“
El
Pueblo”
Idris
El
pueblo, como lo había llamado el chico, me resulto de
lo más pintoresco, estaba segura que si hubiéramos
pasado por su lado no lo habríamos visto, el bosque
tan denso, las pequeñas cabañas construidas sobre el
suelo y los árboles estaban tan bien camufladas que
hubiéramos sido capaces de pasar por su lado y no
haberlas visto, pasaban completamente desapercibidas,
al parecer, según nos explico mientras nos dirigíamos
hacia allí, también habían hecho una pequeña
construcción bajo el suelo.
Era
como estar en el siglo XI pero con avances típicos
del XXI.
Antes
de llegar a la primera cabaña un niño salió
corriendo hacia nosotros, varias mujeres salieron
detrás suya alarmadas, al parecer no exageraba al
pensar que los niños eran el tesoro más preciado que
tenían.
No
había nadie más a la vista, aunque Erik todavía
estaba en tensión y vigilaba mucho las copas de los
árboles, un ligero movimiento en una de ellas capto
mi atención y miré de reojo, había gente sobre los
ellos y algunos nos apuntaban con armas y flechas.
Sois
bienvenidos a quedaros con nosotros el tiempo que
necesitéis, pero no de manera indefinida, somos
muchos, y cuantos más humanos seamos más fáciles
somos de localizar por los nox –nos dijo el chico -
yo soy Elías, y esta noche haremos una pequeña
fiesta de bienvenida donde conoceréis a los otros
ocho miembros del clan.
Gracias
por la hospitalidad, nosotros somos Erik, Idris y
Chistian – dijo mi némesis sin dejarnos hablar a
ninguno de nosotros, aunque la verdad era que no
tenia nada que añadir a lo que había dicho, solo
estaba pensando que si consideraban a ocho personas,
muchas, que hubiera pensado esta gente de Nueva York
o Pekín.
Pronto
anochecerá, venir, os enseñaré donde dormiréis el
tiempo que estáis aquí – dijo mientras nos
instaba a acompañarle hacia una especie de agujero
en el suelo – esto normalmente está tapado, aquí
es donde dormimos y pasamos la mayor parte del tiempo
– comenzamos a bajar por unas escaleras muy
rudimentarias y escurridizas y Elias encendió una
especie de ¿linterna?, era un palo muy parecido a un
tubo fluorescente de los que tenia la cocina de mi
apartamento.
Decir
que habían hecho una pequeña construcción bajo el
suelo era quedarse muy cortos, después de bajar todas
las escaleras, nos encontramos con un gran salón con
sillones y mesas, al rededor del salón salían varios
pasadizos, ese sitio era algo así como una sala
común.
Nos
metimos por uno de los pasadizos y mi sorpresa fue en
aumento, había puertas a los laterales, pocas, en ese
pasillo solo había cuatro, pero era igualmente
sorprendente y no pude evitar que se me escapara una
exclamación.
Vaya,
perdona, pero es que esto es sorprendente, jamas
había visto algo así – le dije cuando nos
quedamos parados. Su pecho se hinchó con orgullo y
satisfacción.
Imagino
que sois de la ciudad, la vida aquí en el campo
tiene que ser bajo tierra ya que es donde más
seguros estamos – explico mientras abrió la puerta
numero 2 –está es su habitación señorita Idris –
el chico que no tendría más de veinticuatro años
seguía tratándome de usted y yo hice lo propio con
él.
Gracias,
es muy amable – pero antes de que pudiera entrar en
mi nuevo cuarto, Chistian me sujetó del brazo.
No,
los tres dormiremos en el mismo dormitorio – dijo
sin soltarme. Luego me percate de que Erik no había
bajado la guardia todavía e hice caso de mis dos
compañeros. Siempre había sido una persona confiada
y seguramente eso me traería problemas en el futuro,
pero no lo podía evitar.
Tiene
razón – dije sorprendiendo más a Chistian que a
Elias. Esperaba que fuera la última vez que le tenia
que dar la razón a ese engreído.
