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domingo, 28 de septiembre de 2014

Ragnarok 42


Os había tenido este fin de semana bastante abandonados, pero me ha dado por intentar hacerme un vestido y eso ha ocupado todo mi tiempo, pero ya estoy aquí y para compensaros publico estos tres capítulos.

Queda poco para el final de la primera parte de Ragnarok, la segunda parte comenzaré a subirla a partir del día 8 de octubre.

A seguir disfrutando!!

La pulsera de la libertad”


A la mañana siguiente desperté abrazada a mi demonio bajo las mantas y sabanas blancas de la cama. El sol se alzaba alto por lo que supuse que seria cerca de las doce de la mañana del día veinticinco de noviembre. Jamas iba a olvidar aquella fecha y mucho menos aquella noche.
Keiran comenzó a besarme tiernamente la frente y yo alcé los ojos para mirarle. ¿Cómo no me había dado cuenta desde el primer día de que era perfecto? Sus rasgos, sus ojos su pelo moreno siempre despeinado y su sonrisa, esa que me calentaba todo el cuerpo y hacia que desease que me besara hasta que se nos desgastaran los labios.
  • Tenemos que ir a comer – me dijo cuando empecé a acariciar su pecho.
  • Muy bien, pero cuando terminemos, volvemos aquí, ¿de acuerdo? - le dije mientras me incorporaba en la cama.
Los dos nos levantamos y nos vestimos rápidamente ya que el calor de la chimenea no caldeaba demasiado esa estancia de la casa.
Cuando me di la vuelta después de ponerme los vaqueros lo vi, vi sus dos muñecas y me quedé paralizada.
No había ninguna pulsera de oro.
  • La pulsera, el brazalete... no está – dije prácticamente chillando. Keiran se agazapó a la defensiva.
Yo no perdí el tiempo y alcé las manos con dos bolas de energía plateadas, el me había enseñado a estar siempre alerta. Keiran se movió a gran velocidad por la habitación para tener mejor angulo de ataque y no me lo pensé, lance las dos bolas. El demonio las rechazó con la misma facilidad con la que un portero rechaza una pelota, no hicieron mella en él.
No me di cuenta de que las lagrimas estaban empapando mis ojos hasta que mi visión se volvió borrosa y le sentí cerca de mi, comencé a luchar cuerpo a cuerpo contra él, pero detenía todos y cada uno de mis golpes.
Me di cuenta de que Keiran no estaba devolviendo ni un solo golpe, solo detenía mis ataques y súbitamente paré de golpearlo y enfrenté su mirada.
  • ¿Por qué no me matas? - le dije entre lagrimas y sollozos.
  • Porque te amo – sus palabras resonaron en mi cabeza dejándome fuera de juego – es tu decisión ahora, si quieres matarme hazlo, no te lo voy a impedir, solo te voy a rogar que sea rápido.
  • ¿Qué? ¿No vas a luchar? - pregunté incrédula. Él no contestó se separó de mi y se puso a cinco metros con las manos en alto– ¿vas a sacrificarte? ¿Así, sin mas? - después de decir esas palabras la profecía vino volando a mi cabeza. Un sacrificio, una decisión con el corazón. sabía lo que tenia que hacer y no lo dudé ni un momento.

