Capitulo 43
Muchas de las
brujas y brujos se acercaron a saludarme como si me conocieran de
toda la vida.
Sabía que los
sureños eran gente muy acogedora, pero no me había imaginado jamas
cuanto.
Estaba segura de
que no me acordaría de ninguno de sus nombres, eran demasiados para
memorizarlos todos de una sola vez.
Una mujer muy
guapa se acerco a saludarme junto a Marie Grace, Su piel de ébano y
sus ojos casi dorados la hacían parecer una diosa. Era
increíblemente hermosa.
- Querida, esta es Tanya, es la dos veces tataranieta de Alice Western, la bruja que luchó contra Olivia – podía sentir como el poder nos envolvía a ambas y como conectábamos. Era como si las dos fuéramos parte de un engranaje y por fin nos habíamos acoplado.
- Siento que seremos grandes aliadas – me dijo la Tanya. Ambas eramos más o menos de la misma edad.
- Yo también puedo sentirlo, literalmente – espeté acercándome a ella y dándole un abrazo. Al principio se quedó bloqueada pero luego me aferró con fuerza.
- Creo que podemos ir preparando el circulo – dijo en voz alta para que todos pudieran escucharla.
Todo el mundo
comenzó a moverse de una lado a otro y comenzaron a ir a otra
estancia de la mansión, yo no sabía que era lo que iba a pasar y
terminé al lado de Chris y Nathan a la espera de que alguien nos
dirigiera.
- Siento mucho quitaros a vuestra amiga – nos dijo Marie Grace desde atrás. Yo me sobresalté.
- Tranquila... - dijo Nathan a modo respuesta. Chris simplemente clavó sus ojos azul oscuro en los ojos celeste de la mujer y ambos parecieron estar echando un pulso. Pulso que para nuestro asombro ganó con facilidad la bruja.
- Es fascinante las cosas que todavía pueden sorprender a una vieja como yo – dijo con una carcajada sin apartar los ojos del demonio que ahora intentaba evitar la mirada de la bruja.
Sin más
dilaciones me marché con ella hacia el salón al que poco a poco
habían ido entrando todos los brujos.
Era una estancia
diáfana y no tenía ningún mueble. A diferencia de el otro salón
este era mucho más grande y ademas era redondo.
En el centró
había un atril con un enorme libro que parecía ser muy antiguo. Uno
de los brujos ancianos se acercó y con bastante esfuerzo quitó del
atril el enorme libro.
Tanya me esperaba
en el centro. Y la mayoría de brujos había comenzado a crear
pequeñas bolas de luz blanca con las manos.
Sentí como poco a
poco la magia comenzaba a vibrar por la estancia. Sentía en siseo
del poder recorrerme y tantearme. Era como estar al lado de una torre
de alta tensión y escuchar el zumbido cerca de tu oreja. Estaba
segura de que si esos poderes no me consideraban digna de lo que iba
a pasar en ese momento me hubieran fritó desde dentro con una
terrible descarga de poder.
Poco a poco la
magia y yo fuimos acomodándonos y la tensión se esfumó, aunque no
por completo, fue en ese momento en el que Tanya tomó mi mano y
recitó un conjuro. Hablaba en un extraño idioma que luego
identifiqué como cajun.
Después de que
terminara de recitar, un libro comenzó a materializarse de la nada.
Era espectacular, como giraba y giraba sobre nuestras cabezas
formándose poco a poco.
Después cayó sin
más sobre el viejo atril de madera.
- No puedes soltar mi mano, si la sueltas el libro desaparecerá, esa es su medida de seguridad para evitar que nadie excepto la quimera autorizada por el descendiente brujo de Alice pueda leerlo – fue entonces cuando entendí a que había venido ese tanteó de poder que había sucedido al principio, había sido ella quien me había estudiado antes de darme el visto bueno.
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