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domingo, 30 de noviembre de 2014

Ragnarok 93




Enfermo”

Idris

Había pasado ya un mes desde que nos instalamos en nuestra nueva comuna a la que llamamos de nuevo la colmena y aquello era ahora un gran hervidero de gente, Xander había viajado con Erik a Europa y Asia para traer a más humanos a la batalla, la mayoría de los que se escondían en es nuestra zona ya habían llegado a nosotros y eran muchos los que querían emprender esta nueva cruzada, Latino américa y Oceanía estaban completamente desoladas, habían acabado con todo y no quedaba ningún superviviente.
Lee Park un surcoreano de lo más amable había accedido a enseñarnos taekwoondo a todos los interesados, yo era su discípula aventajada, podía copiar todos los movimientos de un solo vistazo, todo gracias a un practico hechizo del libro de Aislyn me ayudaba bastante a que mi cabeza y mis músculos lo memorizaran todo rápido. Mi anterior descordinación se había convertido gracias a la magia en algo del pasado.
El nox por otra parte me enseñaba a luchar contra sus bolas de fuego y demás capacidades demoníacas.
Xander estaba realmente agotado esas últimas semanas y prácticamente no había podido hablar con él, todas las noches cuando regresaba a casa ya estaba encerrado en su dormitorio, pero ese día no me iba a volver a dar esquinazo.



