – No parecía gustarle mucho la idea, pero asintió con la cabeza mientras torcía el morro con desagrado.
  • Si no aprendes a cuidarte sola nos van a matar a los dos – sabía que lo hacia por él y no por mi, pero de alguna manera me sentí engañada y triste. Quería importarle un poco mas, quería que fuera mi amigo, mi guía y mi maestro, pero tenia que conformarme con lo que me ofrecía. Lo hacia por beneficio propio por lo que no me enseñaría mal, se esforzaría en que me mantuviera viva el tiempo suficiente para liberarse.
  • Esta bien, espéranos fuera de la habitación mientras hacemos las maletas – el detective, aunque algo confuso por mi petición, me obedeció y en cuanto salió del dormitorio conjure todas nuestras cosas y las metí mágicamente en la maleta. Cogí a Zaphirah y salimos al rellano en menos de cinco minutos.
  • ¿Ya? – exclamó Alec – mejor no pregunto – dijo cuando vio una maleta tan pequeña. Como buen detective debió de observar nuestro cuarto y las miles de cosas que teníamos. Hubiésemos necesitado al menos tres maletas enormes para llevárnoslo todo.

El detective había aparcado su coche cerca del Bar infierno, nos dirigimos hacia allí corriendo ya que estaba cayendo una gran manta de agua. Estaba acostumbrada a ese tipo de clima, pero eso no significaba que me gustara, podíamos haber ido a parar a Miami, hubiese sido mucho más divertido y cálido.
Nos montamos en el coche, Keiran fue en el lado del copiloto y yo me monté en la parte trasera. Cuando nos incorporamos a la carretera interestatal y comenzamos a dejar atrás todas las luces de la ciudad, sentí la presencia de algo viniendo hacia nosotros con mucha fuerza. Keiran se tensó inmediatamente.

  • Nos está persiguiendo – sus palabras confirmaron mis más terribles sospechas. El elfo oscuro se acercaba a nosotros a mucha velocidad.
  • ¿Quién? – preguntó Alec. No hizo falta que contestáramos, por la expresión que vio en mi rostro a través del espejo retrovisor supo inmediatamente quien nos acechaba.
  • Tenemos que parar y combatirle aquí, no podemos dejar que nos siga hasta la casa. Para el coche – Keiran no tardó en bajarse de vehículo – quedaros dentro – nos ordenó.
  • De eso nada, yo también puedo ayudar, además tú no me das ordenes – el gruñido que emitió su garganta estuvo apunto de hacerme retroceder, pero finalmente salí del coche.

Una criatura abominable con aspecto casi humano se paro a cinco metros de nosotros. Alec intentó salir del coche, pero lancé un hechizo y bloquee las puertas.
Keiran no dejó que el elfo nos atacara primero y se abalanzó sobre él a una velocidad inhumana. Hubo gruñidos y forcejeos y para sorpresa de todos, el elfo consiguió deshacerse del abrazo del demonio y se dirigió directamente hacia mi. Me quede bloqueada un momento, pero fue suficiente para que me lanzara un zarpazo en el brazo y me tirara al suelo. Keiran no podía moverse, estaba paralizado y me miraba horrorizado. Era un winlow. Un elfo que podía paralizarte si cruzabas una mirada con él y así lo deseara. Antes de que me volviera a atacar, recité un conjuro de luz alrededor de todos nosotros. Cuando escuche el alarido de dolor del winlow, me levanté del suelo e invoqué mi arma más mortífera. La ballesta apareció de la nada en mis manos y apunté sin abrir los ojos hacia donde provenía el grito. Supe que di en el blanco por que el bicho gritó con más fuerza. Deshice el hechizo de luz y pude ver como estaba la situación, Keiran ya se había descongelado pero yacía en el suelo con las manos en los ojos. Joder, ese hechizo es para dañar a los oscuros y el demonio lo era. El elfo estaba tendido sobre el asfalto y me acerque apuntando de nuevo con la ballesta, él utilizo las pocas fuerzas que le quedaban para desvanecerse y huir, pero no sin proclamar su amenaza a los cuatro vientos.

  • Te arrancaré la lengua para mi señora, voy a volver por ti - Cuando se esfumó, yo evaporé mi ballesta de luz y corrí hacia Keiran que parecía empezar a recuperarse. coche. Desactive el hechizo y fui hacia ellos junto a la puerta del conductor.
  • ¡Loca insensata! ¡Podías haberme jodido! – si, se estaba recuperando y esa noche me esperaba una buena bronca. Antes de que siguiera hablando tome su cara entre mis manos y recité un pequeño hechizo de curación como el que mi madre nos hacia a mis hermanos y a mi cuando eramos pequeños y nos hacíamos daño. Fue efectivo al momento y cuando abrió los ojos estos miraron directamente a los míos. Teníamos los rostros muy cerca el uno de otro y en ese momento pude ver lo que decía Samy. Era increíblemente guapo.

    Keiran se levantó inmediatamente después de esos interminables segundos que duró nuestra mirada y fue derecho a subirse al coche.

  • ¿Les faltaba alguna parte del cuerpo a las victimas? – le preguntó a Alec que seguía encerrado en el Ford. Desactive el hechizo y las puertas de desbloquearon.
  • ¿Cómo lo sabes? – mal rollo. El detective nos había estado ocultando cosas.
  • Acaba de decir que quiere la lengua de Aislyn, ¿les faltaba la lengua? ¡Contesta! – Keiran se estaba poniendo demasiado irascible y le sujeté por el brazo.
  • Vamos a meternos dentro del coche, está lloviendo mucho – me le lleve al otro lado y le introduje dentro. Cuando todos estábamos metidos en el coche y Alec volvía a ponernos en marcha hacia su casa, comenzó a contarnos.
  • A las seis victimas les faltaba la lengua, por eso creíamos que era un asesino en serie, con un horrible fetiche por las lenguas de mujeres, pensamos que las guarda como trofeo.
  • Te equivocas… está recolectando para la hembra – cuando escuché las palabras de Keiran mi memoria voló al pasado.
Recordé una tarde de verano hacia ya seis o siete años. Ryan y yo estábamos esperando a Eilen en el parque, Ryan hablaba sobre la clase que habíamos tenido horas antes. Los winlow. Mi amigo estaba completamente impresionado con los poderes de esas criaturas, eran capaces de paralizar con sólo una mirada y eran capaces de transportarse en el tiempo y el espacio, algo que Ryan siempre había querido hacer, pero lo que más asco nos daba de esas criaturas era… su gestación, cuando una hembra estaba embarazada tenia que comer la parte más sucia de un humano y eso era la lengua, el macho cazaba mujeres y ella cazaba a hombres, la diferencia era que una mujer winlow parecía completamente humana, sólo los de sus propias especies podían distinguirlas. Antes de poder decir en voz alta mis conclusiones reparé en un poder más que tenían los winlow, envenenar la sangre se sus presas con las garras…
La adrenalina y el efecto anestésico del veneno habían hecho que me olvidara de ello. Justo cuando iba a comentarlo mi vista comenzó a nublarse.