Les
esperamos en el salón para la fiesta de bienvenida,
pónganse cómodos y alguna ropa más apropiada –
nos dijo Elias antes de marcharse. Era un tipo
simpático aunque mis padres siempre me había dicho
que desconfiara de los pelirrojos, pero yo no sabía
desconfiar de nadie, para mi todo el mundo era bueno
hasta que demostrara lo contrario, el problema de eso
era que cuando me daba cuenta era demasiado tarde y
el batacazo era peor.
- Tenemos
que esconder bien las armas – dijo Erik nada más
se marchó Elias.
¿Dónde?
- preguntó Chistian observando la pequeña
habitación de dos camas. No había ni un misero
armario.
No
hay sitio para esconderlas – les dije.
Ya
lo vemos – me dijeron los dos al unisono.
Me
quedo en la habitación, ir lo dos a la fiesta, decir
que no me encontraba bien, que estaba muy cansado del
viaje – dijo Erik.
Esta
bien, quedate aquí y cuida nuestras pertenencias,
coletas y yo iremos a esa estúpida fiesta, mantente
alerta por que creo que aquí hay gato encerrado –
aclaró Chistian sin contar conmigo para nada. Iba a
protestar, pero Erik me lanzó una mirada critica.
Ni
lo sueñes Idris, te vas con él, no puedes
mantenerte siempre a mi lado, tienes que volar sola –
esas palabras me dolieron, me recordaron a una
conversación que habíamos tenido hace mucho tiempo
donde Erik me recriminaba que estar siempre con él
hacia que mi vida social fuera nula, que no tenia
amigos, ni había tenido novios por culpa de ese
caparazón que me había creado la seguridad de
tenerle siempre cerca, me amenazó que si eso no
cambiaba se apartaría de mi un tiempo y me quitaría
todos mis libros donde según el también me
encerraba y escondía de la realidad. No rechisté su
orden.
Esta
bien – acepté mientras alguien llamaba suavemente
a la puerta. Me fui derecha a ella y la abrí sin más
dilación, observe a mis dos compañeros ponerse
tensos. Lo había vuelto a hacer. Había vuelto a ser
confiada y poco recelosa, gracias a dios no pasó
nada. Una joven de mi edad estaba frente a la puerta
con un montón de ropa en los brazos.
Hemos
imaginado que no tendríais ropa para poneros, aquí
tenéis algunas prendas, creo que serán de vuestra
talla – dijo la chica con una preciosa voz.
Muchas
gracias - contestó Chistian guiñandola un ojo a la
chica que inmediatamente se puso colorada.
Mi
vestido para la fiesta era de lo más extraño, lo único que me
gustaba era el color, era verde muy corto y con solo un tirante, el
otro hombro iba al descubierto y toda la tela del vestido se pegaba
como un guante a mis voluminosas curvas. No era una chica delgada,más
bien rellenita, pero yo me adoraba, mis curvas eran de lo más
sensuales y aunque a mi no me gustaba demasiado mostrarlas porque era
demasiado pudorosa, tenia que reconocer que el vestido me sentaba muy
bien.
Me
solté el pelo que le llevaba sujeto con una colteta alta y dejé
caer mis rizos sobre los hombros, mordí mis carnosos labios un poco
para darles algo de color y una vez lista bajo la divertida mirada de
Erik, di permiso a Chistian para que se diera la vuelta.
Llegamos
en un minuto al salón donde había ocho personas adultas y un niño,
me resultó de lo más extraño, todos estaban tensos, antes de que
nos acercáramos mucho un hombre hizo algo de lo más anómalo. Cogió
un cuchillo y cortó la yema de su dedo mientras todos nos observaban
con atención. Me di cuenta en ese momento lo que trataban de hacer.
No
somos nox – les dije mientras me acercaba a la mesa central que
estaba llena de comida. Elias me sonrió divertido.
Disculpen
a Santos, es muy desconfiado – nos dijo animando a Chistian para
que se acercará a comer.
