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sábado, 30 de agosto de 2014

Ragnarok 9



Capitulo 9



Veneno Mortal”

Aislyn

Terminé mi turno antes de lo esperado, Bout y Samy se quedaron para hacer el cierre y la mayoría de los clientes de última hora ya se habían marchado así que pude salir veinte minutos antes. No sabía que contarle al detective y ahora Keiran parecía mi perro guardián. Hubiera dado mil pavos por saber lo que el demonio estaba pensando, o… quizás no.
No dijimos nada durante el camino hacia nuestro hostal, pasamos todo el tiempo en silencio, solo se escuchaba el ruido de la ciudad. Tenia miedo de lo que pudiera pensar Alec, pero tenia más miedo aun de Keiran, sus ojos verdes y dorados brillaban de manera alarmante y el detective no era estúpido, se había dado cuenta de que algo extraño le pasaba a mi “amigo”

  • Bueno, aquí nos separamos ¿no? – le dijo Alec a Keiran tendiéndole la mano. Yo acababa de abrir la puerta de nuestra habitación en el hostal.
  • No. Yo también vivo aquí – contestó el demonio rechazando la mano de Alec y adentrándose en nuestro “hogar”.
No sabía que decir, estábamos todos parados en medio de la sala y ambos chicos me miraba a la espera, era realmente estresante.

  • ¿Qué eres? – preguntó Alec al ver que yo no hablaba.
  • Una especie de médium – contesté sin pensarlo mucho. No tenia intención de decirle que era una bruja.
  • Muy bien… ¿Qué es él? – preguntó de nuevo señalando al demonio. Un gruñido gutural salió de la garganta de Keiran.
  • No le hagas daño – me vi obligada a darle esa orden, tan pronto como vi sus ojos brillar y su espalda tensarse – digamos que es mi… guardaespaldas - Keiran salió de su medio trance y me miro con cara de estúpido, bueno, en otro momento me habría reído. Se había quedado boquiabierto.
  • ¿Para que necesitas un guardaespaldas? – preguntó el detective, esta vez actuando como tal.
  • Algo feo y malo va detrás de mi, pero ese es otro tema del que no voy a hablar contigo – no quería involucrar a nadie en esta locura y menos a un humano normal y corriente.
  • Quizás yo pudiera ayudarte… - Keiran interrumpió sus palabras.
  • No necesita ayuda, me tiene a mi – el demonio se había situado a mi lado de manera protectora e intentaba amedrentar a Alec. Tuve que reconocer que el poli tenia agallas, pues no se dejo achantar por el demonio.
  • Me da igual, le debo una y se la voy a pagar – no sabía si eso era bueno o malo, así que no respondí.
Antes de que pudiéramos decir una sola palabra mas, sentí que la magia inundaba la habitación, Keiran automáticamente se puso delante miá para protegerme. Eso sí que no me lo esperaba. Mi amiga Eilen se proyecto astralmente frente a nuestras narices.