  • Esta alimentando a la hembra – dije casi con un susurro – creo que tenemos problemas – le balbucee a Keiran que se giró alarmado por el sonido de mi voz.
  • ¡Te ha envenenado! ¿Por qué no has dicho nada? ¡maldita sea! – nada más escuchar esas palabras mis ojos empezaron a cerrarse. El dolor comenzó a ser insoportable en tan sólo décimas de segundo y aunque deseaba con fuerza que mi consciencia se perdiera donde mierdas se vaya cuando la pierdes, el veneno evitaba que me desmayara.
  • Hay que ir a un hospital, si tomamos esta salida en treinta minutos estaríamos en el Memorial – dijo Alec.
  • No tenemos tiempo, acelera hacia la casa – gruño Keiran nervioso.
  • Pero…
  • Si vamos al hospital estamos muertos, ya nos estarán buscando ¿recuerdas? – el tono de voz del demonio no dejaba lugar a discusión y no sabía porque, pero confiaba en él. Bueno, si sabía porque, si yo moría él también, mayor motivo para dejar mi vida en sus manos.
  • Quedan solo cinco minutos – comentó Alec.
  • Yo voy a buscar ayuda, metela en la cama y arrópala con todo lo que tengas, si tengo suerte podre encontrar el antídoto antes de que sea demasiado tarde para nosotros – no pude verlo, pero por el grito ahogado del detective sospeche que Alec se había teletransportado.

Sentí los brazos fuertes de Alec sacándome del coche, al poco tiempo estaba metida en una cama junto a mi gata, y tal y como el demonio le había dicho, el detective me estaba arropando con todo lo que tenia. Yo ya no tenia fuerzas para gritar, pero me arme de valor y abrí los ojos. La sorpresa paralizo todos mis músculos. Una hermosa mujer rubia se inclinaba sobre mi atentamente. Keiran estaba a su lado con cara de malas pulgas.

  • Esto merece una buena recompensa, ¿Qué tienes pensado darme a cambio de salvar a la bruja? – preguntó una voz sensual que pude perfectamente relacionar con la explosiva rubia.
  • Te dejaré que absorbas mi energía, súcubo, pero dame el antídoto primero – Keiran estaba irascible, pero me alegré de escuchar su voz.
  • Fantástico… hace mucho tiempo que no tomo un trago de un demonio, pero ya sabes que está prohibido… y también sabes que es muy doloroso para los de tu especie ¿verdad? – el ronroneo sexual de la mujer estaba empezando a molestarme. Dentro de mi cabeza, asimile despacio lo que estaba pasando. Ella era un súcubo, tomaría la energía de Keiran, pero al ser él un demonio sufriría mucho durante el proceso y quedaría indefenso durante al menos un día. Él estaba dispuesto a hacer eso por salvarme… No, por salvarnos, indicó mi subconsciente.
  • Sin sexo – dijo mi guía. El gruñido de Keiran me sacudió e hizo que retornara toda mi concentración a lo que estaba pasando a mi lado.
  • Eso es una mierda, pero eres un Nephelim, con un simple beso podre alcanzar el nirvana, asique trato hecho. Aquí tienes el antídoto – segundos después una crema espesa con olor a amoniaco se vertió en mi boca y garganta.

El dolor comenzó a remitir casi de manera inmediata. Abrí los ojos un poco desorientada y vi lo que estaba pasando a mi alrededor. La súcubo estaba sentada sobre las rodillas de Keiran y le besaba con fuerza, un aura azul la hacia brillar. Parecía una diosa. El demonio estaba sufriendo, pero no podía zafarse de ella. No recuerdo que me hizo tomar esa decisión, pero casi sin pensarlo lance un torbellino de aire sobre la mujer e hice que rompiera el lazo entre ambos tirándola al suelo.

  • Ya has tomado suficiente. Gracias por todo – Le dije sentándome en la cama con las pocas fuerzas que había recuperado.
  • Ha sido grandioso, espero que volváis a necesitarme – dicho esto se esfumo y Keiran cayó al suelo de rodillas. Me las apañe lo mejor que pude y le subí a la cama a mi lado con un hechizo de levitación que hizo que se golpeara varias veces en la cabeza. No estaba totalmente recuperada.
  • Eres una bruja estúpida y patosa – dijo mientras le metía junto a mi en la cama y le arropaba con las… ¿treinta mantas? Que había traído Alec.
  • ¿Dónde está el detective? – pregunté antes de que siguiera criticándome.
  • Se marchó a la ciudad. Mañana tiene el día libre así que vendrá a vernos, ¿no es eso genial? – el sarcasmo era evidente en su tono de voz aun cuando estaba demasiado débil para hablar.
  • Callate y descansa, demonio antisocial – le regañé. Me quede observando su rostro , si no fuera un demonio seria una persona muy atractiva. Era extraño verle tan indefenso, eso me recordó los modales que mis padres me habían inculcado – Muchas gracias por salvarme la vida.
  • No lo he hecho por ti, ¿recuerdas? Si tú mueres yo también y todavía espero con ansias el día que me libere y te desgarre la piel con llamas de fuego.

Cada vez se explayaba más en los detalles de mi muerte, era extraño, pero empezaba a acostumbrarme y por muy difícil que resultara creerlo pude dormir segura y plácidamente junto a él. Un asesino en potencia, un demonio que era capaz de matarme con una sola mirada. Un Nephelim… espera un momento ¿NEPHELIM?
Antes de que mi cabeza siguiera dando vueltas a lo que acababa de descubrir, me quede completamente dormida.



Ragnarok 8




Capitulo 8

Keiran”
Keiran


¿Qué puñetas era ese sentimiento que me había inundado? ¿por qué quería matar a ese hombre por ponerle los labios encima a Aislyn?¿Por qué quería desgarrarle la garganta al policía por salvarla?¿por qué infiernos había dejado la tranquilidad de mi mesa para sentarme en la barra y vigilar a ese estúpido detective?
Las preguntas se agolpaban en mi cabeza y me martilleaban por dentro, la bruja había estado en un aprieto importante y la muy blanda no había sabido defenderse… estaba perdido, no iba a durar mucho si seguía así, yo dependía de que siguiera viva al menos hasta que me liberara. Maldito destino y jodidos poderes superiores… me habían jugado una muy mala broma encomendándome como guía de esa mujer. Me estaba empezando a plantear ser su guía de verdad, ayudarla a controlar sus poderes y a utilizarlos, de esa manera ambos estaríamos más a salvo. ¡Casi hace que me teletransporté delante de todo el mundo para protegerla!
Luego estaba el detective Owens, no me gustaba nada ese tipo, pero al parecer a ella si le gustaba y a él también parecía atraerle la bruja. Leer la libido era una ventaja en ocasiones, pero habría preferido mantenerme en la ignorancia en este caso, pero ¿Por qué coño me importaba tanto?
Samy me había tirado los trastos varias veces y aunque en un principio no pensara hacer nada con ella, el celibato me estaba causando graves trastornos emocionales, así que guardaría bien la servilleta donde me había apuntado su numero de teléfono, por si acaso.





viernes, 29 de agosto de 2014

Ragnarok 7



Capitulo 7



Alec”
Aislyn


A las nueve y media el demonio toca pelotas y yo salimos del hostal para irnos al infierno, el nombre del bar donde trabajaba era realmente apropiado. Fuimos todo el camino en silencio, no hablamos mucho después de mi cagada con el detective, me fastidiaba admitirlo pero Keiran tenia razón, no debía haberle llamado, aunque eso ya da igual, seguramente a esas horas ya estaría muerto.
Nada más llegar me encontré a Bout hablando con un policía en la puerta del bar, no nos interceptaron, así que, entramos dentro. Los moteros se estaban impacientando y Samy la pobre no daba abasto. Rápidamente me incorpore al trabajo y comenzamos a coger el ritmo y a calmar a las fieras sedientas de cerveza.

