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viernes, 26 de diciembre de 2014

Ragnarok 106


La triada”

Idris

De todas las personas en el mundo que hubiera querido ver, el rostro de esa mujer no era uno de ellos. Gaia estaba frente a mi con una preciosa capa falta de color, y digo falta de color porque era blanca y de todos los colores... algo extraño.

  • ¿Qué hago aquí? - pregunté nerviosa poniéndome de pie.
  • Estas aquí hija mía para recibir un encargo – me dijo sin más mientras se acercaba.
  • ¿No tienes bastante con arrebatarme todo? – le reproché furiosa. Gaia me miró con recelo.
  • El libre albedrío... nunca estáis conformes – musitó contrariada – de todas formas escucha lo que vengo a decirte, si no fuera importante y beneficioso para ti no me habría molestado en pedírtelo – y un cuerno, me lo hubiese pedido igualmente, me dije a mí misma.
  • Habla entonces y luego decidiré si te ayudo – insté mientras cruzaba mis brazos, dándome cuenta en ese momento de que ya no llevaba el anorak. Un vestido gris cubría mi cuerpo dejando mis brazos al descubierto. Mi pelo estaba suelto hasta la cintura y con unos rizos muy bien peinados. Debería preguntarle si podía llevarme ese look a donde quiera que fuera ahora.
  • No estas muerta – bramó ella casi leyéndome el pensamiento – he traído tu alma aquí para poder hablar contigo. Te ofrezco inmortalidad – la interrumpí divertida.
  • ¿Qué es esto? ¿La semana de la inmortalidad gratis? - me reí con ironía. Ella prosiguió como si yo no hubiera dicho nada.
  • Tu y tú consorte seréis los encargados de proteger el equilibrio entre los dos bandos, seréis el punto intermedio, cercanos a la oscuridad y cercanos a la luz. ¿Mi qué? Me pregunté a mí misma.
  • Tu consorte, el demonio nox que ha compartido tu sangre – dijo ella dándome ahora si la certeza de que podía leer mi mente.
  • Ok, lo entiendo, pero mañana tengo una batalla contra el mal... por lo que si pudiéramos ir al grano... - puntualicé insistentemente.
  • Fuiste muy fuerte al rechazar a Nergal – asumí que ese tal Nergal era el demonio que había matado a Chistian y que me había propuesto su restauración – A ese joven no se le podía restaurar, su alma ya viajo lejos aunque sus recuerdos y demás cosas sigan en esa criatura, él ya no posee alma, y cuando un demonio no posee esa parte tan importante se convierte en una gran amenaza. El punto o el grano como dices tú es muy simple. Debes ganar la batalla diezmar sus fuerzas lo máximo posible y de esa manera podrás aceptar y proclamar tu cargo como Oracle. Serás el tercer bando y tú misma tendrás que equilibrar tu parte de la triada, pues no debes simpatizar más con un lado que con otro ni tu consorte tampoco – en otras palabras debía dejar de lado a Keiran, Aislyn y Gregory... pensé tragando con fuerza un enorme nudo que se había formado en mi garganta.
  • Eso es más o menos cierto, debes protegerlos a todos de todos, debes mantener el equilibrio del cosmos, si no, esto volverá a suceder de nuevo y esta vez no habrá vuelta atrás.
  • De acuerdo, pero si gano quiero algo más a cambio – negocié.
  • ¿Qué quieres? - preguntó intrigada.
  • Te lo diré cuando gane, ¿trato hecho? - dije extendiendo mi mano hacia ella.
  • No puedo traer a nadie de la muerte, ni volver el tiempo atrás... hay cosas que no puedo hacer – confesó antes de estrechar mi mano.
  • Tranquila, esto es algo que si podrás hacer – insistí. Ella no lo dudo más y estrechó mi mano.

De repente me volví a encontrar frente al fuego, en los brazos de Xander, Erik estaba narrando la misma frase que cuando me había marchado... ahora si que si, la batalla de mañana hay que ganarla como sea.
Rápidamente dieron las diez de la noche, todos cenamos en las barbacoas, con risas y bromas, pero a las doce de la noche comencé a mandar a todo el mundo a dormir.
Nadie rebatió excepto los chiquillos que parecían no tener sueño.
Sus padres y demás adultos recogieron y apagaron las hogueras y nos recogimos todos hacia nuestras casas.
No sabía si debía contarle a Xander sobre lo que me había dicho la diosa o los poderes, como demonios se llamara.
Si él sabía que yo podría obtener la inmortalidad si ganábamos él daría todo lo posible por hacerlo e intentaría protegerme de Chistian exponiendo su propia integridad. No podía permitirme que hiciera eso, pues no quería esa inmortalidad si no era a su lado.

Decidí mantenerlo en la ignorancia, era mucho mejor que no lo supiera, si ganábamos seria una sorpresa para él, y si perdíamos no seria una decepción ni hundiría sus esperanzas... no podía ponerle la miel en la boca cuando ya casi tenia asumida mi muerte y que luego perdiéramos la batalla... no quería destrozarlo mas.

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