  • No tengo mucho tiempo, tu hermano me ha proyectado usando casi toda su magia y la de su guía. Es la única manera de contactar contigo sin que te localicen, yo he podido encontrarte porque hice parte de la caja que te regale con mi magia, pero eso ira desapareciendo poco a poco – ni siquiera nos saludó, fue directa al grano. Empecé a hablar pero ella me detuvo con la mano – no hay tiempo, los oscuros y los nuestros saben que estas en Estados Unidos, van a utilizar a la policía para encontrarte. Mañana tu cara será la de una criminal, tienes que salir del radar humano – sus palabras me dejaron fría como el hielo y no me preocupé por el detective, quien parecía tener un sock. Mi amiga parecía un fantasma, era translucida y brillaba de manera intermitente – todos estamos bien no debes preocuparte… - Eilen dejo de mirarme y reparó por primera vez en el detective – vaya… ¿Quién es el bombón? No, no, no, al grano que no puedo estar aquí mucho tiempo… tienes que buscar a Val – otra vez surgió ese nombre del que me había olvidado por completo.
  • ¿Quién es?¿Dónde puedo encontrarle? – pregunté rápido antes de que me cortara. Eilen comenzó a desvanecerse y su voz empezó a perderse como una mala frecuencia de radio.
  • Ambrosía, busca…… ambrosía – fueron sus últimas y casi inaudibles palabras. No me servirían de mucho.
  • ¿Qué demonios a sido eso? – preguntó Alec cuando salió de su estado casi catatónico.
  • Una bruja avisándonos de que estamos en serios problemas… que novedad – contestó Keiran
  • ¿Tu sabes quien es Val? – le pregunté al demonio.
  • No sé, conozco a mucha gente que se llama así...
  • ¿Quién te busca?¿Qué pasa? – Alec no paraba de hacer preguntas y Zaphirah bufaba nerviosa sobre la cama de Keiran.
  • Tenemos que marcharnos – dije nerviosa, el demonio estuvo totalmente de acuerdo.
  • No podéis marcharos, necesito vuestra ayuda para detener a esa criatura que me atacó ¿Qué puñetas era?
  • Un elfo oscuro, y no es nuestro trabajo, lo siento, pero tengo que marcharme – le dije sin dar rodeos.
  • Mañana vais a estar en las paginas de los periódicos, no podéis ir muy lejos sin que os atrapen, yo os puedo ayudar con eso, tengo una casa a las afueras, no hay vecinos ni nadie en seis millas, podéis esconderos allí, pero necesito vuestra ayuda – La idea de Alec no me pareció mala y para mi sorpresa Keiran estaba de acuerdo.
  • Muy bien, seria perfecto, así podríamos empezar a entrenarte y cuando ayudemos a este humano podremos desaparecer y tú podrás defenderte – ese fue mi turno para quedarme con la boca abierta. ¿Entrenarme?
  • ¿De que hablas?¿vas a ayudarme con mi formación? – No parecía gustarle mucho la idea, pero asintió con la cabeza mientras torcía el morro con desagrado.
  • Si no aprendes a cuidarte sola nos van a matar a los dos – sabía que lo hacia por él y no por mi, pero de alguna manera me sentí engañada y triste. Quería importarle un poco mas, quería que fuera mi amigo, mi guía y mi maestro, pero tenia que conformarme con lo que me ofrecía. Lo hacia por beneficio propio por lo que no me enseñaría mal, se esforzaría en que me mantuviera viva el tiempo suficiente para liberarse.
  • Esta bien, espéranos fuera de la habitación mientras hacemos las maletas – el detective, aunque algo confuso por mi petición, me obedeció y en cuanto salió del dormitorio conjure todas nuestras cosas y las metí mágicamente en la maleta. Cogí a Zaphirah y salimos al rellano en menos de cinco minutos.
  • ¿Ya? – exclamó Alec – mejor no pregunto – dijo cuando vio una maleta tan pequeña. Como buen detective debió de observar nuestro cuarto y las miles de cosas que teníamos. Hubiésemos necesitado al menos tres maletas enormes para llevárnoslo todo.

El detective había aparcado su coche cerca del Bar infierno, nos dirigimos hacia allí corriendo ya que estaba cayendo una gran manta de agua. Estaba acostumbrada a ese tipo de clima, pero eso no significaba que me gustara, podíamos haber ido a parar a Miami, hubiese sido mucho más divertido y cálido.
Nos montamos en el coche, Keiran fue en el lado del copiloto y yo me monté en la parte trasera. Cuando nos incorporamos a la carretera interestatal y comenzamos a dejar atrás todas las luces de la ciudad, sentí la presencia de algo viniendo hacia nosotros con mucha fuerza. Keiran se tensó inmediatamente.

  • Nos está persiguiendo – sus palabras confirmaron mis más terribles sospechas. El elfo oscuro se acercaba a nosotros a mucha velocidad.
  • ¿Quién? – preguntó Alec. No hizo falta que contestáramos, por la expresión que vio en mi rostro a través del espejo retrovisor supo inmediatamente quien nos acechaba.
  • Tenemos que parar y combatirle aquí, no podemos dejar que nos siga hasta la casa. Para el coche – Keiran no tardó en bajarse de vehículo – quedaros dentro – nos ordenó.
  • De eso nada, yo también puedo ayudar, además tú no me das ordenes – el gruñido que emitió su garganta estuvo apunto de hacerme retroceder, pero finalmente salí del coche.

Una criatura abominable con aspecto casi humano se paro a cinco metros de nosotros. Alec intentó salir del coche, pero lancé un hechizo y bloquee las puertas.
Keiran no dejó que el elfo nos atacara primero y se abalanzó sobre él a una velocidad inhumana. Hubo gruñidos y forcejeos y para sorpresa de todos, el elfo consiguió deshacerse del abrazo del demonio y se dirigió directamente hacia mi. Me quede bloqueada un momento, pero fue suficiente para que me lanzara un zarpazo en el brazo y me tirara al suelo. Keiran no podía moverse, estaba paralizado y me miraba horrorizado. Era un winlow. Un elfo que podía paralizarte si cruzabas una mirada con él y así lo deseara. Antes de que me volviera a atacar, recité un conjuro de luz alrededor de todos nosotros. Cuando escuche el alarido de dolor del winlow, me levanté del suelo e invoqué mi arma más mortífera. La ballesta apareció de la nada en mis manos y apunté sin abrir los ojos hacia donde provenía el grito. Supe que di en el blanco por que el bicho gritó con más fuerza. Deshice el hechizo de luz y pude ver como estaba la situación, Keiran ya se había descongelado pero yacía en el suelo con las manos en los ojos. Joder, ese hechizo es para dañar a los oscuros y el demonio lo era. El elfo estaba tendido sobre el asfalto y me acerque apuntando de nuevo con la ballesta, él utilizo las pocas fuerzas que le quedaban para desvanecerse y huir, pero no sin proclamar su amenaza a los cuatro vientos.