  • Ese chico te sigue a todos lados… ¿es tú guardaespaldas o algo? – me preguntó Samy apuntando a Keiran con el mentón. Se había sentado en la misma mesa que el día anterior y estaba solo bebiendo una cerveza que imaginé le había servido Samy. A pesar de que la mayoría de los hombres del bar eran físicamente más imponentes que el demonio, parecían tenerle miedo o al menos respeto y no se le acercaban. Sin embargo Samy no le tenia tanto miedo como me gustaría y cada dos por tres estaba en su mesa coqueteando con él. Eso podría ser peligroso, aunque Keiran la trataba de la misma manera prepotente que a todo el mundo, las mujeres solemos conseguir lo que nos proponemos y Samy se había propuesto irse a la cama con el demonio.
  • No coquetees con ella – le dije cuando me acerque a su mesa a retirarle la segunda jarra de cerveza de la noche.
  • ¿Por qué? Los demonios también tenemos necesidades… - dijo sin prestarme demasiada atención y guiñándole un ojo a Samy que pasaba justo por detrás de mi. Estupendo, ahora lo estaba haciendo más a propósito.
  • ¿Vosotros tenéis sexo? – esa no era la pregunta que tenia que hacer, era la primera vez en mi vida en la que no pensé antes de hablar. Keiran pareció algo ofendido.
  • Soy igual de humano que tu, mojigata, la única diferencia es que yo no envejezco y soy casi inmortal, por lo demás soy como tú – al parecer la pregunta había dolido más de lo que pensaba y yo me marché sin hacer ni un sólo comentario. Estaba roja como un tomate. ¿Cómo había sido capaz de preguntar algo así? Que vergüenza…

De camino a la barra un hombre se levantó de su mesa y me cogió por la cintura apretándome fuertemente. Samy se quedo bloqueada. sabía que este era uno de los hombres que solo Bout, el mismo que se había ido a comisaria a colaborar en lo del asesinato de la chica, podía controlar. Era uno de los tipos duros.

  • ¿Cuánto quieres por una mamada? – preguntó mientras acercaba su boca a la miá. El olor a whisky me revolvió el estomago.
  • Apartate y sigue jugando con tus amigos, si no quieres que te patee el culo – otra vez las palabras incorrectas salieron de mi boca, y aunque me arrepentí enseguida, no podía volver atrás. El muy cabrón me beso en la boca antes de que me diera cuenta y no supe reaccionar, me quede congelada.

Alguien tiró de mi y aparto con fuerza al mastodonte, instintivamente escupí y me limpié la boca con el bajo de la camiseta. Me importaba una mierda que se me viera parte del sujetador mientras, pero sentía tanto asco que casi vomito. Ni siquiera presté atención a mi salvador. Cuando levanté la vista vi a Keiran levantado en posición de ataque. Miraba hacia mi dirección enfurecido. Si él estaba allí, ¿Quién me había salvado? ¿En brazos de quien estaba acurrucada?
El detective Owens me tenia entre sus brazos como si fuera un cachorro indefenso, le había enseñado la placa al mastodonte y este se había retirado de nuevo a su mesa.

  • ¿Esta usted bien? – me preguntó mientras me apartaba de él y me miraba directamente a los ojos.
  • Si, muchas gracias – Keiran se situó inmediatamente a mi lado.
  • No hacia falta su intervención detective, ya me habría encargado yo – espetó el demonio molesto.
  • Pues parece que llegue yo antes que usted – el detective había contestado a Keiran casi sin mirale a los ojos. Los azules y preciosos ojos de Owens estaban todavía enganchando los míos. Keiran gruñó y ambos salimos del trance.
  • ¿Qué te pasa? – le pregunté al demonio. Keiran miraba al detective de una manera peligrosa.
  • Cuénteme señorita O´Connor, ¿Qué paso esta tarde? ¿Cómo lo sabia? ¿Qué era esa criatura? – soltó a bocajarro el detective.
  • Esta tarde cuando termine mi turno acompáñeme a mi hostal y hablamos tranquilamente. Detective… ¿esta usted bien?
  • Creo que salvándome la vida esta tarde te has ganado el derecho de llamarme Alec. ¿puedo llamarte por tu nombre señorita O´Connor?
  • Claro, siéntese un rato a tomar una cerveza, salgo dentro de una hora – le dije mientras le sonreía agradecida – y muchas gracias por quitarme a ese tipo de encima – solo me sonrió en respuesta y fue a sentarse a la barra. Para mi sorpresa Keiran le siguió y se sentó en la otra punta.

Había notado algo extraño en la reacción del demonio, no sabía porque, él quería haber sido quien me salvara, seguramente para tener que deberle un favor, pero había algo más que no encajaba y no sabía que era. Jamas podría entender a un demonio y aunque a veces creía que podía cambiar y ser más amable, intentaba no olvidar lo que era y sobre todo, no podía olvidarme de que en cuanto la pulsera de sirviente se cayera yo estaba totalmente perdida.



Ragnarok 6



Capitulo 6


 “La premonición hecha realidad”
Alec


Estaba anocheciendo y tenia que ir a interrogar a un sospechoso con arresto domiciliario, por lo que me tocaba a mi ir a su casa, el detective Montenegro iría allí en varios minutos, yo necesitaba caminar un rato solo, el asesinato de la mujer de ayer me había sobrecogido, los mordiscos y arañazos de su cuerpo habían sido tan salvajes…
Cruce una de las calles paralelas a donde me dirigía y algo me llamó la atención. Saint Lauren St. Tenia que ser una maldita coincidencia. La llamada de la chica me había sorprendido, pero lo que me había contado me había sorprendido mucho mas, una mujer tan joven y atractiva con esas paranoias…
El ruido de una moto me saco de mis cavilaciones, paso por la carretera a una velocidad no permitida, saque mi teléfono móvil para decirle a los compañeros de trafico la matricula y una de mis tarjetas de visitas se cayó del bolsillo, me agache inmediatamente a recogerla y luego lo recordé todo. Moto amarilla. Teléfono móvil, papel que se cae y coche rojo. Apunto de parecer otro friki, desenfundé el arma y me cubrí las espaldas con el coche rojo que, como ella había dicho, estaba a mi derecha.
Justo donde había estado yo segundos antes apareció una criatura horrible, tenia un aspecto parecido al de un humano, pero las garras y la boca eran demasiado grandes. Estaba sorprendido, le había pillado por sorpresa, se giró buscándome y cuando me vio, lanzo un gemido de fastidio, no lo dudé, dispare tres veces a su pecho. Debería estar muerto, pero no lo estaba, sólo parecía estar herido, me miro con unos ojos rojos que daban realmente miedo y desapareció difuminándose lentamente en una nube negra.

¿Qué demonios había ocurrido? ¿Quién era esa chica que me había salvado la vida? ¿Qué era ese ser horrible?

Nueva iniciativa



Hola Chic@s;

Voy a comenzar una nueva iniciativa blog diferente a los premios, pero igual de efectiva, no es nueva porque he visto algunas parecidas por la red.
Con el propósito de que los lectores comenten en los blogs, ya que al fin y al cabo a todos los bloguers nos gusta ver que somos leídos y que la gente participa en ellos.

En muy fácil entrar a un blog descargar o leer su contenido y marcharse, pero la mayoría de las veces no pensamos en quien gestiona el blog que es quien pone todo su esfuerzo en encontrar libros, ayudarte a decidir que libros leer, o como en el caso del mio, que leáis mis novelas.

Los blogs se nutren de comentarios y este mundo vive de las colaboraciones entre todos, tanto los que tengan blog propio como los que no. Todos tenemos que participar poniendo comentarios, dando nuestras opiniones, realizando pedidos, agradeciendo esfuerzos etc...

