“La
otra pareja”
Aislyn
El
salón donde íbamos a cenar era gigantesco, había varias mesas y
una central muy larga, parecía estar preparado para una boda, muchos
comensales comenzaron a llegar poco después de hacerlo Keiran y yo.
Mihail todavía no había llegado y al parecer la
otra pareja mitad luz mitad oscuridad tampoco.
Un
vampiro muy delgado nos indico que nos sentáramos en la mesa
presidencial y que esperásemos a que llegaran los invitados que
faltaban.
Todo
el mundo estaba ya sentado cuando apareció Lord Mihail y se sentó a
mi derecha en la mesa.
Jamas
podría haberme imaginado lo que ocurrió a continuación, un demonio
enorme entro en la sala seguido por una pequeña joven que de
inmediato reconocí.
¡Era
imposible! Me levanté rápidamente y no pude ahogar un grito de
miedo. Eilen. Mi mejor amiga y ese horrible hombre que la acompañaba
eran la segunda pareja.
Corrí
hacia ella a una velocidad que impresiono hasta al mismísimo Mihail
y el demonio se interpuso entre nosotras, no lo pensé, mis nuevas
habilidades se accionaban solas e inmediatamente le golpee con una
bola de energía que le dejo paralizado los segundos suficientes que
necesitaba para abrazar a mi amiga. Una amiga que no estaba allí,
sus ojos estaban enloquecidos y no parecía haberme reconocido. Su
precioso pelo estaba descuidado y sus siempre preciosos ojos negros
vacíos.
La
locura se apoderó de mi mientras la estrechaba entre mis brazos,
ella no devolvió el abrazo, parecía no tener fuerza ni para
respirar.
No
me había dado cuenta del revuelo que había a mi alrededor y fue
cuando miré hacia a tras que vi a Keiran sujetando al demonio de
Eilen.
La
expresión de Keiran era de asombro y mal estar y el enorme demonio
de mi amiga me miraba con tanta sed de sangre que consiguió ponerme
los pelos de punta.
Mihail
seguía sentado en la mesa. Él lo sabía desde el principio, sabía
que Eilen era amiga mía y no sabía por qué pero yo tenia la
certeza de que eso tarde o temprano lo utilizarían en mi contra.
- Es demasiado débil y yo demasiado poderoso, solo tengo que mantenerla con vida algunos días mas, cuando por fin recupere todo mi poder y como has observado, cuanto más poderoso soy más loca se vuelve – quise borrarle esa estúpida sonrisa de la cara, quise matarle allí mismo, pero eso supondría la muerte de mi amiga y no podría vivir con ello.
-
¿Qué le has hecho? - le pregunté al demonio.
- Voy a matarte, te lo juro, cuando ese brazalete se caiga te mato antes de que puedas degustar la libertad – sus ojos se agrandaron con sorpresa. sabía que mis ojos era como un fuego verde y todo el mundo que estaba allí lo vio. Estaba claro que no era una bruja cualquiera y estaba contenta de hacérselo saber a todos. No soy una bruja que solo sabe defenderse, se atacar y por lo visto, con muy buenos resultados.
- Ni lo sueñes – dijo y sin más se fue a sentar al lado de Mihail. Keiran le vigiló por el rabillo del ojo mientras se marchaba.
- No tengo hambre, me marcho un momento con Eilen – le dije a Keiran mientras casi la cogía en brazos y la arrastraba por mitad del salón hasta llegar a la puerta.
- Me quedo por aquí, si necesitas ayuda, llamame – jamas había sido tan amable con conmigo y premié su comportamiento con una palabras bonitas para su ego.
- Por supuesto, nadie me puede proteger mejor que tu - dicho eso salí por la puerta y me lleve a mi amiga a los jardines.
Me
estaba volviendo loca, Eilen no decía ni una sola palabra, solo
miraba a su alrededor, parecía estar completamente perdida, como si
no estuviera en este mundo. Decidí parar antes de llegar al jardín
y la senté sobre un banco que había en uno de los interminables
pasillos de aquel tétrico lugar.
- Dime que me conoces, di mi nombre Eilen, dime algo – estaba desesperada.
- Hola, Aislyn, estas muy guapa – parte del nudo que apretaba mi corazón consiguió aflojarse un poco.
- Pues amiga mía, tú no estas muy bonita que digamos, ¿Qué ha pasado?
- Cuando no estoy cerca de él la locura se dispersa y me vuelvo a sentir yo, no completamente, pero lo más parecido a lo que era antes de la ceremonia – explicó sin enfrentar mis ojos – fue una locura, nos paso lo mismo que a ti, pero nadie nos ayudó, fue él quien nos sacó de allí y quien me trajo a este sitio. ¿Te han contado lo de la profecía? Dios mio, espero no ser esa pareja, pero si no soy yo, lo seras tu. ¿sabes algo de Ryan?
- No se nada de Ryan, no te preocupes por la profecía, lo primero que tenemos que hacer es quitarte a ese demonio de encima y que permanezca lejos de ti.
- Cuando está cerca es como si absorbiese toda mi energía, es escalofriante y muy malo, ya a matado a más de dos mujeres inocentes y me amenaza si le doy alguna orden – me confesó. Lo de las amenazas no era nuevo para mi, pero la verdad es que Keiran no había matado a nadie, al menos por el momento y que yo supiera.