  • Xander ¿Qué te ocurre? – le pregunté preocupada.
  • No sé si lo que estoy haciendo está bien – dijo de sopetón dejándome completamente boquiabierta.
  • ¿El qué? ¿Estár trabajando en nuestro bando? ¿estár a mi lado? – le pregunté un tanto molesta.
  • No… si, bueno no sé, es extraño luchar por algo que realmente no importa… yo soy como ellos ¿Qué voy a sacar yo con esta batalla? Gane quien gane seguiré sin encajar…. No creo que sea buena idea que permanezca a vuestro lado – los pelos se me pusieron de punta y el corazón me bombeó a mil por hora, ¿Qué demonios me pasaba? Tenia miedo, miedo de perderle me dije a mí misma mirándole atentamente. Su pelo negro corto de forma desigual pero sexy, sus preciosos ojos marrón verdoso y ese rostro tan ambiguo en cuanto a su edad… parecía tener como mucho treinta años, pero sus ojos no engañaban, sus más de mil años estaban reflejados en ellos. Era muy parecido a como se veía Keiran… pero Xander no era Keiran, él era un nox, un asesino que al fin y al cabo estaba metido en nuestra revuelta porque odiaba que Chistian le hubiera quitado el poder mas de lo que odiaba estar en el bando de la luz. Una idea descabellada traspasó mi mente.
  • ¿Cómo te estas alimentando? – pregunté haciendo que curvara sus labios en una media sonrisa un tanto macarra.
  • Hay algunas mujeres aquí a las que les gusta que les chupe…la sangre ¿estas ofreciéndote? – dijo sin más y antes de que pusiera el grito en el cielo por semejante despropósito él explico – llegue a un acuerdo con ellas dos, no tomo más de lo que necesito y están dispuestas a hacerlo, no es doloroso, todo lo contrario las endorfinas que libera mi mordida son más parecidas a un orgasmo de lo que te imaginas.
No supe que decir, de pronto y sin enfrentar mis ojos se levantó del sofá verde del salón y se metió en su cuarto. Algo extraño recorría mis entrañas, era un maldito sentimiento que no quería reconocerme a mí misma… eran celos, y era un ataque de celos mucho más fuerte de lo imaginable. Muy a duras penas pude controlarme, últimamente desde que me habían salido esos puntos negros sobre la ceja mis ataques de ira, celos o rabia eran casi incontenibles, cada vez me era más complicado disimularlos y no arrancarle la cabeza a nadie cuando los padecía se había convertido en un trabajo muy complicado. Mi paciencia era cada vez peor.
No me di por vencida y entré de sopetón en su cuarto. Xander estaba sin la camiseta y arrodillado contra la cama, un sudor frió recorría su, dicho sea de paso, increíble torso.
  • ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? – dije lanzándome contra él y ayudándolo a tumbarse sobre la cama. Aparte su pelo del rostro y le toque la frente. Estaba ardiendo – ¿esta fiebre es normal en los de tu clase? –pregunté asustada.
  • No, nunca nos enfermamos – dijo haciendo que entrara en pánico.
  • ¡Keiran! – grité al viento como me había dicho que hiciera si lo necesitaba, en poco más de seis segundos estaba parado a mi lado mirando a Xander con asombro.
  • ¿Qué le pasa? – me preguntó.
  • Pues no lo sé –le dije cruzándome de brazos y torciendo el morro - ¿por qué crees que te he llamado? – pregunté molesta dejándolo un tanto desconcertado.
  • Es la salvaguarda – afirmó el Nephelim – le está matando, tienes que excluirle, tienes que realizar un encantamiento que le permita estar aquí pero sin la protección.
  • Háblame en cristiano – insistí.
  • Tienes que hacer un conjuro para que él pase a través de la salvaguarda como una gota de aceite en el agua, que le rodee y no le proteja que le excluya del lado bueno que es la protección y del malo ya que esta barrera está puesta para sacar y evitar que el mal entre, y él también es uno de ellos, la barrera lo está matando.
  • ¡Dime como hacerlo, rápido! – grité sorprendiéndoles a todos.
  • No deberías hacer más magia… te está consumiendo –me dijo Keiran mientras miraba mi aura - ¿estas más irascible y te cuesta más controlar tus impulsos?
  • Teniendo en cuenta que siempre he sido una mujer calmada, educada y con mucha paciencia… si estoy muy muy irascible, pero estoy bien , me siento bien – les dije sin inmutarme.
  • No lo hagas – dijo Xander agarrando mi muñeca.
  • Tengo que hacerlo, te está matando – dije con decisión. Keiran escribió el hechizo en un papel y como el resto de conjuros que había realizado hasta ahora no necesité leerlo en voz alta, una vez me concentré en él pude visualizar de nuevo la salvaguarda y a Xander siendo excluido de su protección. Una vez sucedió todo vi como Xander se relajaba sobre la cama y se quedaba dormido.
  • Muchas gracias Keiran – dije sintiendo como una marca más era añadida a las otra tres.
  • No vuelvas a hacer magia o al final te vamos a perder… - Keiran iba a decir la frase “antes de tiempo” pero se contuvo –Tu aura está llenándose con oscuridad – dijo y después se fijo en mi cuerpo - ¿estas entrenando? Estas muy magullada – dijo lanzándome una mirada enfadada – ya no es como antes cuando … - le tape la boca y le saque de la habitación.
  • Xander no lo sabe – le dije nerviosa cuando por fin le arrastré hacia el salón - no quiero que se entere nadie.
  • Debes decírselo o puede hacerte daño en los entrenamientos –me regañó el que al parecer se creía mi padre.
  • Se cuidarme sola, no puede dañarme porque tengo la otra barrera – la de la virginidad me dije a mí misma, no quería decirlo en voz alta, sin embargo Keiran comprendió y comenzó a sentirse un tanto incomodo con el tema.
  • Si él no quiere hacerte daño esa barrera no funciona por lo que ten cuidado, una bola de fuego dirigida a ti rebotaría en el escudo, una bola dirigida a un árbol que rebota y se dirige a ti te podrá dar de lleno. Ten mucho cuidado – me advirtió dejándome estupefacta. Keiran tenia razón, tenia que tener mucho más cuidado.
  • ¿Cómo está Aislyn y el niño? – pregunté para cambiar el tema.
  • Bien, están bien, pero Aislyn sigue muy deprimida por lo que hiciste y no hace más que buscar algún medio para poder hacerte inmortal de nuevo, la verdad que los dos estamos preocupados, son solo diez meses lo que te quedan de vida y se nos acaba el tiempo, no encontramos nada valioso… está siendo desesperante – reconoció pasándose la mano por el pelo y cogiéndome por el hombro.
  • Olvidaros de eso, yo lo hice porque quería, ademas estaba en mi destino, yo estoy desequilibrando todo, es lógico que deba morir, pero antes de hacerlo tengo que conseguir una victoria sobre Chistian y llegar a un acuerdo con él para que deje vivir a los humanos en paz, necesitamos crear ese equilibrio de que nos hablo Gaia o si no ella nos va a destruir a todos. Los poderes nos están dado esta última oportunidad para restaurar el cosmos y no podemos fallar, no nos lo podemos permitir – le dije nerviosa apartándome más de la puerta del dormitorio de Xander. No quería que él supiera nada sobre mi inmortalidad y posterior muerte.
  • Sé que tienes razón, por alguna extraña conexión entre la madre de Aislyn y tú hay alguna especie de vinculo o conexión, ella también siente este tipo de cosas, por lo que si tú dices que es así te creo, pero por favor los meses que te quedan de vida no los tires a la basura, disfrutalos – dijo Keiran dejándome completamente perpleja. Su rostro era sombrío y pude ver una sombra de culpabilidad en el. Lo ultimo que quería es que esas dos personas a las que había comenzado a amar como a mi propia familia sufrieran culpándose de mi muerte.
  • No me lo pongáis difícil, no es vuestra culpa lo que me está pasando y descuida, disfrutaré el tiempo que me queda, pero mejor estaré si se que dejo aquí las cosas bien arregladas y a la gente feliz antes de morir. Aseguraros ambos de veros felices a mi alrededor, por favor – le rogué dándole una abrazo que fuertemente correspondió.






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