La iniciativa que voy a mover en esta ocasión la voy a bautizar como "Apadrinando un nuevo Bloguer" es fácil, consiste en como su propio nombre indica apadrinar a un nuevo blog para que consiga seguidores y ayudarle en todo lo posible con el diseño y con los consejos que humildemente podamos darles.

Cada Blog con mas de veinte seguidores podrá ser un "padrino" y tendrá que elegir a su apadrinado dentro de sus seguidores y tendrá que ser el nuevo bloguer que mas haya participado en su blog con comentarios. Cuando se consigan cuarenta seguidores se podrá apadrinar otro y así cada veinte seguidores.

Se pondrá una imagen (como las que aparecen abajo de esta entrada o la podéis crear vosotras mismas) en su sidebar con un enlace directo a su blog apadrinado y viceversa. Cada nuevo padrino tiene que nominar a otro blog para que busque dentro de sus seguidores alguien a quien apadrinar. Es sencillo simplemente poner una entrada como esta agradeciendo al blog que te ha nominado y que los interesados comiencen a participar de forma mas activa en el blog para ser elegidos por el administrador.

EL BLOG APADRINADO Y EL PADRINO NO PUEDEN OLVIDARSE MUTUAMENTE Y TIENEN QUE SEGUIR PARTICIPANDO MUTUAMENTE EN AMBOS BLOGS

En mi caso ya se han puesto en contacto conmigo Lizbeth del blog http://readersnovels.blogspot.mx/ y ella será mi primera apadrinada os aconsejo que paséis a visitarla y la ayudéis a comenzar en este mundo bloguer.

Ahora viene mi nominación a Sofia de La lectura nos llama espero que acepte el reto y os animo a visitar su blog que es genial.




















jueves, 28 de agosto de 2014

Ragnarok 5



Capitulo 5



Bar Infierno”
Aislyn


A las diez en punto estaba entrando por la puerta del bar, llevaba puesto un vaquero azul oscuro, unas botas negras por la rodilla y una camiseta negra con un símbolo celta plateado en la espalda, la camiseta dejaba ver una buena parte de mi escote, había transformado mis pulseras de plata en pulserones negros con tachuelas y había pintado mis ojos verdes con lineal negro, mis labios brillaban con un gloss rojo y mis pendientes antes de cuentas rosas los había transformado en plumas negras y platas. Me sentía realmente atractiva, aunque las palabras de Keiran antes de salir del hostal habían sido “ aunque la mona se vista de seda…” maldito demonio. Prefería al Keiran callado e inexpresivo.

  • ¿No pensaras quedarte toda la noche aquí, verdad? – le pregunté temiéndome su respuesta.
  • Si, no tengo nada mejor que hacer – me lo temía, pero me había propuesto ignorarle así que comencé ha hacerlo en el mismo momento en el que salí del hostal.

Cuando entré en el bar me recibió una joven morena muy guapa, al parecer Bout, el dueño que me había contratado no llegaría hasta más tarde. Samy me gustó desde el primer momento.

  • Vaya… ¿ese bombón viene contigo? – no sabía a quien se refería hasta que seguí su mirada. Keiran se había sentado en una de las mesas más apartadas y observaba el decorado del bar con mucha atención.
  • Tienes que estar de broma… ¿bombón? – no me entraba en la cabeza que a alguien le resultase un bombón mi demonio.
  • Bueno… pues me alegro que esté libre – dijo guiñándome un ojo. Deje pasar el comentario, pero lo registré en mi memoria como “ no dejar a Samy acercarse a Keiran”
No me resulto muy difícil coger el ritmo del trabajo, emplee algo de magia para mantener equilibrada la bandeja y para cambiar el gusto de las copas si por error me confundía al servirlas. Para ser mi primer día Samy estaba encantada.

  • ¿De donde eres? – me preguntó cuando estuvimos un momento a solas en la barra.
  • De Escocia, de Edimburgo – no la estaba mintiendo,más o menos era la verdad.
  • Tu acento le gusta a los chicos, espero que no me quites las propinas de mis habituales – me dijo.
  • ¡No! No te preocupes, yo no quiero hacer eso, por favor no… - me cortó de inmediato con una carcajada.
  • Es broma, tranquila, tú eres mi sucesora, dentro de unos días voy a irme a vivir a Reno con mi hermana, solo vais a estar Bout y tú – en ese momento me sentí algo desamparada, me gustaba esa chica.
  • Es una pena… - la sinceridad y preocupación de mi voz pareció ablandarla.
  • Tranquila Bout es un buen tipo, si alguna vez tienes problemas no dudes en acudir a él – después de esas amables palabras se fue corriendo hacia una de las mesas de billar donde un tipo con barba y un pañuelo en la cabeza le hacia señas para que se acercara a tomar su pedido.
La noche paso muy rápido, no me fije en lo que había estado haciendo Keiran, tampoco es que me importara demasiado, poco antes del cierre, Bout llegó algo apurado.

  • Lo siento chicas, he tenido que ir ha hacer algunos encargos y se me ha hecho tarde tomando copas con los repartidores – se disculpó.
  • No hay problema jefe, la nueva se las está apañando mucho mejor de lo que pensaba – dijo Samy guiñándome un ojo.
  • No os preocupéis, marcharos a casa, yo me encargo del cierre.

Samy cogió inmediatamente su chaqueta y se marchó despidiéndose con la mano, yo me quedé para hablar de las condiciones económicas y horarias del trabajo. Bout me explico todo perfectamente y en menos de diez minutos lo tenia todo claro. Trabajaría de Martes a Sábado de diez a cuatro de la mañana, hora del cierre. Cobraría a doce dólares la hora, no era una maravilla, pero era lo suficiente para mantenerme. Haciendo el calculo rápido, cobraría alrededor de los mil cuatrocientos dólares mensuales y podría permitirme buscar un apartamento de unos ochocientos dólares como mucho.
Keiran se levanto de la silla cuando me vio coger el abrigo y se dispuso a salir conmigo del bar. Nada más abrir la puerta nos encontramos de frente con una joven rubia de ojos azules que estaba dispuesta a entrar.

  • Ya estamos cerrando – la informé amablemente.
  • Lo sé, pero necesito usar el teléfono urgentemente, ¿podría entrar? – imaginé que no habría ningún problema en que pasara ya que todavía estaban dentro unos cuantos borrachos de los que Bout se encargaría antes de echar el cierre.
  • Supongo que si, pasa – le dije manteniéndole la puerta abierta.

Caminamos en silencio hacia el hostal, estaba a unos veinte minutos a pie y el silencio pudo conmigo, antes de que me pudiera dar cuenta me olvidé de mi promesa de no dirigir la palabra a Keiran.

  • ¿Siempre has sido tan osco y gruñón? – le pregunté a bocajarro.
  • Si, ¿tienes algún problema con ello? – no me esperaba esa pregunta, pero me alegraba que no sonara tan borde como de costumbre.
  • Pues si, vamos a pasar mucho tiempo juntos, podríamos al menos ser cordiales y hablar un poco, aunque me joda admitirlo, eres la única persona con la que voy a poder hablar con libertad de lo que soy – me sorprendí a mí misma con esas palabras, pero era cierto que extrañaba tener una relación como la de mi hermano y su guía.
  • No tengo intenciones de permanecer mucho tiempo a tu lado, siento como me hago más fuerte que tú, pronto estaré libre – que manía con la libertad.
  • Si no te portas bien voy a estar ordenándote cosas ridículas y aburridas para castigarte – le amenacé
  • Y yo me vengaré de cada una de ellas – dios… que sádico.