  • Te arrancaré la lengua para mi señora, voy a volver por ti - Cuando se esfumó, yo evaporé mi ballesta de luz y corrí hacia Keiran que parecía empezar a recuperarse. coche. Desactive el hechizo y fui hacia ellos junto a la puerta del conductor.
  • ¡Loca insensata! ¡Podías haberme jodido! – si, se estaba recuperando y esa noche me esperaba una buena bronca. Antes de que siguiera hablando tome su cara entre mis manos y recité un pequeño hechizo de curación como el que mi madre nos hacia a mis hermanos y a mi cuando eramos pequeños y nos hacíamos daño. Fue efectivo al momento y cuando abrió los ojos estos miraron directamente a los míos. Teníamos los rostros muy cerca el uno de otro y en ese momento pude ver lo que decía Samy. Era increíblemente guapo.

    Keiran se levantó inmediatamente después de esos interminables segundos que duró nuestra mirada y fue derecho a subirse al coche.

  • ¿Les faltaba alguna parte del cuerpo a las victimas? – le preguntó a Alec que seguía encerrado en el Ford. Desactive el hechizo y las puertas de desbloquearon.
  • ¿Cómo lo sabes? – mal rollo. El detective nos había estado ocultando cosas.
  • Acaba de decir que quiere la lengua de Aislyn, ¿les faltaba la lengua? ¡Contesta! – Keiran se estaba poniendo demasiado irascible y le sujeté por el brazo.
  • Vamos a meternos dentro del coche, está lloviendo mucho – me le lleve al otro lado y le introduje dentro. Cuando todos estábamos metidos en el coche y Alec volvía a ponernos en marcha hacia su casa, comenzó a contarnos.
  • A las seis victimas les faltaba la lengua, por eso creíamos que era un asesino en serie, con un horrible fetiche por las lenguas de mujeres, pensamos que las guarda como trofeo.
  • Te equivocas… está recolectando para la hembra – cuando escuché las palabras de Keiran mi memoria voló al pasado.
Recordé una tarde de verano hacia ya seis o siete años. Ryan y yo estábamos esperando a Eilen en el parque, Ryan hablaba sobre la clase que habíamos tenido horas antes. Los winlow. Mi amigo estaba completamente impresionado con los poderes de esas criaturas, eran capaces de paralizar con sólo una mirada y eran capaces de transportarse en el tiempo y el espacio, algo que Ryan siempre había querido hacer, pero lo que más asco nos daba de esas criaturas era… su gestación, cuando una hembra estaba embarazada tenia que comer la parte más sucia de un humano y eso era la lengua, el macho cazaba mujeres y ella cazaba a hombres, la diferencia era que una mujer winlow parecía completamente humana, sólo los de sus propias especies podían distinguirlas. Antes de poder decir en voz alta mis conclusiones reparé en un poder más que tenían los winlow, envenenar la sangre se sus presas con las garras…
La adrenalina y el efecto anestésico del veneno habían hecho que me olvidara de ello. Justo cuando iba a comentarlo mi vista comenzó a nublarse.

  • Esta alimentando a la hembra – dije casi con un susurro – creo que tenemos problemas – le balbucee a Keiran que se giró alarmado por el sonido de mi voz.
  • ¡Te ha envenenado! ¿Por qué no has dicho nada? ¡maldita sea! – nada más escuchar esas palabras mis ojos empezaron a cerrarse. El dolor comenzó a ser insoportable en tan sólo décimas de segundo y aunque deseaba con fuerza que mi consciencia se perdiera donde mierdas se vaya cuando la pierdes, el veneno evitaba que me desmayara.
  • Hay que ir a un hospital, si tomamos esta salida en treinta minutos estaríamos en el Memorial – dijo Alec.
  • No tenemos tiempo, acelera hacia la casa – gruño Keiran nervioso.
  • Pero…
  • Si vamos al hospital estamos muertos, ya nos estarán buscando ¿recuerdas? – el tono de voz del demonio no dejaba lugar a discusión y no sabía porque, pero confiaba en él. Bueno, si sabía porque, si yo moría él también, mayor motivo para dejar mi vida en sus manos.
  • Quedan solo cinco minutos – comentó Alec.
  • Yo voy a buscar ayuda, metela en la cama y arrópala con todo lo que tengas, si tengo suerte podre encontrar el antídoto antes de que sea demasiado tarde para nosotros – no pude verlo, pero por el grito ahogado del detective sospeche que Alec se había teletransportado.

