Aviso importante

Las novelas aquí publicadas son de mi autoría y están registradas en el registro de la propiedad intelectual de España a mi nombre.
Para cualquier duda o aclaración, se puede contactar conmigo al correo: alba.galvez1985@gmail.com

sábado, 13 de septiembre de 2014

Ragnarok 22



Capitulo 22



Trevor”

Aislyn

No había mucha gente en los locales a esa hora, pero lo prefería así, entre en el primero que vi y me senté en la barra. Le pedí a guapo camarero una copa de vodka con limón y me giré en el taburete para observar a la gente normal. Como les envidiaba, bailaban y ligaban sin preocuparse de nada, yo por el contrario lo único que tenia eran problemas con difíciles soluciones.

  • ¿Esta libre este asiento? – preguntó una voz que reconocí al momento. Di un salto de la silla y me puse en posición defensiva. Trevor estaba sentado en el taburete que había estado a mi lado - ¿Cómo no pude sentir a tu ángel?- ¿Dónde estaba su guía?
  • No la busques, la he dejado en casa, me apetecía salir solo a… bueno ya sabes cazar alguna chiquilla – para él eso no era difícil, era un chico muy guapo, pero demasiado engreído. Le odiaba.
  • Me voy a otro bar – dije cogiendo mi bolso de la barra. Él me sujeto por el brazo, e inmediatamente me soltó. No sabía como había hecho eso, pero mi piel se había calentado y había quemado su mano. No mostré en mi cara ni un atisbo de sorpresa, necesitaba que pensase que era más peligrosa de lo que en realidad era.
  • ¿Por qué has hecho eso? ¿Cómo infiernos lo has hecho? – preguntó asombrado mientras miraba su mano derecha que estaba roja.
  • Dejame en paz Trevor – siseé mirándole con odio y rencor. Dios quería arrancarle esa sonrisa prepotente de su cara.
  • Te he echado de menos – eso si que no me lo esperaba, y se vio perfectamente reflejado en mi cara. Me quede con la boca abierta como una imbécil durante varios segundos.
  • ¿De verdad piensas que voy a creer eso? – me empezó a dar la risa ¿realmente pensaba que era tan bobalicona? Dios mio, debí haber sido una idiota durante nuestro tiempo juntos, ¿me creía todas las cosas que me decía, ese farsante?. Si, contestó el traidor de mi subconsciente, pero ahora no, le contesté yo de vuelta.
  • ¿Dónde está tu demonio? – preguntó escrutando la discoteca.
  • Dando un paseo – no era tan estúpida de decirle a uno de los cazadores que me acechaban que había ordenado a mi demonio que no viniera conmigo al bar.
  • No lo siento cerca – dijo sonriéndome como solía hacer cuando se salía con la suya.
  • Eso es porque es muy bueno escondiéndose – espeté sonriendo de la misma manera que él.
  • Ya no eres la misma niña indefensa que conocí – me dijo escrutando mis ojos – has cambiado más de lo que imaginas. Ahora eres como una bomba, sexy y desgarradora. Quiero volver a estar entre tus piernas una vez mas.
  • Ni en tus sueños Trevor, eso no va a volver a pasar nunca – dije muy segura de mí misma. Ese desgraciado no iba a poner una sola mano sobre mi nunca mas.
  • Bueno, de acuerdo, pero me apetece hablar contigo. Prometo no decir cosas como estas si te sientas aquí conmigo y nos tomamos una copa. Me apetece saber cosas sobre el Coven, de la gente que esta todavía allí – esta vez su añoranza era sincera y bueno, mi padre siempre me había dicho “ ten a tus amigos cerca, y a tus enemigo aún más cerca”
  • Esta bien – mi respuesta le sorprendió tanto como a mi - ¿Qué quieres saber?
  • Pues… ¿Cómo están mis padres? – preguntó algo avergonzado.
  • Bien, vi a tu madre antes de mi ceremonia con tu hermana pequeña, ya está hecha toda una mujer de quince años – recordar aquella fiesta me había hecho darme cuenta de cuanto había perdido y lo peor de todo… ¿iba a perder mucho mas?
  • Eso está bien, y tus hermanos y tus padres, ¿Cómo están? – puso el dedo en la llaga, pero no podía reprochárselo ya que había pasado mucho tiempo con nosotros, era el mejor amigo de mi hermano Ian y luego fue mi novio durante un largo tiempo. Recordar aquella mentirá me hizo enfurecerme de nuevo.
  • ¿Por qué tus ojos brillan más verdes de vez en cuando? – eh?? Esa pregunta me sacó de las imágenes de lucha y asesinato que tenia pululando en mi mente.
  • ¿A que te refieres? – pregunté incomoda.
  • Tus ojos… hay en momentos en los que brillan en un tono esmeralda un tanto aterrador.
  • Bueno, ha sido así desde hace algún tiempo, todavía no he averiguado por qué – Mentira cochina, ahora mismo estaba acobardada, ¿mis ojos brillaban? No tenia ni idea.
  • Cada vez me resultas más intrigante – dijo para si mismo.
  • Ian me está cazando – no sé por qué dije aquello, pero salió de mi boca antes de que pudiera detenerlo.
  • ¿Qué?, eso es imposible, eres su pequeña… tu hermano jamás haría eso, dejo de hablarme por lo que paso entre nosotros… - eso si que no lo sabia. ¿Mi hermano se había enterado de lo que me había hecho Trevor? Me alegraba mucho por ello, pero había algo en el fondo de mi que se sentía mal. Habían sido uña y carne durante casi diecinueve años…
  • No se lo que estará pasando, no tengo mucho contacto con ellos, por no decir ninguno… - no tenia que haber dicho eso, estaba mostrando mi parte vulnerable, si Keiran me escuchase ahora me daría una patada en el culo. Una de sus lecciones era “ jamás dejes ver al enemigo lo que te asusta o te perturba, o le podrás en bandeja el arma para destruirte” El demonio tenia razón.
  • No te he cazado por él, sé que Ian no me lo perdonaría – ¡Vaya! Y yo que tenia la ligera esperanza de que hubiera sido por la relación que tuvimos años atrás.¡ Imbécil egocéntrico y egoísta! ¿Cómo no vi todas esas cosas en él antes de enamorarme como una niña idiota?. Porque eras una niña idiota, volvió a responderme mi puñetero subconsciente.
  • Tengo que irme, se me hace tarde – al parecer llevaba más de dos horas con él en el bar. Para mi desgracia había pasado lo mismo que cuando eramos novios. El tiempo pasaba mucho más rápido cuando estábamos juntos,
  • ¿Tienes planes? – preguntó levantando una ceja mientras apuraba su copa.
  • Si, y muy importantes – dije mientras me giraba para marcharme.
  • Nos volveremos a ver – dijo tirando de mi brazo de nuevo y poniendo sus labios sobre los míos. No quise pensar en lo que aquel beso me estaba haciendo sentir, porque no me sentía muy orgullosa de ello. Me retiré casi al momento e intenté abofetearle, pero él se movió demasiado rápido para mi ojo, y desapareció del local.
  • Señorita, la cuenta – dijo el barman mientras me miraba con recelo. Maldito hijo de puta, me había dejado tirada allí con la cuenta sin pagar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te vas sin dejarme un comentario....

Te vigilo....


Mapa de visitas