Sangre, colmillos, mujer rubia, grito, dolor, muerte, ahora, Palms Street”

La visión del asesinato había inundado mi mente, no me detuve a pensar, tenia que actuar rápido, salí corriendo en dirección contraria sorprendiendo a Keiran, quien corrió detrás miá.

  • ¿Qué pasa? – preguntó
  • Una visión… un asesinato… tengo que ayudarla – le explicaba mientras corría hacia uno de los callejones adyacentes al bar donde trabajaba.
  • Es tarde… huelo mucha sangre – dijo Keiran mientras nos adentramos en el oscuro callejón. Había un bulto en el suelo, estaba demasiado oscuro para distinguirlo bien, pero yo sabía que era. Era la chica que había entrado al bar. Estaba muerta.
  • ¡Oh dios mío! – dije mientras me arrodillaba junto a ella. Sus ojos azules ya no tenían vida. Era el primer cadáver que veía y estaba conmocionada.
  • Sigue aquí – susurró Keiran mientras se ponía en posición de ataque, gruño al aire que nos rodeaba y su sonido hizo que se me erizaran todos los pelos del cuerpo.
  • Mantente alerta y protegernos – mi orden salió de mi boca casi sin darme cuenta y el demonio obedeció de inmediato. Pasé una mano por encima de la cabeza de la chica, sin tocarla y recibí una descarga de imágenes como esperaba – es un elfo oscuro, la ha atacado por detrás, no le ha visto el rostro y yo tampoco puedo verlo, dios mio, ha sido horrible – dije quitando automáticamente la mano – voy a llamar a la policía – no tenia un teléfono móvil, pero para una bruja eso no era ningún problema. Pinché con mis poderes el repetidor más cercano y emití la llamada.
  • Ya se ha marchado – dijo Keiran relajando todos los músculos de su cuerpo.

Me quede esperando la llegada de la policía aunque el demonio insistió en que nos fuéramos, no me parecía ético dejar allí el cadáver solo y le ordené que esperara conmigo a que llegaran los inspectores. Pasaron tan solo diez minutos cuando un coche negro aparco frente al callejón. Dos hombres salieron del vehículo y comenzaron a acercarse a nosotros, encendieron unas linternas y nos apuntaron directamente a los ojos, algo que molesto bastante a Keiran. Tomé nota mental de esa debilidad a la luz potente, podría servirme de algo en un futuro. Los dos hombres iban vestidos de paisano, el más mayor, de alrededor de cuarenta y cinco años llevaba el arma desenfundada, el otro que rondaba la treintena como mucho, estaba bastante más relajado.

  • Policía – dijo el chico joven
  • Soy Aislyn, yo les he llamado – dije antes de que me dispararan. sabía por las películas que los polis americanos disparaban antes de preguntar.
  • Quédense aquí – dijo el hombre más mayor mientras ambos se acercaban y miraban el cadáver, al cabo de unos minutos se reunieron con nosotros.
  • Vamos fuera del callejón, tengo que tomarlos declaración – nos dijo el policía más joven - Soy el detective Alec Owens y este es mi compañero Troy Montenegro – como había supuesto, la edad podía habernos engañado, pero quien llevaba la voz cantante era el más joven.
  • Yo soy… - no podía usar mi apellido verdadero, podrían localizarme, me había metido en un buen lió, me había quedado bloqueada. ¿Qué podía hacer?
  • Perdonen a la chica, está muy afectada, somos Aislyn O´Connor y yo soy Keiran Lehazá– dijo mi demonio sacándome por fin las castañas del fuego.
  • ¿Se encuentra usted bien, señorita? – me preguntó el teniente Montenegro. Me había quedado blanca, pero no tenia nada que ver con el cadáver, jamás pensé que Keiran pudiera hacer algo así como ayudarme. Aunque no me iba a engañar, también se estaba ayudando a él mismo.
  • Si, es sólo que… jamás había visto algo así.
  • Cuéntenme lo que paso – dijo el detective Owens. Me arme de valor y comencé a contarle mi historia distorsionando un poco la realidad.
  • Acababa de salir del trabajo, es mi primer día en el bar infierno, me quede un rato en la puerta con mi amigo y a los diez minutos más o menos escuchamos un grito, corrimos hacia aquí, pero cuando llegamos ya era tarde y no había nadie alrededor, solo la chica.
  • ¿La conocía? – me preguntó
  • No, pero la vi entrar en el bar momentos antes de que yo saliera, me dijo que necesitaba utilizar el teléfono.
  • ¿Salió sola o acompañada? – según lo que había podido rescatar de la mente de la chica antes de que se fuera su alma completamente, pude contestar con sinceridad.
  • Sola.
  • ¿Estaba nerviosa o asustada? - ¿Cuánto más iba a durar esto?
  • No pude apreciar nada de eso, se la veía normal – respondí.
  • Tome mi tarjeta y si recuerda algo mas, llámeme – el detective no estaba muy convencido de mi declaración y no hacia más que echar miradas extrañas a Keiran. Era normal, su aura oscura incomodaba a los humanos y aunque no supieran de su naturaleza demoníaca, sus instintos hacían desconfiar de él.

El detective Owens me pareció de lo más profesional, dejando a parte su atractivo, era un chico guapo, castaño y con ojos azules, su boca era sexy y me sorprendí a mí misma intentando saber como de bonita seria su sonrisa. No nos hizo más preguntas y justo antes de que nos dejara marcharnos llegaron dos coches patrulla y un furgón funerario.

  • Deja ya de babear – me espetó Keiran sorprendiéndome.
  • ¿Qué dices? – pregunté enfadada.
  • Siento la libido de la gente y la tuya está más alta de lo normal, te ha gustado el policía… quizás esté confundido y no seas tan mojigata como creía – Este demonio era el peor grano en el culo que me podía haber tocado, conseguía sacarme de mis casillas con solo tres palabras.
  • Yo también voy a disfrutar arrancándote la piel a tiras – le dije sin pensarlo. Se rió. El demonio volvió a sorprenderme esa noche, se rió con ganas y sin una pizca de malicia en su tono, sonaba tan… normal.
  • Eres muy graciosa – dijo recuperando la compostura y su seriedad habitual.
  • ¿Cuántos años tienes? – pregunté ya que estaba de mejor humor que de costumbre.
  • Demasiados para contarlos, no llevo la cuenta – otra respuesta seca, pero sincera.

Llegamos al hostal y yo rápidamente me metí en el baño y me puse mi pijama de gatitos. Cuando entre de nuevo en la habitación Keiran estaba de pie frente a la ventana, bebiendo de una botella de agua. Solo llevaba puesto unos pantalones anchos y había dejado su pecho al descubierto, imaginé que para incomodarme como lo había hecho yo antes, pero no me incomodó en absoluto, me quede fascinada, parte de su pecho estaba tatuada con intrincados dibujos maoiries que bajaban por su brazo derecho enmarcando los músculos de su hombro. Fascinante.

  • ¿Hay algo que te resulte interesante? – me preguntó levantando la ceja y lanzándome una sonrisa ladeada llena de malicia.
  • No, he vivido con tres hermanos exhibicionistas toda mi vida, no me incomoda la desnudez – la sinceridad de mi respuesta pareció dolerle en lo más profundo de su masculinidad. Me alegraba.
  • No es lo mismo un hermano que un desconocido atractivo – dijo él, muy creído. No pude evitar reírme.
  • Eres un demonio que quiere matarme y que me saca de quicio cada dos por tres, eres más o menos como un hermano mayor – contesté riéndome y metiéndome bajo las sabanas donde Zaphirah ya me estaba esperando.

