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viernes, 29 de agosto de 2014

Ragnarok 7



Capitulo 7



Alec”
Aislyn


A las nueve y media el demonio toca pelotas y yo salimos del hostal para irnos al infierno, el nombre del bar donde trabajaba era realmente apropiado. Fuimos todo el camino en silencio, no hablamos mucho después de mi cagada con el detective, me fastidiaba admitirlo pero Keiran tenia razón, no debía haberle llamado, aunque eso ya da igual, seguramente a esas horas ya estaría muerto.
Nada más llegar me encontré a Bout hablando con un policía en la puerta del bar, no nos interceptaron, así que, entramos dentro. Los moteros se estaban impacientando y Samy la pobre no daba abasto. Rápidamente me incorpore al trabajo y comenzamos a coger el ritmo y a calmar a las fieras sedientas de cerveza.

  • Ese chico te sigue a todos lados… ¿es tú guardaespaldas o algo? – me preguntó Samy apuntando a Keiran con el mentón. Se había sentado en la misma mesa que el día anterior y estaba solo bebiendo una cerveza que imaginé le había servido Samy. A pesar de que la mayoría de los hombres del bar eran físicamente más imponentes que el demonio, parecían tenerle miedo o al menos respeto y no se le acercaban. Sin embargo Samy no le tenia tanto miedo como me gustaría y cada dos por tres estaba en su mesa coqueteando con él. Eso podría ser peligroso, aunque Keiran la trataba de la misma manera prepotente que a todo el mundo, las mujeres solemos conseguir lo que nos proponemos y Samy se había propuesto irse a la cama con el demonio.
  • No coquetees con ella – le dije cuando me acerque a su mesa a retirarle la segunda jarra de cerveza de la noche.
  • ¿Por qué? Los demonios también tenemos necesidades… - dijo sin prestarme demasiada atención y guiñándole un ojo a Samy que pasaba justo por detrás de mi. Estupendo, ahora lo estaba haciendo más a propósito.
  • ¿Vosotros tenéis sexo? – esa no era la pregunta que tenia que hacer, era la primera vez en mi vida en la que no pensé antes de hablar. Keiran pareció algo ofendido.
  • Soy igual de humano que tu, mojigata, la única diferencia es que yo no envejezco y soy casi inmortal, por lo demás soy como tú – al parecer la pregunta había dolido más de lo que pensaba y yo me marché sin hacer ni un sólo comentario. Estaba roja como un tomate. ¿Cómo había sido capaz de preguntar algo así? Que vergüenza…

De camino a la barra un hombre se levantó de su mesa y me cogió por la cintura apretándome fuertemente. Samy se quedo bloqueada. sabía que este era uno de los hombres que solo Bout, el mismo que se había ido a comisaria a colaborar en lo del asesinato de la chica, podía controlar. Era uno de los tipos duros.

  • ¿Cuánto quieres por una mamada? – preguntó mientras acercaba su boca a la miá. El olor a whisky me revolvió el estomago.
  • Apartate y sigue jugando con tus amigos, si no quieres que te patee el culo – otra vez las palabras incorrectas salieron de mi boca, y aunque me arrepentí enseguida, no podía volver atrás. El muy cabrón me beso en la boca antes de que me diera cuenta y no supe reaccionar, me quede congelada.

Alguien tiró de mi y aparto con fuerza al mastodonte, instintivamente escupí y me limpié la boca con el bajo de la camiseta. Me importaba una mierda que se me viera parte del sujetador mientras, pero sentía tanto asco que casi vomito. Ni siquiera presté atención a mi salvador. Cuando levanté la vista vi a Keiran levantado en posición de ataque. Miraba hacia mi dirección enfurecido. Si él estaba allí, ¿Quién me había salvado? ¿En brazos de quien estaba acurrucada?
El detective Owens me tenia entre sus brazos como si fuera un cachorro indefenso, le había enseñado la placa al mastodonte y este se había retirado de nuevo a su mesa.

  • ¿Esta usted bien? – me preguntó mientras me apartaba de él y me miraba directamente a los ojos.
  • Si, muchas gracias – Keiran se situó inmediatamente a mi lado.
  • No hacia falta su intervención detective, ya me habría encargado yo – espetó el demonio molesto.
  • Pues parece que llegue yo antes que usted – el detective había contestado a Keiran casi sin mirale a los ojos. Los azules y preciosos ojos de Owens estaban todavía enganchando los míos. Keiran gruñó y ambos salimos del trance.
  • ¿Qué te pasa? – le pregunté al demonio. Keiran miraba al detective de una manera peligrosa.
  • Cuénteme señorita O´Connor, ¿Qué paso esta tarde? ¿Cómo lo sabia? ¿Qué era esa criatura? – soltó a bocajarro el detective.
  • Esta tarde cuando termine mi turno acompáñeme a mi hostal y hablamos tranquilamente. Detective… ¿esta usted bien?
  • Creo que salvándome la vida esta tarde te has ganado el derecho de llamarme Alec. ¿puedo llamarte por tu nombre señorita O´Connor?
  • Claro, siéntese un rato a tomar una cerveza, salgo dentro de una hora – le dije mientras le sonreía agradecida – y muchas gracias por quitarme a ese tipo de encima – solo me sonrió en respuesta y fue a sentarse a la barra. Para mi sorpresa Keiran le siguió y se sentó en la otra punta.

Había notado algo extraño en la reacción del demonio, no sabía porque, él quería haber sido quien me salvara, seguramente para tener que deberle un favor, pero había algo más que no encajaba y no sabía que era. Jamas podría entender a un demonio y aunque a veces creía que podía cambiar y ser más amable, intentaba no olvidar lo que era y sobre todo, no podía olvidarme de que en cuanto la pulsera de sirviente se cayera yo estaba totalmente perdida.



2 comentarios:

  1. No cabe duda que cada vez esta mejor gracias por subir 2 hoy <3

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  2. De nada!! y pronto comienza la fiesta.... os va a encantar!!

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Te vas sin dejarme un comentario....

Te vigilo....


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