No
hablamos mucho, todos nos dedicamos a comer y beber, el ponche era
extraordinario, jamas había probado algo igual y la comida, aunque
presentada de manera muy rudimentaria, estaba muy rica. Había solo
tres mujeres, una que se parecía mucho a Alice de Resident Evil y
las otras dos, menos peligrosas, que habíamos visto antes junto al
niño. Las dos mujeres se acercaron a conversar un poco conmigo, pero
la verdad es que yo no era demasiado sociable, por lo que a los pocos
minutos se cansaron de mis monosílabos y se fueron a sentar a un
sofá. Christian estaba interactuando mucho más que yo, que solo me
dedicaba a beber ponche, un error por mi parte porque cuando quise
darme cuenta estaba borracha.
No
crees que ya has bebido bastante – me preguntó Chistian mientras
se acercaba a mi que estaba apoyada contra la pared de la cueva.
Si,
creo que me he pasado un poco – reconocí por mucho que me
molestara - ¿Han preguntado por Erik?
Si,
ya les he explicado, han sido muy amables y al parecer una de las
mujeres le ha llevado algo de comida.
Perfecto
– dije con voz de borracha. Me había pasado demasiado.
El
resto no sé si ocurrió muy deprisa o me dio esa impresión debido
al alcoholizado estado en el que estaba. Dos hombres vestidos de
negro entraron a una velocidad increíble dentro de la cueva, dando
mamporros a diestro y siniestro, nos reunieron a todos en el centro
del salón y pude ver aunque borroso, el color verde brillante de sus
ojos. Eran Nox, y eran al menos tres. Estábamos muertos.
¿Dónde
esta? - gritó un de los demonios mientras levantaba por la pechera
a Elias.
No
os lo vamos a decir – contestó este con mucho más valor del que
tendría yo en su lugar.
Te
lo vamos a sacar por la buenas o por las malas – amenazó otro de
los demonios que nos rodeaban. No sé por qué pero mi enorme bocaza
se abrió y soltó algo de lo más inesperado para todos.
Iros
a la mierda, os voy a matar a todos – incluso la Resident evil no
pudo reprimir un gemido de angustia. Chistian me miró con una ira
que jamas había visto en sus ojos, pero me daba igual, no iba a
retractarme.
¿Qué
has dicho insignificante humana? - me preguntó uno de los Nox
mientras se acercaba a mi.
Lo
que has oído – dije con voz alcohólica, Después todo fue una
locura.
Cuando
el Nox intento tocarme el brazo, mis poderes o mis instintos
reaccionaron aclarando mi mente y dejándome concentrada en el
combate. No tenia ni idea de lo que estaba haciendo, pero me revolví
tan rápido que desconcerté a demonio el tiempo suficiente para
trepar hábilmente como un mono hasta sus hombros y con una fuerza
imposible le arranqué la cabeza del tronco. Todo el mundo se quedo
paralizado, Elias cayó al suelo cuando el demonio que lo tenia
cogido soltó su agarré para enfrentarme.
¿Qué
eres? - preguntó más divertido que asustado.
Tu
peor pesadilla – gritó Erik desde el pasillo mientras le volaba
la cabeza al otro Nox que estaba acorralándonos.
Somos
muchos contra uno – vale, no sabía contar, pero estaba nerviosa.
No
podéis cogerme – dijo intentando recurrir a su super velocidad
para salir de la cueva. No funcionó, Chistian le atrapó usando el
mismo truco y lo lanzó al suelo donde Erik muy hábil le voló los
sesos con la magnun.
¿Quien
demonios sois vosotros? - preguntó Elias.
Pues
la verdad... ni siquiera nosotros lo sabemos – le dije
sinceramente, ganándome una mirada recriminatoria de mis
compañeros. ¿Qué pasaba? Era la puta verdad.
Es
increíblemente rara, antisocial, pero a la vez confiada, no tiene
sentido común – le dijo Chistian a mi mejor amigo, que para mi
desgracia asintió con la cabeza. Traidor.
Debí
de quedarme dormida mientras discutían, por que cuando me desperté,
estaba en una mullida cama con Erik roncando a mi lado.