Me quedé dormida casi de inmediato, los sueños y las pesadillas reviviendo la muerte de la mujer inundaron mi subconsciente. ¿podría haber hecho algo más para salvarla? ¿podría haber sido yo el objetivo del elfo oscuro? Si me hubiera atacado a mi… ¿hubiera sido capaz de defenderme?
Me levanté a las dos de la tarde y esa vez Keiran si había “pedido” comida para los dos, estaba haciendo progresos, pero tenia que tener en cuenta que jamás debía confiar en él.

  • Enseñame la pulsera – le dije nada más levantarme y ver la mesa que había junto a la ventana llena de comida tailandesa.
  • ¿De que hablas? – preguntó medio dormido. Luego se remango el jersey y me enseño la pulsera dorada en su muñeca.
  • Muy bien, no ganarías nada con envenenarme así que vamos a comer – dije saliendo de la cama de un salto y dirigiéndome directamente hacia el festín.
  • Ese no es mi estilo – lo sabia, pero es mejor asegurarse. Le puse mi mejor sonrisa y le di las gracias por primera vez, algo que le incomodó. Era un tipo muy extraño.

Caminando por una calle, Saint Louren ST, una moto amarilla pasa al lado del hombre que veo, saca el teléfono móvil y se le cae un papel del bolsillo, se agacha a cogerlo y al levantarse una sombra oscura, un elfo se abalanza sobre él desde la derecha y le arranca la garganta de un mordisco. Detective Owens”

Mis visiones eran cada vez más intensas y precisas, mi poder iba creciendo a ritmos inimaginables, era por eso que a los veintitrés tenían que asignarnos un guía, nuestras habilidades se desarrollaban mucho más rápido que durante la adolescencia.

  • Tengo que llamar al detective – dije corriendo hacia mi chaqueta para sacar la tarjeta donde estaba su numero de teléfono.
  • ¿Qué ocurre? – preguntó Keiran mientras pinchaba tallarires de mi plato casi sin tocar.
  • Si no le aviso el elfo le va a matar – le dije.
  • ¿Y que más da? No puedes ir por la vida enseñándole a la gente lo que puedes hacer o te meterán en un laboratorio para experimentar contigo – la tranquilidad con la que dijo esas palabras no hizo que me detuviera.
  • No voy a dejar que un inocente muera por salvar mi secreto.
  • Haz lo que quieras, no va a creerte – fui hacia el teléfono de la habitación y marque el numero de móvil con los dedos temblorosos
  • Owens – contestó una voz.
  • Detective… soy Aislyn, la chica de ayer – no recordaba el apellido que me había puesto Keiran así que decidí no arriesgarme.
  • ¿Ha recordado usted algo que nos sea de ayuda? – preguntó esperanzado.
  • No, pero tengo que avisarle de algo, se que es probable que no me crea, pero escúcheme con atención. Corre usted un gran peligro – dije las palabras atropellándome con cada silaba.
  • ¿Es alguna amenaza? – preguntó para mi sorpresa.
  • No, claro que no, escuche, esta tarde va a ir caminando por una calle, Saint Lauren, le va adelantar una moto amarilla a gran velocidad, usted sacara su teléfono móvil del bolsillo derecho de su traje y se le caerá un papel al suelo, cuando se agache a recogerlo, no se levante, saque el arma y cúbrase con el coche rojo que estará a su derecha, es cuestión de vida o muerte – la línea se quedo muda al otro lado del teléfono durante un minuto.
  • ¿Es usted alguna loca que cree ver el futuro? Por que le advierto que no creo en esas cosas, pero de todas formas mi madre me enseño a agradecer a las personas. Muchas gracias por la advertencia señorita 0´Connor – me colgó. El muy imbécil me colgó. La ira inundó mi preocupación y la ahogo por completo. Imbécil.
  • Te lo dije – mi demonio no dejaba pasar la oportunidad de restregarme las cosas.
  • Que le jodan – no me gusta blasfemar, pero al diablo, una se preocupa por alguien y así es como se lo pagan.
  • Los humanos son así de incrédulos, así les pasan siempre las cosas que les pasan – expuso mi demonio que a diferencia de mi no parecía tener ningún ápice de preocupación por el detective.



miércoles, 27 de agosto de 2014

Ragnarok 4



Capitulo 4



“La huida”
Aislyn


Todo sucedió muy rápido, Bashet siseaba como una serpiente en dirección al demonio y mi hermano ya había creado una corriente de poder a su alrededor. Todos estaban listos para luchar excepto el demonio. Mi guía permanecía de pie observando todo con curiosidad, pero no había miedo en sus ojos.
Eoghan Macbeth había desaparecido y mi amiga Eilen nos miraba a todos como si estuviésemos locos.

  • ¿Qué hacéis? Si le matáis a él vais a matarla a ella también – dijo Eilen poniéndose entre mi familia y yo.
  • Pero es mi deber, ¿Cómo ha podido suceder? Esto es una sentencia de muerte para ti Aislyn – dijo mi hermano bajando la guardia y echándose las manos a la cabeza – ordénale que no nos haga daño a ninguno – me ordeno mi hermano antes de seguir.
  • No hagas daño a nadie – le dije al demonio mirándole directamente a los ojos. No pude aguantarle la mirada, era demasiado fuerte, malvado. No pude reprimir un escalofrió.
  • Lo que usted ordene – dijo entre dientes con una voz fría y sensual que me heló la sangre.
  • Hay que sacarte de aquí – dijo mi hermano y mi padre – los ancianos ya deben de saberlo, se han activado las alarmas oscuras. Estas perdida si no conseguimos que huyas.
  • ¡Yo no he hecho nada! ¿Por qué van a castigarme? – pregunté ansiosa. No entendía nada. ¿Qué culpa tenia yo?
  • Esto pasa muy raras veces, pero nunca se cuenta porque la misma familia o el cazador que asiste a la ceremonia se encarga de… matar al brujo. No podemos ir resucitando demonios. Es una ley que estoy desobedeciendo. ¿Qué hacemos papa?
  • Vamos al cuarto, vamos a sacarte de aquí, tú ves a avisar a los ancianos a la casa grande, di que el demonio ha creado un escudo protector alrededor de ellos y que han recitado el conjuro en el portal y se han marchado – dijo mi madre. Mi padre se había quedado totalmente catatónico. Mi hermano me abrazo rápido y corrió con su guía hacia la casa de los manda mases del Coven.

Subimos corriendo las escaleras, el demonio iba detrás de todos nosotros, con una tranquilidad pasmosa, no había abierto la boca para decir nada. Era un guía de mierda.
El cuarto de mi hermano que se había acondicionado para ser nuestro portal al mundo exterior estaba preparado, en décimas de segundo escuchamos ruido en el exterior de la casa. Ya venían a por mi. Mi madre, Eleonor Macbeth, recito un pequeño conjuro mientras nos colocamos y mis ropas cambiaron a una deportivas un vaquero y un anorak negro. El demonio y yo nos introducimos en el circulo rojo que había pintado en el suelo, cogí mi maleta y mi bolso, pero antes de que mi padre comenzara el ritual…

  • ¡Zaphirah! ¿Dónde esta? – la gata dio un bufido intenso cuando vio al demonio, pero saltó inmediatamente a mis brazos. En ese mismo instante escuchamos la puerta de la casa ceder. Ya estaban dentro.
  • Ten cuidado, no vayas a Londres, te buscaran allí, te vamos a mandar lejos, es un conjuro difícil, pero practico ni siquiera nosotros sabremos donde te hemos mandado. Si necesitas ayuda busca a Val.
  • ¿Qué Val? – pregunte sorprendida mientras veía a mis padres cogerse la mano y comenzar con el conjuro de transporte - ¿Dónde voy a ir si no tengo apartamento ni coche, ni trabajo? – les pregunté intentando llamar su atención. Mis cazadores ya estaban subiendo las escaleras, en menos de un minuto entrarían en la habitación. Mis padres no contestaban, estaban inmersos en el ritual.

