Capitulo 3
“La
Ceremonia”
Aislyn
No pude pegar ojo
en toda la noche, a las ocho de la mañana me levante de la cama y me
puse a dar vueltas por toda mi habitación. La angustia de mi
estomago seguía dándome guerra, pero cada vez estaba más
convencida de que era por el cumulo de nervios y emociones que estaba
teniendo. Zaphirah estaba metida en mi cama observándome. A veces me
daba la sensación de que hablaba conmigo y en ese momento su
expresión decía claramente: “deja de dar vueltas y molestar,
metete en la cama que hace frió”
La hice caso y
volví a meterme en la cama para acariciarla, gracias a dios el Coven
me había dejado llevarme a mi gata, ya lo tenia todo preparado, la
maleta junto con todos los documentos acreditativos y mi pequeña
bolsa de mano estaban en el cuarto de mi hermano Lucas, el mayor.
Desde que él se marcho su dormitorio se había utilizado para
realizar los traslados, era una puerta a un punto energético que nos
permitía a los brujos transportarnos donde quisiéramos y cuando
quisiéramos. Esa misma tarde yo me marcharía a Londres utilizando
el portal. O al menos eso era lo que pensaba.
A las diez de la
mañana mi madre entro en mi dormitorio con el traje blanco de la
ceremonia que habían utilizado todas mis hermanas. Esta vez y al ser
yo la última en irse mi madre se había permitido el lujo de
cambiarle un poco y modernizarle, tenia un corte medieval, la seda
blanca entremezclada con el resto de materiales y las mangas
acampanadas daban al vestido un aire principesco inigualable. La
corona de flores que mi padre había confeccionado era realmente
asombrosa y combinaba perfectamente con mis ojos verdes.
Mi madre me ayudo
a vestirme y peinarme para la ocasión, pronto escuche la campana de
la puerta e imaginé que Eilen ya había llegado. La primera sorpresa
de la mañana me la lleve nada más dirigirme al comedor de mi casa.
No sólo Eilen estaba en el salón con mi padre. Ian, el quinto de
mis hermanos, me esperaba con una gran sonrisa en la cara.
- No me puedo creer que estés aquí- dije mientras corría hacia sus brazos – es perfecto, increíble – no tenia palabras para describir mi emoción. Ian mi hermano preferido y con el que por desgracia podía hablar menos, había venido a mi ceremonia. Él era un guardián, uno de los mejores y ellos, debido a su trabajo, no podían contactar demasiado con la familia.
- ¡Chiquitaja! No sabes cuanto te he echado de menos – me dijo mientras me besaba en la frente como solía hacer siempre.
- Han sido tres años desde que te fuiste y solo hemos hablado una vez por teléfono– le regañé.
- Lo sé, pero ahora será más fácil porque yo también estoy destinado en Londres y podremos vernos de vez en cuando – mi padre se incomodó con las palabras de Ian. En el mundo exterior no podemos juntarnos con más brujos ya que seriamos blanco fácil para los oscuros. Las parejas de brujos tienen la obligación de vivir en el Coven. Dos de cada diez personas encontraban su media naranja en la comunidad y no se graduaban, el resto intentaban hacer una vida normal en el exterior – papa, no pongas esa cara, soy un guardián, no pasará nada. Lo prometo – Ian era un as manejando a nuestro padre, que se relajó de inmediato.
- Esta bien, dejemos esto para luego, ya he preparado la mesa de ceremonias – dijo mi madre separándome de Ian y tomando mi lugar entre sus brazos – te he echado de menos caracolito – mi hermano se volvió a poner rojo, no le gustaba el apodo cariñoso de mi madre, pero era incapaz de decirla nada. Había cosas que nunca cambiarían.
- Por cierto, ¿Dónde está Bashet? – pregunté al darme cuenta de que la guía de mi hermano no andaba cerca – ¿ya se ha liberado? – pregunté sorprendida. Normalmente los siervos suelen permanecer una media de cuatro años con el novato.
- Que más quisiera – dijo una voz detrás de mi. Bashet era un hada preciosa y mi hermano y ella se complementaban perfectamente. Era una glotona y no había podido resistirse a pasar por la cocina antes de saludar.
- Me alegra verte – la saludé dándole un abrazo – sigue protegiendo así de bien a mi hermanito.
- No me queda más remedio, si él muere yo también – las hadas son un poco literales y no entendió muy bien mi comentario, pero es bueno saber que no se llevan tan mal como para dejarse matar mutuamente.
- Hoy conseguirás tu propio grano en el culo, hermanita – dijo Ian mientras me cogía por los hombros y me acercaba hacia el altar.