Sentí los brazos fuertes de Alec sacándome del coche, al poco tiempo estaba metida en una cama junto a mi gata, y tal y como el demonio le había dicho, el detective me estaba arropando con todo lo que tenia. Yo ya no tenia fuerzas para gritar, pero me arme de valor y abrí los ojos. La sorpresa paralizo todos mis músculos. Una hermosa mujer rubia se inclinaba sobre mi atentamente. Keiran estaba a su lado con cara de malas pulgas.

  • Esto merece una buena recompensa, ¿Qué tienes pensado darme a cambio de salvar a la bruja? – preguntó una voz sensual que pude perfectamente relacionar con la explosiva rubia.
  • Te dejaré que absorbas mi energía, súcubo, pero dame el antídoto primero – Keiran estaba irascible, pero me alegré de escuchar su voz.
  • Fantástico… hace mucho tiempo que no tomo un trago de un demonio, pero ya sabes que está prohibido… y también sabes que es muy doloroso para los de tu especie ¿verdad? – el ronroneo sexual de la mujer estaba empezando a molestarme. Dentro de mi cabeza, asimile despacio lo que estaba pasando. Ella era un súcubo, tomaría la energía de Keiran, pero al ser él un demonio sufriría mucho durante el proceso y quedaría indefenso durante al menos un día. Él estaba dispuesto a hacer eso por salvarme… No, por salvarnos, indicó mi subconsciente.
  • Sin sexo – dijo mi guía. El gruñido de Keiran me sacudió e hizo que retornara toda mi concentración a lo que estaba pasando a mi lado.
  • Eso es una mierda, pero eres un Nephelim, con un simple beso podre alcanzar el nirvana, asique trato hecho. Aquí tienes el antídoto – segundos después una crema espesa con olor a amoniaco se vertió en mi boca y garganta.

El dolor comenzó a remitir casi de manera inmediata. Abrí los ojos un poco desorientada y vi lo que estaba pasando a mi alrededor. La súcubo estaba sentada sobre las rodillas de Keiran y le besaba con fuerza, un aura azul la hacia brillar. Parecía una diosa. El demonio estaba sufriendo, pero no podía zafarse de ella. No recuerdo que me hizo tomar esa decisión, pero casi sin pensarlo lance un torbellino de aire sobre la mujer e hice que rompiera el lazo entre ambos tirándola al suelo.

  • Ya has tomado suficiente. Gracias por todo – Le dije sentándome en la cama con las pocas fuerzas que había recuperado.
  • Ha sido grandioso, espero que volváis a necesitarme – dicho esto se esfumo y Keiran cayó al suelo de rodillas. Me las apañe lo mejor que pude y le subí a la cama a mi lado con un hechizo de levitación que hizo que se golpeara varias veces en la cabeza. No estaba totalmente recuperada.
  • Eres una bruja estúpida y patosa – dijo mientras le metía junto a mi en la cama y le arropaba con las… ¿treinta mantas? Que había traído Alec.
  • ¿Dónde está el detective? – pregunté antes de que siguiera criticándome.
  • Se marchó a la ciudad. Mañana tiene el día libre así que vendrá a vernos, ¿no es eso genial? – el sarcasmo era evidente en su tono de voz aun cuando estaba demasiado débil para hablar.
  • Callate y descansa, demonio antisocial – le regañé. Me quede observando su rostro , si no fuera un demonio seria una persona muy atractiva. Era extraño verle tan indefenso, eso me recordó los modales que mis padres me habían inculcado – Muchas gracias por salvarme la vida.
  • No lo he hecho por ti, ¿recuerdas? Si tú mueres yo también y todavía espero con ansias el día que me libere y te desgarre la piel con llamas de fuego.

Cada vez se explayaba más en los detalles de mi muerte, era extraño, pero empezaba a acostumbrarme y por muy difícil que resultara creerlo pude dormir segura y plácidamente junto a él. Un asesino en potencia, un demonio que era capaz de matarme con una sola mirada. Un Nephelim… espera un momento ¿NEPHELIM?
Antes de que mi cabeza siguiera dando vueltas a lo que acababa de descubrir, me quede completamente dormida.



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