Antes de que el humo blanco me envolviera trasladándome a saber donde, mire a mi amiga Eilen, su pelo negro enmarcaba un rostro pálido y lleno de preocupación, sus ojos negros estaban llenos de lagrimas.

  • Te prometo que me cuidare, no te preocupes – le dije en general a todos. En ese momento la puerta se abrió y pude ver la cara de mi hermano justo antes de desaparecer. Me sonrió aliviado. Lo habíamos conseguido, al menos por el momento.

Pasamos diez minutos en un pequeño huracán de humo blanco, no hacia ni frió ni calor, pero era extraño estar suspendidos en medio de la nada. El demonio no hablo, se limitaba a observarme de vez en cuando y a mirar a su alrededor. No le conocía, pero podía adivinar que era un tipo arrogante.

  • ¿Cómo te llamas? – pregunté por fin.
  • Que más da… - dijo mirándome por encima del hombro.
  • Bueno pues te llamare Misifu – dije utilizando también parte de mi arrogancia. Esas palabras tuvieron reacción. Justo la que esperaba.
  • Keiran – contestó mientras enfrentaba mis ojos y me hacia retirar la mirada de él.
  • Yo soy Aislyn, espero que nos llevemos bien, porque vamos a pasar una largo tiempo juntos – dije para intentar conversar de algo y catalogarlo de alguna manera. Su respuesta fue contundente. Quedaba así catalogado en la carpeta de enemigos mortales.
  • No vamos a pasar tiempo juntos, eres demasiado débil, pronto me liberaré de ti y será un placer acabar con tu vida yo mismo – genial, la cara de gilipollas que se me quedo en ese momento tuvo que ser espectacular. El miedo recorrió mi cuerpo y mi alma, pero me arme de valor y fui directa al grano.
  • Muy bien, pues nos llevaremos mal hasta que eso suceda, pero de momento eres mi siervo – utilice esa palabra para hacer más daño y obtuve como repuesta un gruñido gutural como el de un perro – tienes la obligación de protegerme siempre y así te lo ordeno.
  • Como mandes – contestó entre dientes.

Al parecer habíamos llegado a nuestro destino, y el humo blanco comenzó a disiparse. La bruma de mi cerebro también comenzó a retirarse y a dejar millones de preguntas y miedos. No tenia ese estupendo trabajo ni ese estupendísimo apartamento de Londres y acabábamos de aparecernos en un callejón muy oscuro de a saber donde, imaginé rápidamente que estábamos al otro lado del globo, ya que era por la noche, una noche muy cerrada y fría, por lo que seguramente estuviéramos en américa del norte. No me di cuenta que todas estas cavilaciones las había estado haciendo en voz alta hasta que el demonio contestó.

  • Si, estamos en Estados Unidos – contestó con seguridad y prepotencia.
  • Averigua la ciudad en la que estamos – le dije mientras caminaba por el callejón hacia la calle principal. Keiran desapareció en una neblina negra y antes de que alcanzara la esquina del callejón con la calle principal se apareció frente a mi, dándome un susto de muerte.
  • Joder, no hagas eso – no era una persona que blasfemara con frecuencia, pero en esos momento ya no me importaban los modales ni un pimiento.
  • Estamos en Washington DC – dijo el demonio apartándose un poco para que pudiera pasar y salir a la preciosa e iluminada calle.

Andamos sin rumbo durante un cierto tiempo, Keiran no decía nada, ni daba su opinión, ni se quejaba, era como estar completamente sola. Puse mi cabeza a funcionar, deberían ser las cinco o las seis de la mañana, estaba empezando a amanecer. Tenía que encontrar pronto un sitio donde alojarme y descansar un poco. Pase cerca de varios hostales y al final me decidí a entrar en uno que estaba bastante resguardado ente dos callejones y que era muy barato, solo treinta dólares la noche. Convertí las Libras que me habían dado mis padres en dólares, ese era el único hechizo que se podía realizar con el dinero, el cambio de moneda nos sale gratis, la pena es que ningún brujo haya encontrado la manera de reproducir el dinero sin tener efectos secundarios, pero es por eso por lo que los poderes lo tienen prohibido.
No reparé en que todavía llevaba encima a la pequeña Zaphirah hasta que el recepcionista del hotel me pidió un suplemento de cinco dólares por el animal.

  • Pagaré al contado dos semanas – le dije mientras intentaba sacar el monedero. La gata no se movía de mis brazos, estaba realmente asustada, no dejaba de temblar y Keiran no era de gran ayuda.
  • Esta bien, no hagan mucho ruido y no tendré que echarlos – dijo el recepcionista cuando le pague y nos dispusimos a subir las escaleras hasta la habitación 208.
La habitación era horrible, tenia dos camas de un metro treinta y las paredes y el suelo enmoquetados con una tela realmente hortera, pero era lo que había, solo tenia dos mil dólares en efectivo y estaba segura que no podría sacar de la cuenta bancaria que me habían asignado sin conducir a mis enemigos directamente hacia mi. Enemigos. En tan sólo dos horas la gente a la que consideraba familia y amigos estaban buscándome para matarme. Deseaba saber si mis padres y mi hermano estaban bien o les había hecho algo por dejarme escapar, pero no podía ponerme en contacto con ellos y eso me comía las entrañas.

  • ¿Los demonios duermen? – pregunté a bocajarro mientras dejaba a la pequeña gata sobre mi cama.
  • Si – siempre tan claro y seco.
  • Eres un borde – le solté sin pensármelo. Por fin pude ver una reacción en su cara. Estaba sorprendido.
  • Voy a arrancarte la piel a tiras en cuanto esta mierda de pulsera se caiga, no tengo por que ser amable contigo – definitivamente daba miedo.
  • Bueno, mientras tanto, podrías intentar hacer mi vida un poquito más fácil y darme algo de conversación – solo obtuve un bufido en respuesta y después se metió en el servicio.

Abrí la maleta y la magia de Eilen y Ryan hizo el resto, toda mi ropa nueva y parte de la antigua se colocaron automáticamente en el armario, mis recuerdos y demás cosas se fueron ordenando por toda la habitación, los cajones de las mesillas se llenaron con mi ropa interior y la cómoda se lleno de portaretratos de mi familia y amigos.
Keiran salió del baño en el preciso momento en el que unas bragas negras de encaje (que yo no había comprado) atravesaron la habitación volando hacia su cajón. La cara del demonio intercepto la trayectoria. Había pasado por muchas cosas ese día y no pude evitar eliminar la tensión con un grandioso ataque de risa.