Me lancé a gran velocidad contra Keiran y le tiré al suelo, me quedé sentada a horcajadas sobre él y no hizo nada para detenerme, seguía teniendo las manos levantadas y seguía mirándome fijamente a los ojos. Me incliné y le besé con ferocidad.
  • Yo también te amo – reconocí todavía con lagrimas en los ojos. Keiran se levanto rápidamente conmigo encima y me lanzó fuertemente sobre la cama, después se puso sobre mi y comenzamos otra vez a saciar nuestro hambre mutuo.
Hicimos el amor con el mismo ansia que la noche anterior. Sentirle dentro de mi era como una droga, no me cansaba y siempre quería más y mas, probamos posturas inimaginables y no había ninguna que no me gustara hacer con él. Sus besos eran estremecedores, jamas me habían besado así, jamas me había sentido tan bien en los brazos de un hombre, era suya, no cabía ninguna duda, siempre había sido suya y siempre seré suya.
  • ¿Cuándo se cayó la pulsera? - pregunté después de pasar un buen rato haciendo el amor.
  • Cuando Mihail te saco el veneno – me sorprendió mucho esa respuesta, había estado ocultandomelo mucho tiempo, ¿Por qué? - no quería perderte, no sabía por qué, pero no quería luchar contra ti, no quería ganarte y no deseaba vencer – contestó como si me hubiera leído la mente.
  • Vaya... no sé que decir, yo te he atacado primero, me siento como una estúpida – dije avergonzada mientras hundía mi cara en su hombro desnudo.
  • Yo hubiese hecho lo mismo que tu, yo te lo enseñé. Nunca bajes la guardia y no confíes en nadie – dijo con una sonora carcajada.
  • Pues entonces es culpa tuya que yo reaccionará así – le dije divertida – ese era el sacrificio, esa era la decisión que teníamos que tomar con el corazón – le reconocí. Inmediatamente se puso tenso - ¿Qué pasa?
  • Eso solo ocurría cuando la brecha se abría – dijo pensativo – vamos a llamar con el teléfono móvil a alguien que nos pueda decir que está pasando.

Nos vestimos y nos fuimos corriendo hacia el hall donde estaba nuestro único medio de comunicarnos con el mundo exterior. Mientras yo cogía el teléfono Keiran fue hacia la puerta que para nuestra sorpresa, se abrió sin ningún esfuerzo. Llamé al numero de mi madre y de mi padre, pero nadie contestó. Llamé a Ian y después de sonar siete tonos, contestó al teléfono con voz cansada.
  • Soy Aislyn, que ha pasado – pregunté sin ni siquiera saludad.
  • ¿Qué habéis hecho vosotros? - preguntó mi hermano, haciendo que me sonrojara.
  • Nada, dime ¿Qué ha pasado? - volví a insistir.
  • La brecha se abrió anoche, los primeros nox que han salido del submundo han ido a por el Coven y a por las filas de Mihail y Val, quedamos muy pocos Aislyn y tenemos que mantenernos separados para que no nos localicen. Tener cuidado, se supone que vosotros no debéis morir antes de que los humanos os encuentren y os ayuden a cerrar la brecha, te dejo tenemos varios heridos y tengo que ayudar a curarlos. Te quiero – y con eso ultimo colgó. Mi hermano siempre había sido parco en palabras.
  • Se ha abierto y tengo una ligera idea del por qué – dije volviendo a sonrojarme, Keiran me entendió a la primera y me lanzó una de esas sonrisas que tanto me encendían.
  • Es normal, se supone que lo nuestro, que nuestro amor está prohibido, pero me da igual, no te voy a dejar escapar nunca – esa declaración fue como música para mis oídos.
  • Yo a ti tampoco, Nephelim – contesté guiñándole un ojo.
  • Creo que deberíamos ir a ver a los Freys, que nos cuenten que saben y contarle nosotros lo que sabemos y por el momento podremos utilizar esta cabaña como casa permanente, ¿Qué te parece? - nuestra casa, esa seria nuestra casa... sonaba tan bien y tan real que me emocioné y me lancé a su cuello besando le como respuesta – eso creo que es un si, ¿verdad? - dijo riéndose y cerrando la puerta.
  • Si. Voy a preparar algo de comer y mientras, pensamos que les vamos a decir a los humanos.


2 comentarios:

  1. Lo ameeeeeee .......Creo que morí y resucite en el mismo momento
    ALBA gracias esta aquí triste en mi casa y me alegras el día <3

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  2. Gracias a ti por comentar, vuestros comentarios son mi alimento!!

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