“Celos”
Idris
Me costó más de media hora convencer
a todos los humanos y a Xander de que Chistian era inofensivo que
había vuelto a ser él por unas horas, y les mentí a todos... les
hice creer que fue la diosa madre quien me había hecho semejante
regalo porque mi muerte estaba próxima.
Solicité a todo el mundo, incluido un
Xander que no parecía creerse demasiado la historia de la diosa, que
no hablara con él de lo que era actualmente pues había perdido la
memoria y solo recordaba hasta cuando había cerrado la grieta
conmigo.
Chistian actuó desde el primer momento
con posesividad hacia mí, algo que no le impedí, lo que nos costó
tremebundas miradas del nox.
Sabía que todo aquello era una farsa
una locura, que jamas podría perdonarme condenar a una muerte segura
a esa gente que me apoyaba mientras yo me fugaba con Chistian... era
una locura, pero realmente quería salvarlo de ese destino, no quería
que siguiera siendo un monstruo, quería alejarle de todo aquello que
él no había elegido. No había que olvidad que su destino le había
sido impuesto, que se le había privado de su elección.
Erik y Mary me miraban con cautela,
tampoco parecían creerse la historia que había contado. Todos
parecían sentir que la oscuridad crecía poco a poco dentro de mis
entrañas... se podía degustar mi carácter irritado y un tanto
agresivo de los últimos meses.
Chistian estaba encantado, le conté
que íbamos a la guerra contra un malvado demonio, el quiso unirse a
nuestras filas, le agradecí el gesto y le dije que cuando regresara
de estar unos días con el demonio seria mi segundo al mando, pero
Chistian tampoco era un tonto y pronto descubrió que algo iba mal,
preguntó sobre las marcas de mi rostro y yo le expliqué lo que me
había sucedido.
Estábamos ambos sentados en el sofá
justo donde esa misma mañana Xander y yo habíamos vuelvo a
besarnos.
- Idris... no soy imbécil, algo extraño pasa conmigo – dijo él nervioso.
- No pasa nada, solo que al perder la memoria pues estas un poco más susceptible, relajate y disfruta de estos momentos conmigo, tengamos una cita – le propuse en el mismo momento en el que el nox entraba en la casa y nos fulminaba con la mirada.
- ¿Por qué demonios entras en una casa que no es tuya sin llamar? - le regaño Chistian. El demonio divertido le sonrió con sarcasmo.
- Yo también vivo aquí – espetó dejando a Chistian completamente desconcertado - parece que no se lo has contado – dijo fijando su penetrante mirada sobre mi.
- ¿Contarme que? - preguntó él mirando del uno hacia el otro.
- Que el vive conmigo para mi mayor protección – dije rápidamente para salir al paso – hoy dormirás en mi dormitorio, yo me quedaré en el sofá – le dije mientras bostezaba. En un abrir y cerrar de ojos la tarde había pasado sobre nuestras cabezas sin apenas darnos cuenta.
- Podemos dormir juntos, tú ya eres mi chica – afirmó un Chistian que solo recordaba como ambos nos habíamos declarado nuestro amor en la grieta justo antes de que él se transformara. Xander gruñó molesto dejando desconcertado al muchacho.
- ¿Acaso vosotros...? - comenzó a preguntar, pero le corté en medio de la frase y le mandé corriendo hacia mi cama, antes de entrar cogió mi cuello y arrastro mi rostro hacia el suyo dándome un muy sensual beso que fue interrumpido por un portazo, proveniente seguro de la puerta de la habitación del demonio.
- Entra y duerme un poco – le dije empujándolo dentro de mi cuarto y cerrando la puerta tras él.
Me fui al sofá no sin antes servirme
un vaso de coñac con hielo, un coñac exquisito que tenia más de
ciento cincuenta años. Estaba claro que el alcohol no era la
preferencia de los expoliadores que había saqueado la casa.
Iba por mi cuarta copa cuando la puerta
de la habitación de Xander se abrió y salió de ella con tan solo
unos pantalones de pijama. Su torso desnudo volvió a encender llamas
en mi.
- ¿Qué haces que no estas retozando con tu amorcito en la cama? - preguntó con la voz tan cortante como el hielo.
- No tengo ganas de discutir... ahora mismo tengo la cabeza con demasiadas cosas – le dije notando como se me había subido la bebida. Mi lengua no pronunciaba las palabras con la claridad normal.
- ¿Qué te preocupa? - preguntó el demonio sentándose a mi lado y sirviéndose otra copa de coñac.
Sin darme cuenta, sin saber como ni por
qué le conté a Xander toda la verdad... todo lo que había sucedido
con el demonio, y su oferta.
Le expliqué a Xander la oferta que me
había hecho la criatura maligna que se había reunido conmigo esa
tarde.
El nox se puso nervioso, pude sentirlo,
tenia miedo de que aceptara la proposición del demonio, pues bien ya
eramos dos.
Todavía no lo tenia muy claro, pero
durante parte de la noche medio en vela medio charlando con Xander,
había llegado a una conclusión. Me di cuenta de que ya tenia la
respuesta del demonio cuando los primeros rayos del sol iluminaron el
salón.
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