  • Nunca hubiera imaginado que fueras de las mujeres que llevan este tipo de ropa interior – dijo mientras tiraba la prenda sobre la cama.
  • No soy de esas – dije entre carcajada y carcajada.
  • No me parece gracioso – vaya un guía de mierda que me habían conseguido los poderes. Era un demonio. Quería matarme. No hablador y por si fuera poco, no tenia sentido del humor.
  • ¿Cuéntame algo de ti? – pregunté mientras me sentaba sobre la cama y acunaba a Zaphirah. Mi pregunta debió de sorprenderle porque no contestó de inmediato con uno de sus gruñidos.
  • ¿Qué te importa? – preguntó realmente sorprendido.
  • Bueno, vamos a pasar tiempo juntos, me gustaría saber que clase de demonio eres – sabía que ni los Fae, los ángeles o los demonios podían mentir a sus novatos, así que intente sonsacarle.
  • Soy un demonio de fuego, un demonio de la venganza – para mi sorpresa y la suya propia, me contestó de forma normal. No había sequedad, asco o mal estar en su voz. Era un buen progreso.
  • Yo soy profetisa – le dije en respuesta.
  • Me da igual – otro paso atrás. Una de cal y otra de arena, los próximos años iban a ser difíciles.

Decidí ignorarle e irme a dormir, estaba realmente exhausta. Ya había amanecido así que cerré las cortinas y me dispuse a dormir veinticuatro horas hasta eliminar el yet lag.
Solo pude dormir seis horas, me levanté a las tres de la tarde, estaba tan a gusto bajo las mantas que no quería moverme ni recordar nada, pero un olor a carne recién cocinada y a verduras salteadas hizo rugir mi estomago como si no hubiese comido jamás.

  • Que bien huele… ¿has pedido comida? – pregunté mientras me daba la vuelta y me incorporaba en la cama. Keiran estaba comiendo sentado en su cama. Esa milésima de segundo, el demonio me pareció por primera vez un tipo de lo más normal.
  • ¿Has pedido algo para mi? – pregunté esperanzada.
  • No – su respuesta me enfureció más que nunca.
  • ¿De donde sacaste el dinero? – le espeté mientras salía de la cama malhumorada.
  • No lo necesito, voy donde quiera y cojo lo que quiera – dijo mientras se metía un gran trozo de carne en la boca – y por favor… tapate un poco – me había puesto un jersey de Ian que me llegaba justo por debajo del culo y jamás había pensado que algo así le incomodaría. Bien. Quería incomodarle, quería darle un puñetazo y una patada en las narices. Me estaba sacando de quicio y mi hambre no hacia más que aumentar por momentos mi mala leche.
  • Vete a la mierda – le dije mientras entraba en el baño y daba un portazo.

Tenia que salir a buscar trabajo, los mil seiscientos dólares que tenia en la cartera no iban a durarme mucho y no podía pasar más tiempo parada lamentándome.
Por lo visto Keiran no sólo había “comprado” comida, también había usurpado la mitad de mi armario con ropa. Toda negra, jeans negros camisetas negras, camisas negras, Jersey negros. Que triste y aburrido. Solo había comprado unos jeans azules y una sudadera roja y no sabía el motivo. La verdad es que tampoco me importaba. Me vestí rápido en el baño y me puse mi ropa más linda y mis botas más altas y sexys, aunque no lo había hecho nunca, sabía que para encontrar trabajo tenia que causar buena impresión, sujeté mi largo pelo pelirrojo en una coleta alta y puse algo de rímel y brillo en mis labios. Ya estaba lista para emprender mi nueva vida.

  • Me voy a buscar trabajo, vendré más tarde – le dije al demonio mientras cogía mi bolso y mi abrigo.
  • Voy contigo, estoy harto de estar aquí encerrado – su respuesta me sorprendió tanto que no supe que contestar.
  • De eso nada, tú asustas a cualquiera que se cruce contigo, necesito causar buena impresión – le espeté
  • Te esperaré fuera, además es mi jodido deber protegerte, no quiero que te mantén antes de que me libere – maldito cabrón.
  • Haz lo que te de la gana – sabía que no podía discutir con él.

Después de entrar en una hamburguesería y pedirme una famosa hamburguesa americana que me supo a gloria, recorrí la parte sur de la ciudad y entré en varias cafeterías y tiendas que buscaban dependienta, pero no tuve suerte. Al pasar frente a un bar de copas de moteros vi un letrero enorme que decía que necesitaban una camarera. Bar Infierno. El nombre se ajustaba perfectamente a mi situación actual. Jamas me había dedicado a eso, pero la verdad era que jamás me había dedicado a otra cosa que no fuera estudiar. Decidí entrar a probar suerte.

  • ¿Vas a entrar allí? – preguntó mi grano en el culo poniendo mala cara – tú eres una mojigata, van a comerte viva – dijo relamiéndose ante la idea. Un escalofrió recorrió mi columna, no sabía por qué, pero la idea literal de comerme viva le entusiasmaba.
  • Vete al infierno – le hice un gesto para que se quedara en la puerta y antes de entrar le enseñe el dedo corazón, dejándolo completamente fuera de juego. Lo sé, fue un gesto infantil, pero tenia la necesidad de hacerlo.

El bar por dentro era tal y como me lo había imaginado, decorado con sillines de moto, ruedas de moto, manillares de moto y todo tipo de piezas de moto. El barman me miró con curiosidad mientras me acercaba a la barra y varios de los tíos que estaban jugando al billar pararon sólo para observarme.

  • ¿En que te puedo ayudar? – dijo muy educadamente para mi sorpresa.
  • Vengo por el anuncio. Necesitan una camarera ¿no?- no deje que el ambiente me incomodara, pero el borracho que, por arte de magia, se había situado junto a mi en la barra me estaba poniendo nerviosa. No me quitaba la mirada de encima y cada vez se acercaba más a mi.
  • Esta muy buena Bout, no me importaría tenerla cerca – vi venir el movimiento de su mano hacia mi culo e instintivamente actué. No era ninguna niña indefensa, era una bruja, una con muy buena formación en defensa personal y tres hermanos mayores. Giré su muñeca y coloqué su brazo detrás de su espalda, le deje totalmente inmovilizado contra la barra del bar.
  • Controla tus modales – le dije mientras le soltaba no sin antes apretar su brazo hacia arriba y sacarle un gemido de dolor.
  • Contratada, ¿Cuándo puedes empezar? – El barman estaba muy gratamente sorprendido y la verdad es que parecía un buen hombre. Su aspecto rudo con bigote y barba y el pelo largo atado con un pañuelo rojo, no daba una buena impresión al principio, pero sus ojos hablaban por si solos. Tendría más o menos cincuenta años y realmente parecía buena persona.
  • ¿De verdad? Genial, puedo empezar esta misma noche si quieres – le dije tendiéndole la mano para cerrar el trato. Yo lo había visto en las películas y aunque le sorprendió el gesto, la estrechó con gusto.
  • Samy, la otra chica te enseñará, ven a las diez. Tenemos reglas de vestimenta, puedes traer calzado bajo o con tacón, pero siempre tienen que ser botas y tienes que vestir algo sexy, sólo admitimos el marrón, el negro, el azul eléctrico, morado o rojo, nada de colores pastel – no me gustó demasiado la idea de vestir como… como Keiran, pero eso era algo temporal, podría superarlo.
  • De acuerdo, aquí estaré – le dije mientras me encaminaba hacia la puerta.
  • Por cierto, Soy Bout – me grito antes de que saliera.
  • Yo soy Aislyn – le contesté en respuesta asintiendo con la cabeza. Después salí del local donde mi grano en el culo estaba comenzando a aburrirse.

De camino al hostal no le dirigí la palabra a mi demonio, que reaccionó a la noticia sobre mi nuevo empleo con un “ no vas a durar ni tres días”. Fui todo el trayecto concentrada intentando acordarme del hechizo que hacia Ryan para cambiar de color su ropa, no estaba dispuesta a comprarme trapitos nuevos.



Te vas sin dejarme un comentario....

Te vigilo....


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