Mi amiga iba
poco a poco ganando luz en sus ojos y a medida de que iba volviendo a
la realidad comenzaba a estremecerse de miedo. Era normal, ese
mamotreto que tenia de demonio era muy intimidante, Keiran no lo era
tanto y aún así en muchas ocasiones conseguía ponerme los pelos de
punta.
Nos quedamos
las dos abrazadas en el banco por un largo tiempo y tuve una idea.
- Tienes que darle una orden directa – le dije mientras cogía su cara entre mis manos.
- No, se enfadará conmigo y me hará cosas malas – no quise preguntar, pero su estremecimiento me decía que ya le había hecho algo malo.
- Tienes que ordenarle que se mantenga alejado de ti, que no se acerque a más de cien metros y que no te haga daño, que no te toque jamas – era una buena idea y a Eilen se le iluminó la cara.
- ¿Cómo no he caído antes? - se preguntó con un susurro.
- Ahora estas a mi lado, no te voy a perder de vista y las dos nos encargaremos de acabar con él cuando caiga el brazalete – prometí.
- Vamos ahora, vamos a darle esa orden.
El resto de la
noche paso muy rápido, ambas llegamos al salón y Eilen le dio la
orden de permanecer alejada de ella más de cien metros y de no poder
tocarla jamas. Keiran escondió una sonrisa de satisfacción y
Balarth que así se llamaba el guiá de mi amiga, salió disparado
fuera del salón por la fuerza de la orden, eso si, no sin antes
dispararnos dardos envenenados con la mirada.
Esa noche Eilen
durmió conmigo en la cama, como en los viejos tiempos, hacia mucho
que no volvía a sentirme como en casa, esa noche de sueño juntas
fue como una inyección de vida para ambas.
Mientras Eilen
se duchaba yo decidí hablar con Keiran de lo que había pasado la
noche anterior y le llame en voz alta. En cuestión de segundos
estaba en mi dormitorio con sus pantalones negros del pijama y sin
camiseta. Acababa de levantarse.
- Anoche estuvo la cosa muy interesante – me dijo mientras se alborotaba el pelo y se estiraba mostrándome todos sus músculos y sus tatuajes.
- Si, pero me temo que habrá represalias de Balarth – le dije, no sabía si para que me lo confirmara o para que me tranquilizara diciéndome que no.
- Si, eso tenlo claro, cuando pueda va intentar matarte a ti ya que a Eilen no puede – no, mi demonio no tenia nada de tacto, y aunque me jodiera reconocerlo, lo prefería así, brutalmente sincero.
- Espero que tú me mantengas viva – no quería ordenarselo, pero él era el primer interesado en que yo no muriera antes de que se cayera su brazalete.
- No te preocupes mojigata, ya te he dicho que el único que va a matarte soy yo, nadie me va a quitar esa satisfacción – estaba muy loca, porque sus palabras en vez de asustarme me tranquilizaron. Eilen salió del baño y nos vio a los dos en medio del dormitorio, se puso roja al reparar en la falta de la camiseta de mi demonio, pero como siempre hacia, no pudo reprimir uno de sus típicos comentarios.
- Madre mía, te cambio el demonio – no pude evitar sonreír, mi amiga había vuelto. Keiran pareció de golpe un poco incomodo por el comentario y no pude reprimir una carcajada.
- Luego hablamos – le despedí. Él se evaporó en el aire y mi amiga y yo cruzamos miradas divertidas.
- ¿Es tan malo como Balarth? - me preguntó mientras se vestía.
- No, no es tan malo – dije mientras me daba cuenta de que podía haber sido peor.
El plan para el
día era muy sencillo, revisar otras mil veces la profecía para
demostrar ahora que ninguna de las dos parejas es la que aparece en
el escrito, pero era difícil, no había nada que pudiéramos hacer y
a la hora de la comida decidí contarle mi plan a Eilen. Este era
nuestro segundo día, y Mihail nos había dado solo tres, por lo que
de huir tendríamos que hacerlo al día siguiente por la mañana, que
es cuando menos gente deambula por el palacio.
La explique el
plan, y ella estuvo de acuerdo desde el primer momento, había que
huir o nos matarían a las dos. Una mujer lobo se acerco a la mesa
donde estábamos comiendo y nos dio a ambas unas invitaciones.
- Esta noche hay una fiesta de disfraces en el gran salón, Mihail quiere que vengáis – nos dijo con mala cara.
- Allí estaremos – la dije con una falsa sonrisa.
- Estupendo – nada más decir aquello se dio la vuelta y se marcho por donde había venido.
- ¿Vamos a ir a la fiesta? - preguntó Eilen sorprendida.
- Si, tenemos que ganarnos la confianza de ellos y lo más importante, tenemos que poder pasear por el palacio sin ser reconocidas, así podremos ver que salidas podemos utilizar.
- Buena idea – reconoció mi mejor amiga - ¿Qué nos vamos a poner?
- Recuerdo que tú y Ryan solíais hacer magia con la ropa, por lo que imagino que algún truquito podremos realizar para fabricarnos un disfraz.
- Si no he perdido practica, podre hacer lo que quieras, ¿De que te vas a disfrazar?
- Pues de algo que levante alguna que otra apoya.
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