La ceremonia es
algo simple, sólo hay que conjurar a nuestro ancestro y después
recitar el hechizo que traerá del más allá al siervo que los
poderes te encomienden, es como una forma de reencarnación para
ellos. Los guiás suelen ser seres que han fallecido jóvenes, antes
de lo previsto y que regresan aquí totalmente corpóreos y con su
sabiduría y memoria intactas, la mayoría de ellos están de acuerdo
en ser tus guardianes, siervos y mentores ya que su recompensa es
volver a la vida, todos tienen una especie de pulsera que se cae
cuando el novato ya es fuerte o cuando la fuerza del sirviente supera
a la del novato. En el ultimo caso ellos se liberan y dejan al brujo
indefenso, pero eso raras veces ocurre ya que la fuerza del novato
crece con la misma rapidez que la del guía.
El nudo en el
estomago seguía apretando fuertemente en mis entrañas, pronto
terminaría toda la parafernalia y esa misma noche dormiría en mi
lindo apartamento de Londres.
Un
agujero negro inundo mis ojos mientras Ian me daba el atame 1que
iba a utilizar para invocar a nuestro ancestro.
“sangre,
dolor, un callejón muy estrecho, una placa de metal. Mari king´s
close. Edimburgo, un oscuro”
- ¿Qué has visto mi pequeña visionaria? – me preguntó Ian. Todos me conocían, sabían que acababa de tener una visión, una que no me gustaba nada. Nunca jamás había tenido visiones de ese tipo, jamás habían sido tan claras, una cadena de imágenes volaba por mi estupenda y afortunada memoria fotográfica.
- Tienes que tener cuidado – le dije a mi hermano mirándolo directamente a los ojos y asustándole con mi seriedad – Vas en busca de un oscuro muy poderoso, está escondido en Edimburgo, ten cuidado en el callejón de Mari king´s close él te atacara por la espalda.
Todo el salón se
quedo callado, el ambiente festivo comenzó a decaer e incluso yo
estaba bastante preocupada, aunque sabía que avisando a Ian, seguro
que se cuidaría y no ocurriría la desgracia que había visto.
- Bueno, no te preocupes, yo vigilare las espaldas de este mequetrefe – dijo Bashet, quitando hiero al asunto y haciendo que todos nos volviéramos a poner en movimiento. Quedaban quince minutos para las doce de medio día. Hora exacta para realizar el ritual.
Mis padres, Eilen,
Ian y Bashet se sentaron en el suelo frente al altar, yo me puse
delante de ellos y abrí el libro familiar de hechizos. Todos
aguardamos en silencio los minutos que quedaban para que comenzase
con la invocación.
Cuando dieron las
doce comencé con el ritual que había visto hacer a mis seis
hermanos.
- Por el poder de sangre que se me ha concedido, yo llamo a mi linaje a presenciar mi ritual, que el primero de mis ancestros se presente ante mi – corté la palma de mi mano con el atame sagrado de la familia y deje caer mi sangre sobre la pagina del libro de mis ancestros. Las gotas fueron absorbidas y yo recité las últimas palabras – Que el primero de los Macbeth me acompañe en este viaje.
El remolino de
aire que tantas veces había visto y que siempre había ansiado,
recorrió toda la estancia, la temperatura subió seis o siete grados
y el calor inundo el salón de mi casa. Cuando el aire se detuvo,
dejo ver la figura de un hombre, una figura totalmente corpórea.
Eoghan Macbeth. Mi
tátara tátara tarara abuelo.
- Por fin coronamos a la pequeña princesita de la casa – dijo mientras me abrazaba – como hija de mi sangre que eres, yo te bendigo y te doy mi aprobación para seguir con el legado Macbeth y convertirte en una gran bruja y profetisa.
- Gracias – susurré mientras me guiñaba un ojo y me instaba a continuar con la ceremonia – Que la magia que me ha criado y que siempre vivirá en mi, me permita tener ahora un guía, un siervo, un maestro y un amigo. Que los poderes de la tierra, el fuego, el aire y el agua ayuden a mi mentor a surgir de lo más profundo de la tierra y venga a mi, aquí y ahora.
Según terminé de
recitar la última frase del hechizo algo extraño comenzó a
ocurrir, no recordaba un humo tan oscuro en las ceremonias de mis
hermanos, algo no andaba bien, Eoghan se tapaba la boca con la mano
al igual que mis padres y mi hermano, estaban ahogando un grito como
si supieran lo que estaba pasando, Eilen estaba ensimismada, no se
había percatado de que algo no iba bien. Cuando el humo se disipó
dejo entrever por fin la figura de mi guía, era un hombre, poco
mayor que yo en aspecto, de cabello oscuro como el azabache y muy
atractivo. Cuando mire sus ojos, yo misma ahogue el grito que todos
estaban aguantando en sus gargantas. Sus ojos eran verdes como las
esmeraldas y alrededor del iris tenían un anillo dorado muy
característico. Mientras mi ancestro no dejaba de repetir histérico
que yo no era fruto de su linaje me di cuenta de que tipo de criatura
tenia ante mi.
Era un demonio.
Uno de muy alta
categoría,
1Cuchillo
ceremonial.
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