Capitulo 19
“La
Trampa”
Aislyn
Antes
de comenzar a repasar y ensayar una y otra vez el conjuro de
invocación mande a Keiran al “mercado” para que comprara todos
los ingredientes que necesitábamos. Mientras él llegaba Alec y yo
fuimos acondicionando el sótano para conducir al winlow a nuestra
trampa mortal.
El
demonio no se demoró demasiado y pronto tuvimos todo listo para la
invocación. El pentagrama pintado en el suelo con sangre de ternera
ya me daba escalofríos y la luz de las diecisiete velas rojas era
cuanto menos aterradora. Comencé a sudar y sin mediar palabra e
intentando mantener la concentración puse a mis dos acompañantes
detrás de mi.
- Matrem deam. Fac quem quaero. Continebatur porta. Ne recedant nocere nobis. Ut quatuor elementa saltare cum terra potestatis. Rogo – nada más recitar el conjuro el aire a nuestro alrededor comenzó a moverse de forma virulenta, las velas se apagaron, y un grito sordo inundó la estancia. Algo iba mal.
- Creo que esto no tendría que estar pasando – señalizo mi grano en el culo – sabía que la cagarias, detective me debes treinta dólares – en ese momento no podía darle importancia al jodido hecho de que habían estado apostando, pero me juré que me las pagarían si todo salía bien.
Un
tirón enorme me arrastró hacia el pentagrama, y Keiran se abalanzo
conmigo al vórtice que se había abierto y que me absorbió como si
no pesase nada. Alec se quedo atrás, mientras el demonio y yo nos
arrastrábamos hacia un lugar desconocido.
Caímos
a plomo sobre un suelo frió de hormigón, me incorporé tan
rápidamente que mi cabeza dio mil vueltas y mi estomago estuvo
apunto de expulsar todo su contenido. Keiran se levantó mucho más
rápido que yo y se pegó a mi como un guardaespaldas, que al fin y
al cabo eso es lo que era, bueno, más o menos.
Estábamos
en un almacén de hierros o algo parecido, no se veía mucho, las
ventanas tenían tanta mugre que no dejaban pasar la luz. No se
escuchaba nada.
- Hay alguien aquí – dijo Keiran, no era una pregunta, su cuerpo estaba tenso y sus ojos escrutaban todos los rincones del almacén – ¡dejate ver! – gritó haciendo que yo misma pegase un brinco.
En
ese momento me esperaba una horda de demonios o cazadores
abalanzándose sobre nosotros, o al winlow atacándonos, pero jamás
me hubiera imaginado lo que paso a continuación.
Samy
salió de entre un matojo de hierros, parecía asustada y temblorosa.
La chica linda y aseada del bar infierno parecía ahora una
pordiosera sacada de cualquier callejón.
- ¿Samy? ¿eres tu? ¿estas bien? – corrí hacia ella, antes de que Keiran pudiera sujetarme.
- ¿Aislyn? – su voz era de incredulidad y asombro.
- Ya estas a salvo, ¿Qué te ha pasado? – dije mientras la abrazaba y la llevaba junto a Keiran.
- El winlow sigue aquí escondido – dijo el demonio que no se había relajado ni un solo minuto. Saber que la única amiga que había hecho en el mundo exterior casi había sido devorada por un monstruo, me estremeció, pero antes de poder pensar en algo más el monstruo en cuestión se materializó frente a nosotros.
- Ponte detrás de mí – le dijo Keiran a mi amiga. Samy se puso detrás de él y yo me puse a su lado para atacar.
Todo
sucedió muy rápido y fue tan inesperado, que me cuesta recordarlo.
Keiran cayó fulminado al suelo y quedo totalmente muerto o
inconsciente. Samy tenia una bola verde de energía en la mano y ya
no portaba esa falsa fachada de chica asustada. Su expresión de odio
daba miedo. Me concentré al máximo para crear un campo de fuerza
entre ellos y nosotros, pero no aguantaría mucho y mi guía estaba…
no podía estar muerto, si no yo no estaría allí, no dejaba de
repetirme eso mientras la bola verde de Samy golpeaba mi campo de
fuerza, haciendo que mi cuerpo se tambalease y doliese con cada
embiste. Mi burbuja protectora se achicaba por momentos, pronto se
esfumaría dejándonos expuestos. Tenia que ganar tiempo.
- ¿Qué significa esto? – pregunté haciendo que Samy dejara de golpear mi campo.
- Atacaste a mi marido, le persigues, le hieres y ¿todavía me preguntas que significa esto? – su marido, joder…
- Estaba matando mujeres humanas – me excusé
- Para poder alimentarme, estoy embarazada – me gritó como si eso fuera algo normal.
- Pero es asesinato – me justifiqué.
- Tenemos permiso para hacerlo, esta es nuestra última oportunidad de tener un bebe y nos la estáis arruinando.
- ¿Qué demonios significa eso? ¿Quién os lo permite?
- Somos súbditos de Val, él controla que los winlow que le debemos lealtad se apareen una vez cada veinte años y ni la luz ni la oscuridad nos lo puede impedir, estas faltando al tratado bruja – para acentuar sus últimas palabras golpeo con fuerza mi burbuja, haciendo que todos mis huesos vibraran de forma muy dolorosa.
- No entiendo nada – le dije tan sinceramente como podía. No era mentira. Nada de lo que decía me parecía normal.
- Cariño, creo que la bruja no sabía nada de lo que estaba pasando, dejala. Val no nos permite matarla, ya escuchaste sus ordenes – El winlow parecía más sereno y calmado que Samy, el demonio estaba intentando convencer a su mujer de que no me matara, un detalle que si sobrevivía, le agradecería con una enorme caja de bombones ¿los winlow comen bombones?
- ¡Intentó matarte! No la defiendas, siempre eres demasiado bueno.
- Hagamos un trato, os dejaremos en paz si nos dejáis marchar – les dije utilizando las pocas fuerzas que me quedaban
- No estas en situación de negociar, tu campo de fuerza se está agotando solo tengo que esperar dos minutos más para triturarte.
- No. Haremos un trato. Os dejamos vivir si venís con nosotros a ver a Val y por supuesto nos dejáis en paz a Samy y a mi.
- No me gusta ese trato no…. – el winlow se acerco a Samy y aunque pareciera imposible poso dulcemente una de sus garras en su boca para hacerla callar. Había amor entre esas dos criaturas. Mi campo de fuerza se esfumó por completo cuando caí de rodillas contra el suelo ya si fuerzas casi para hablar.
- De acuerdo, ¿Cuándo y donde? – pregunté. El winlow me dio una caja de madera y me dijo que cuando tuviera fuerzas la abriera, allí estaba la dirección a la que me tenia que dirigir con mi demonio o al menos eso creí escuchar, por que mientras me desmayaba me sentí flotar de nuevo hacia la casa de Alec.
No hay comentarios:
Publicar un comentario